Los Trastornos del Comportamiento Alimentario pueden detectarse con un modelo sostenible de comida no saludable o de dietas no saludables. Estos modelos de conducta alimentaria están relacionados con la angustia emocional, física y social y responden a una enfermedad mental en lugar de ser un complejo estético.
Así lo dice Aitziber Samaniego, una gasteiztarra que desde su experiencia personal trata de visibilizar esta enfermedad mental. En este sentido, reclama una mayor colaboración de los profesionales para que mujeres y hombres que padecen anorexia o bulimia, entre otros, reciban una atención más eficaz contra esta enfermedad.
En el caso de Aitziber, analizando su diario de la infancia, se dio cuenta ya de mayor de que tenía la enfermedad desde pequeña. Cuando tenía sólo ocho años dijo que debía dejar de comer. Sin embargo, la pesadilla comenzó en la madurez y hace cuatro años decidió pedir ayuda.
Por ello, Aitziber ha explicado al DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA que decidió acudir a su médico de familia y pedir ayuda para tratar sus trastornos. La paciente, cuyo caso se derivó a Salud Mental, fue diagnosticado de Anorexia Nerviosa. Desde entonces, la gasteiztarra ha iniciado una serie de tratamientos para acabar o, al menos, tratarla y volver a vivir tranquilamente.
Sin embargo, ha denunciado recientemente que Osakidetza no da apoyo o, al menos, no el suficiente. Junto a ella, varias personas en la misma situación han denunciado públicamente lo mismo, asegurando que el Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco no colabora en esta enfermedad mental. Así, según su relato, entró por primera vez en psiquiatría hace cuatro años, después de recomendar su inclusión en un programa específico que se desarrollaba en el hospital de Santiago.
Junto a este programa, le dijeron que sería conveniente acudir al comedor terapéutico para iniciar el tratamiento. "Me decepcioné cuando vi que ese comedor no existía. Me metieron sola en esa habitación. No podía comer sin ayuda y mi situación empeoró, empecé a bajar muchos kilos más. En el hospital, en ese comedor, se limitaban a poner el plato encima de la mesa, lo dejaban ahí y volvían a los 30 minutos para retirar el plato", cuenta.
En septiembre de 1990, con constantes vitales al límite, ingresó en psiquiatría del hospital de Santiago. "Estuve encerrada 24 horas, sola, con videovigilancia y método punitivo. Me daba la sensación de ser un pavo que querían engordar. En los 59 días que estuve allí no recibí ayuda psicológica, tampoco hice terapia para tratar mis miedos, sólo comía y dormía".
Año tras año, Samaniego ha sufrido varias crisis en su enfermedad, con complicaciones y pérdidas importantes de peso. Cuenta que en este tratamiento, además del apoyo de la familia, sólo ha recibido la ayuda del psicólogo de Edgar ACABE. "Fue lo que me salvó la vida. En todos los sentidos en los que se puede salvar a una persona", agradece. Por ello, ahora, Aitziber ha pedido más ayuda a Osakidetza para que nadie que padezca esta enfermedad sufra más. "Somos miles de pacientes. Osakidetza, no te olvides de nosotros. Las consecuencias son mortales. Si no, sólo hay que mirar el número de suicidios. Yo no he visto otra salida que el suicidio", cuenta.
Según informa el Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco a este periódico, los trastornos de la conducta de la instauración son patologías que se encuentran principalmente en la infancia y la adolescencia y que tienen asociado un programa especial.
"En Euskadi existen dispositivos ambulatorios de alta intensidad (comedores terapéuticos) y de hospitalización en las unidades de psiquiatría infanto-juvenil, aunque no existen recursos especiales de hospitalización". "Tampoco estos recursos específicos de evidencia científica disponibles han demostrado su eficacia. No obstante, el Departamento de Sanidad y el Consejo Asesor de Salud Mental de Euskadi se comprometen a evaluar su necesidad y, en su caso, a proponer e implantar recursos".