Una escuela infantil en Italia suspende a una profesora tras descubrir que tenía una cuenta en OnlyFans

Actualizado hace 8 minutos

Intenso debate público y político el que se ha abierto en Italia sobre el uso de redes sociales por parte de los docentes, especialmente de aquellos que trabajan en instituciones privadas de inspiración cristiana. La polémica comenzó cuando Elena Maraga, una profesora de 29 años de una escuela infantil católica en la provincia de Treviso, fue suspendida tras el descubrimiento de que tenía una cuenta en OnlyFans, una plataforma conocida por publicar contenido explícitamente sexual.

El caso estalló cuando los padres de algunos de los niños que asistían a la guardería descubrieron su perfil en la plataforma en la que también estaban como usuarios. El director de la escuela, tras ser informado de la situación, solicitó a Maraga que eliminara la cuenta, argumentando que su actividad online estaba perjudicando la imagen del centro educativo. Sin embargo, la docente defendió públicamente su derecho a gestionar su vida privada como mejor considerara, y negó que su presencia en OnlyFans debería afectar a su desempeño profesional. Según Maraga, no existía ningún contrato que limitara su presencia en redes sociales ni qué tipo de contenidos podía compartir.

Medidas para el futuro

Este incidente ha llevado al Ministerio de Educación italiano a revisar el Código de la Función Pública de 2023, buscando adaptar las normativas ya existentes sobre el uso de redes sociales por parte de los empleados públicos. El objetivo es incluir una sección específica que regule el comportamiento de los docentes en las plataformas digitales, prestando especial atención al contenido sexual y cómo este podría influir en la imagen institucional.

Actualmente, el Código establece que los funcionarios públicos deben evitar realizar declaraciones o publicaciones que puedan perjudicar el prestigio o la imagen de la administración a la que pertenecen. Sin embargo, la naturaleza de las redes sociales, donde los límites entre lo privado y lo profesional a menudo se difuminan, ha complicado la creación de normas claras. Es por ello que las autoridades italianas están trabajando para integrar un código ético que se adapte a las especificidades del sector educativo.

En paralelo, la Federación Italiana de Escuelas Infantiles está impulsando la creación de un reglamento ético que regule el uso de redes sociales en las instituciones privadas y religiosas. Este documento será sometido a votación en la próxima asamblea provincial el 30 de abril de 2025. Aunque este código afectaría principalmente a las escuelas de inspiración cristiana, su implementación podría ser un modelo para otras instituciones educativas del país.

Vida privada vs profesional

El caso de Elena Maraga también plantea una reflexión más profunda sobre la privacidad y las responsabilidades profesionales en la era digital. Mientras algunos defienden la libertad individual de los docentes y su derecho a gestionar su vida personal, otros argumentan que las acciones de los educadores en las redes pueden tener un impacto directo en su rol como profesores y modelos a seguir para los niños.

El Ministerio de Educación italiano y las instituciones educativas están ante un reto complejo: encontrar un equilibrio entre respetar la vida privada de los docentes y garantizar que sus actividades online no afecten su papel como figuras de autoridad y referentes para los menores. A medida que la tecnología avanza y las redes sociales se integran todavía más en la vida cotidiana, es probable que este tipo de casos se multipliquen, lo que hace aún más urgente la creación de normas claras y adaptadas a la realidad de la educación moderna.