SI el pleno del pasado miércoles en el Senado ejerció de sismógrafo de la presente legislatura, muchos se han echado a temblar por la magnitud del terremoto que reflejó. Dos decretos del Gobierno de Pedro Sánchez fueron aprobados por los pelos, dando continuidad a las medidas sociales anticrisis; el tercer decreto que enarbolaba la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, decayó por el fuego amigo de Podemos, y por una vez la Ley de Amnistía quedó opacada. Pero la principal conclusión de esa maratoniana sesión de 12 horas es la confirmación de que Sánchez tendrá que sudar tinta para sacar adelante sus iniciativas dada la ajustada mayoría que le sostiene, con Junts acaparando los focos en su estrategia de tensar la cuerda hasta el límite.
El catedrático en Filosofía del Derecho por la UPV/EHU, y miembro de Eusko Ikaskuntza desde 1983, Joxerramon Bengoetxea, afirma que la dificultad a la hora de alcanzar un “acuerdo previamente cocinado en el arco parlamentario” ha aumentado respecto a la pasada legislatura por las “fricciones internas” que se dan en “la mayoría que ha apoyado la investidura”. Cita así la confrontación, “visible y ruidosa”, entre Junts y ERC, así como entre Podemos y Sumar. También por parte del PNV y EH Bildu, que en este caso “han actuado con mayor responsabilidad, no trasladando su pugna electoral interna de Euskadi al arco parlamentario madrileño”, al anunciar de inicio su voto a favor.
Pese a admitir que la forma de “gobernar por decreto” y la zozobra que transmitió esa sesión plenaria, con negociaciones hasta el último minuto, diputados que no pudieron votar, empates, repetición de votaciones y resultados ajustadísimos “dejan en muy mal lugar tanto a la política como a la democracia”, el director del Deustobarómetro, Braulio Gómez, ve el vaso medio lleno. Así, pone en valor que “Junts se ha institucionalizado a una velocidad de vértigo”, ya que lo que hizo con su abstención fue “contribuir a la gobernabilidad del Gobierno de España” por mucho que afirme que solo piensa en Catalunya.
Para el politólogo Pablo Simón el pleno fue la prueba evidente de que “estamos en un contexto de Gobierno pero no de seguridad en la gobernabilidad”. Sitúa además el elemento distorsionador en la propia Junts por un cúmulo de razones: “No ha tenido ningún contacto negociador con el PSOE en la legislatura anterior; no gobierna, por lo que no hay otras mesas para negociar como con el PNV y ERC, y su única función pasa por erosionar a ERC”.
En esta dinámica, el zurrón de Pedro Sánchez no tiene visos de agotarse porque “siempre hay posibilidad de llegar a acuerdos”, vaticina Gómez en declaraciones a este medio. En el otro lado de la balanza se situarían por tanto los cinco diputados de Podemos -“la misma película con diferente guion”, según su definición-, que con su voto en contra hicieron decaer la reforma del subsidio de desempleo y ahondaron aún más en la lucha fratricida que mantienen con Sumar.
Para el responsable del Deustobarómetro, “se convirtió en un actor poco confiable al mandar señales de que no tiene ningún problema en dejar caer al Gobierno de Sánchez si es necesario”. “Ha atravesado una línea roja -añade- al alejarse de los espacios que normalmente han construido todas las medidas progresistas en las que ha colaborado y votar en el mismo espacio que Vox y el PP”. A juicio de Joxerramon Bengoetxea, esa estrategia “le puede provocar un daño reputacional importante salvo que cuente con una maquinaria que le permita explicar y justificar esta posición” en la que se alineó con las derechas.
Simón interpreta que Podemos busca sobre todo “justificar su salida al Grupo Mixto”, por lo que “siempre se tiene que situar más a la izquierda de lo que plantea el Gobierno”. Sin embargo, en el caso del pasado pleno “no lo midieron demasiado bien porque se notó mucho que iban solo a por el decreto de Yolanda Díaz y al final cargaron con la responsabilidad”.
Oposición ómnibus
Cuando los ecos de la pugna política aún resonaban el miércoles por la noche, el PP adelantó que estudiará recurrir varios aspectos de los decretos aprobados al Tribunal Constitucional. Al día siguiente llegó el anuncio de la otra pata en la que sustenta su estrategia, aparte de la judicial, y anunció la convocatoria de una nueva manifestación el día 28 en Madrid.
Bengoetxea asegura que el partido de Alberto Núñez Feijóo está haciendo “una oposición ómnibus, en todos los frentes”. Experto en derecho europeo, vaticina que la vía judicial emprendida por los populares tendrá más recorrido con la Ley de Amnistía, no así con los decretos ley aprobados. Por su parte, Gómez cree que “la estrategia continua de movilización” será difícil de mantener al tratarse de “un partido que aspira a ganar unas elecciones generales que no se van a convocar pronto”. Añade que, “cuando juegas con un clima de presión popular, puede dar imagen de debilidad cuando se vayan desinflando los temas. No creo que el Gobierno de Sánchez tenga miedo de la presión popular”.
Pone como ejemplo la Ley de Amnistía, que tras inflamar el panorama político durante meses pasó casi desapercibida en el pleno inaugural de la semana pasada, cuando sorteó las enmiendas a la totalidad presentadas por el PP y Vox. A preguntas de este medio, Joxerramon Bengoetxea no tiene dudas de que esta medida de gracia, pactada con Junts y ERC en la negociación de la investidura, seguirá dando mucho que hablar. “Es la espina dorsal del pacto de investidura, la tierra sobre la que se sustenta. No habría habido investidura de Pedro Sánchez sin esta propuesta”, asevera. “Otra cosa será el recorrido que pueda tener a la hora de su aplicación y de su control judicial, sobre todo en el Constitucional”, apostilla.
Sin mimbres para legislar Pablo Simón resume esta intensa semana afirmando que “sabíamos que la legislatura iba a ser compleja porque el Gobierno tiene que negociar con parejas enfrentadas entre sí, Podemos contra Sumar, PNV contra Bildu, y ERC contra Junts, lo que no esperábamos es que esto fuera ya”. Considera por ello que el Gobierno “se ha equivocado” al pensar que “podía seguir tirando de decretos sin que esto implicara ningún problema a la hora de tramitarlos”.
Bengoetxea también reprocha la candidez del gabinete Sánchez y los decretos ómnibus “fruto de la urgencia”, en la práctica cajones de sastre. Los compara con “las antiguas leyes de acompañamiento a la ley de Presupuestos, en las que se metían todo tipo de reformas legislativas. Y eso, evidentemente, no es una buena técnica legislativa”. Recuerda que este recurso, que “ya ha sido criticado por el propio Tribunal Constitucional”, también fue utilizado por el Gobierno del PP, “incluso contando con mayorías holgadas”, y fue “dominante en la época de la crisis, donde se adoptaron todo tipo de decretos omnicomprensivos”.
En esta coyuntura, Simón cree “evidente que la producción legislativa va a ser escasa porque no hay mimbres para poder legislar, no hay una mayoría cohesionada”. Como consecuencia, Sánchez “ha sido el presidente de la historia de la democracia reciente que más tira de decretos”, la herramienta que le queda. Tampoco cree que pueda cambiar el juego de mayorías a lo largo de la legislatura: “Este Congreso tiene 171 votos del PP, Vox y UPN, que van a votar siempre en contra del Gobierno. Ese es el umbral crítico que tiene que superar el Ejecutivo en cada votación”. Bengoetxea apostilla que “Sánchez se formó como líder del PSOE y del Gobierno precisamente por su oposición a la gran coalición con el PP, está en su ADN”.
El PNV y EH Bildu están instalados en una vía más pragmática, y Braulio Gómez cree que se mantendrán ahí. “No hay un incentivo para que cambien de estrategia creyendo que pueden tener un beneficio a corto plazo en las elecciones vascas. Están haciendo lo que espera la ciudadanía y sus votantes, que no entenderían que votaran con el PP y Vox de aquí a los comicios”. Pablo Simón añade que, “a diferencia de lo que ocurre en el contexto catalán, en el País Vasco lo que se hace de cara al Congreso es mostrar un perfil de utilidad. Otra cosa es que luego esto se traduzca en un cambio en Euskadi, eso ya lo veremos cuando llegue el momento de votar”.