Las decisiones de Imanol Alguacil sorprendieron mucho a la vez que acabaron decepcionando a la mayoría de la afición txuri-urdin. No solo al sector crítico más vehemente, que lleva tiempo sin pasarle una al oriotarra, que también, sino a gran parte del grupo que le suele defender.
En principio, llamó poderosamente la atención que dejara fuera a Brais Méndez. Es cierto que había doce jugadores con muchas posibilidades de ser titulares y uno de ellos tenía que quedarse fuera. El gallego ha sido padre en las últimas horas por primera vez, lo que quizá podía haberle condicionado, sobre todo en la cuestión de descanso. Pero también es verdad que, sin Mikel Merino y en un duelo tan importante, quizá era más fiable apostar por el gallego que por la pareja de recién llegados formada por Sucic y Sergio Gómez, como escuderos de Zubimendi. La fórmula no funcionó.
Imanol declaró que "no me ha gustado para nada el equipo en los primeros 25 minutos porque no hemos venido a jugar el derbi ni con balón ni sin balón". Lo curioso del caso es que no cambió nada ni hizo ninguna sustitución. Optó por llegar al descanso con el mismo plan inicial. Ya en la reanudación, siempre con el mismo guion, sus dos primeros cambios fueron sus dos extremos, en teoría, sus jugadores más desequilibrantes para pasar a jugar con un 4-4-2 con Becker, que tuvo una entrada nefasta al encuentro al torpedear varios ataques de su equipo por estar en fuera de juego, y Oyarzabal, que pasó una mala noche en el derbi al notar en el cogote en todo momento a Vivian, que no le dejó ni darse la vuelta. Las sustituciones llegaron en el minuto 60 y entraron Brais y el surinamés.
A falta de un cuarto de hora salió Aihen Muñoz en lugar de Javi López, que estaba con tarjeta y corría peligro al tener que intentar detener al potente Iñaki Williams con metros por delante. Pero, sin duda, el movimiento más incomprendido y que soliviantó a la mayoría de sus hinchas fue que a falta de seis minutos, con el 1-0 abajo en el marcador, Imanol sacó a Aritz Elustondo en lugar de Jon Mikel Aramburu, que sufrió más que de costumbre con Nico Williams. Y, para más inri, luego no agotó los cambios. Es decir, a la media hora hubiese cambiado a todos pero tardó una hora en mover ficha y cuando lo hizo fue para realizar un insuficiente y poco convincente cromo por cromo.
Lo que es más grave es que en los diez últimos minutos la Real ni se acercó a los dominios del meta rojiblanco cuando en el banquillo contaba con Sadiq Umar, el único 9 específico. O incluso con Magunazelaia, que venía de completar una gran actuación en el partido de Copa.
No, no fue la mejor jornada de Imanol, a quien no le suele sentar muy bien visitar San Mamés. Las cosas como son.