El hecho de que no haya fiestas en la localidad ribera no significa que no puedan prevalecer algunas de las tradiciones. Y esto ha debido de pensar un grupo de jóvenes miembros de la plataforma Marcilla Viva que ha hecho una pancarta, trabajos que estos días festivos siempre lucían en el municipio, para destacar algo reivindicativo y extraordinario que ha pasado durante el año. En este caso, estaba claro: la problemática con la macrogranja de Caparroso.
Los vecinos empezaron a hablar por WhatsApp para ver cómo plasmar este conflicto y poco a poco la idea fue cogiendo forma: las calabazas que bajan por el río representan al Gobierno de Navarra, a la dirección de Medio Ambiente y al Ayuntamiento, el ojo del Señor de los Anillos, es para la granja, y el pez refleja el río y su contaminación. Además, aparece el castillo en el que ondea una bandera con un 'Vertidos no', lema que se puede leer en muchos balcones del municipio, y la frase que predomina reza 'Ni nitritos, ni nitratos. Ni trucos, ni tratos'.
Han sido muchos los que han colaborado, tanto en la búsqueda de materiales como en la confección de la pancarta final que decidieron colocarla debajo del balcón del Ayuntamiento viejo, lugar desde el que se debería haber lanzado el chupinazo, "para que todo el mundo en estos días de 'no fiestas' pueda verla y concienciarse con la problemática que azota a la localidad".
La plataforma
Marcilla Viva surgió de la preocupación por una serie de vertidos no controlados que llegan al río Aragón por los cortados del monte, procedentes de la macrogranja de Caparroso y de la planta de biometanización de residuos. Se trata de un grupo de vecinos que busca que las autoridades muevan ficha ante la problemática que vienen detectando de unos años a esta parte: la contaminación del agua y, por lo tanto, su afección a la economía local, a la salud y al medio ambiente. Sus objetivos, insisten, son sensibilizar y visibilizar el problema a través de cuatro ejes: comunicación, colaboración, instituciones y análisis.
Aunque en el año 2014 ya llevaron a cabo las primeras denuncias, lo cierto es que ahora, y tras detectar un gran vertido, decidieron agruparse para organizarse y "que no sea un tema que se silencie".
En el grupo, cuentan, hay una mezcla "de cabreo y desanimo. Desde el Gobierno de Navarra, en respuestas a preguntas planteadas a la consejera y a personal del Departamento de Medio Ambiente, se da a entender que ya saben que hay un problema de contaminación en el acuífero, pero parece que la solución pasa por olvidarnos de lo que hay bajo nuestros pies y beber agua del Canal de Navarra. Para nosotros no es ninguna solución, nos genera una dependencia que no teníamos abasteciéndonos de nuestro acuífero y cuando media Navarra dependa del canal, ya veremos el precio al que nos ponen a esa agua", apuntan.
Y es que, finalizan, "están convirtiendo la zona en un auténtico vertedero de residuos industriales. La propia CHE las definió como parcelas vertedero. El Gobierno de Navarra dice que va a tomar medidas y que va a hacer estudios sobre el freático pero nuestros suelos y nuestras aguas están con unos niveles de contaminación que exigen implantar medidas correctoras ya".