Salir a recorrer la naturaleza, hacer senderismo es una actividad muy placentera y cada vez más en auge para desconectar de las rutinas del día a día. Las hay de todo tipo y dificultad, por bosques y prados, ,por la costa y por la orilla de los ríos. Entre estas últimas se encuentra la que recorre 14 kilómetros de los 46 que tiene el rio Nansa, en Cantabria. Cascadas, bosques, pasarelas, puentes, alguna cueva y patrimonio industrial esperan a recorra este camino.
El río Nansa nace en el entorno de las peñas Labra y Sagra, recorriendo la comunidad hasta desembocar en el Cantábrico por la ría Tina Menor, en Pesués. El paisaje que atraviesa es espectacular, pero resulta especialmente llamativo su tramo final, entre las localidades de Cades y Muñorrodero. Esta parte es la que se conoce como la Senda Fluvial del Nansa.
En origen fue un camino que los pescadores de la zona fueron abriendo para poder acceder a las corrientes y pozas que formaba el río entre Muñorrodero y Camijanes. Poco a poco fueron construyendo pasarelas y peculiares puentes para llegar con facilidad hasta sus apostaderos favoritos en los que capturar truchas, algún salmón y otros peces. Estos pasos son los que ahora se acondicionaron hace unos años para que puedan ser recorridos por senderistas de todas las edades.
Con el tiempo, este recorrido se ha extendido desde Camijanes hasta la localidad de Cades. Este tramo, algo más agreste que el anterior, forma parte del Camino Lebaniego, el que lleva desde San Vicente de la Barquera hasta el monasterio de Santo Toribio de Liébana.
Los senderistas que se animen a hacer este recorrido pueden acceder al recorrido desde cualquiera d ellos tres puntos, Muñorrodero, Camijanes o Cades. Hay que tener en cuenta que se tata de u recorrido lineal, lo que significa que, en principio, es de ida y vuelta, por lo que el recorrido de 14 km se convierte en 28. Esto hace que los senderistas ocasionales o con menor preparación elijan hacerlo en dos partes. Cabe también la posibilidad de hacerlo entero y tomar un taxi para volver al punto de partida.
El recorrido
Muñorrodero puede tomarse como salida ya que tiene fácil acceso desde San Vicente de la Barquera y es en la vecina y muy cercana Pesués donde el Nansa enfila hacia el mar. El acceso desde este punto a la senda fluvial se encuentra en la proximidad del cementerio local y dejar el coche cerca de un área recreativa para, siguiendo las indicaciones, llegar hasta el río Nansa.
Una vez en la senda se recorrerá un entorno en el que el bosque de hayas se alterna con prados y pastos. Será necesario usar escaleras esculpidas en la roca, pasarelas de madera, sujetarse a pasamanos de cuerda para salvar estrechos pasos.
Antes de llegar a la central hidroeléctrica de Trascudia, en las inmediaciones de Camijanes, habrá que pasar por el molino de Sobaño, el refugio de Nansa, por debajo del mirador de Cofría y al cueva de Rejo. El último hito es una isla que divide el río Nansa en dos de unos 400 m de largo y cubierta por un espeso bosque. El punto final oficial de este tramo es la centra hidroeléctrica que cuenta con un espectacular salto de agua. Alrededor de dos horas son necesarias para recorrerlo, las mismas que para volver si nadie viene a buscar a los excursionistas.
Este mismo punto, junto es el punto de partida para el segundo tramo remontando el río hasta Cades. A partir de este punto el nivel de dificultad aumenta, sin llegar a s er muy exigente sí cuenta con altibajos que ponen a prueba las piernas. Estas rampas pueden separar al excursionista del río, pero lo llevan miradores desde los que ofrecen panorámicas distintas del río y de su cuenca. Los miradores de El Collado y del Poeta son dos de ellos. Desde el segundo se tiene acceso a la carretera CA-181 , acceso a la senda si se sale desde Cabijanes y desde donde se puede bajar hasta el puente del Tortorio.
La senda sigue bien señalizada y de su dureza se da fe que se necesitan unas cuatro horas para llegar hasta la vieja ferrería de Cades, restaurada y visitable, a través de un paisaje en el que la naturaleza se muestra en todo su esplendor.