Una guillotina en Donostia... ¿leyenda urbana o realidad?

¿Hubo o no hubo guillotina en Donostia? La pregunta parece sencilla, sin embargo, no es fácil responder a esta cuestión. Así nos lo ha contado en Onda Vasca, el doctor en Arquitectura, José Javier Pi Chevrot, autor del trabajo de investigación titulado '¿La guillotina estuvo o no en la Plaza Nueva, hoy Plaza de la Constitución?'. Se trata de un estudio que se publicará mañana en el último número del 'Boletín de Estudios Históricos sobre San Sebastián y Gipuzkoa' y que tratará de ofrecer luz sobre un asunto plagado de interrogantes.

"Es complejo el tema", admite Pi Chevrot, "porque es como una leyenda urbana: se dice, incluso, que se ejecutó a dos desertores franceses o a un cura francés exiliado... pero de esto no hay ninguna documentación". Explica que cuando estuvo estudiando la historia de Donostia anterior al incendio de 1813, para un doctorado que hizo sobre el tema, visitó archivos militares franceses donde consultó la ocupación durante la Guerra de la Convención en Donostia. Y lo que encontró, le sorprendió: "había muchos textos sobre los intercambios entre el Comité de Salvación Pública y los representantes del pueblo, aquí en San Sebastián, durante la ocupación. Y en esos documentos no se mencionaba nunca la guillotina. A mí eso me creó una perplejidad porque era voz pública que hubo una guillotina en San Sebastián. Así que me dediqué a investigar todos los datos que tenemos sobre este tema".

Pi Chevrot buceó, sobre todo, en documentos oficiales franceses, en decretos de la época, en la correspondencia del Comité de Salvación Pública, etc... "Entonces me di cuenta de que, en realidad, solo está mencionada (la guillotina en Donostia) en un libro de un anónimo de 1801 que habla de Pinet, que era el representante del pueblo en el Ejército de los Pirineos Occidentales, es decir, del ejército republicano que nos ocupó. Este señor, que tenía una fama endemoniada, puso la guillotina en Baiona, en Hossegor, en las Landas, etc... y tenía una fama de robespierrista empedernido y hasta producía terror". Por tanto, la sola presencia de Pinet en la Donostia ocupada por los franceses, aunque solo fuera durante mes y medio, sirvió para que se diera por hecho que hubo una guillotina en la capital guipuzcoana.

Sin embargo, el autor de este estudio recuerda que 10 días antes de que entraran los franceses en Donostia el 4 de agosto, le cortaron la cabeza a Robespierre, es decir, "cae el régimen del terror, el régimen de la guillotina, del símbolo del terror". Por tanto, concluye Pi Chevrot, "al caer Robespierre, ya no tiene mucho sentido que se imponga la guillotina y más en un país extranjero".

Además, entre los documentos analizados por Pi Chevrot, hay un decreto de Pinet. tras la detención de varios curas, en el que "amenaza a los que se resistan con que serán fusilados al pie del árbol de la libertad en la Plaza de la Revolución, es decir, en la Plaza Nueva entonces, la futura Plaza de la Constitución". De este texto, se extrae otra conclusión: "si el propio Pinet hace un decreto en el que dice que va a fusilar en la Plaza Nueva a los que se resistan a sus órdenes, eso es contradictorio con la idea de que hubiese puesto la guillotina. Esto me lleva a pensar, por tanto, que no la puso".

Este arquitecto historiador asegura, además, que "en la historia las 'bolas de nieve', las 'fakes news' son muy comunes; hay que verificar los datos". Recuerda que el texto en el que se dice "Pînet trajo la guillotina a San Sebastián" es un texto anónimo de 1801, "podía ser un personaje antirrevolucionario, y se pone anónimo para cubrirse las espaldas. Y luego ese texto lo recoge un historiador en 1881, y a partir de ese dato ya se hace 'bola de nieve' y hay historiadores que hablan, incluso, de que cortaron la cabeza a nobles, a curas, a un montón de gente... pero cuando tú vas al dato exacto de los decretos, del propio comité que dirige la revolución, no aparece nada de eso".

Por tanto, la supuesta guillotina de la Plaza de la Constitución, antigua Plaza Nueva, de Donostia está hoy más cerca de ser una leyenda urbana que una realidad.