Una joven pasaba la mopa durante un partido de la ACB y sucedió esto

Actualizado hace 2 minutos

Quien suela ver partidos de baloncesto, balonmano, fútbol sala y otros deportes de equipo que se disputan pabellones o polideportivos habrá visto que cada dos por tres salen unas personas, generalmente jóvenes voluntarios o jugadores de categorías inferiores, con una mopa a limpiar el suelo. Lo hacen para quitar el sudor que se queda allí cuando alguno de los deportistas se va al suelo durante una acción y evitar así que se produzcan resbalones en jugadas posteriores.

En el Tenerife-Breogán

Hay muchas ocasiones en las que cuentan con muy poco tiempo para hacerlo, porque puede que el juego continúe sin que el árbitro lo haya parado y se aprovecha que la acción se encuentra en el área contraria para salir y limpiar esa zona. Está permitido que lo hagan aunque no se haya detenido la acción, pero siempre que no interfieran en el juego. De hecho, si ven que no les da tiempo a limpiar antes de que los jugadores regresen a esa zona se deja para más adelante.

De ahí lo que han llamado la atención unas imágenes que se pudieron ver este domingo durante el partido de baloncesto de la Liga Endesa ACB que enfrentó en Tenerife al equipo local y al Breogán, y que terminó venciendo con claridad La Laguna Tenerife por 96-83.

Veloz contragolpe

Corría el segundo cuarto y dominaban los canarios por 32-30. Atacaban los gallegos en busca de igualar el marcador o de ponerse por delante y dos jóvenes, un chico y una chica, aprovecharon el momento para entrar con la mopa a limpiar la otra punta de la pista. Pero el Breogán perdió el balón rápidamente y los tinerfeños lanzaron un veloz contragolpe que pilló desprevenidos a los jóvenes.

Él fue capaz de abandonar la pista a tiempo. Pero ella no, y vio cómo de repente un jugador del Tenerife, con el balón, y dos del Breogán llegaban a toda velocidad hacia ella. Cuando fue consciente comenzó a correr, pero se dio cuenta de que no le iba a dar tiempo a desaparecer y lo que hizo fue quedarse quieta, encogida y aferrada a la mopa.

Canasta válida

El jugador local, David Kramer, llegó a impactar en su espalda con un suave golpe, pese a lo cual consiguió lanzar a canasta y anotar. Los dos puntos subieron al marcador (34-30) entre las risas de Kramer y el gesto de dolor, parece que exagerado, de la joven de la mopa, que después también se mostró sonriente (e ilesa). Los árbitros concedieron la canasta, aunque podrían haberla anulado. También hubiera habido lío si el lanzador la hubiese fallado por culpa de la oposición involuntaria de la chica.