Tres partidos perdidos de manera consecutiva, entre ellos el de la ida de las semifinales de Copa ante Osasuna, llevaron a Ernesto Valverde a mover el avispero en busca de una reacción del equipo, que arrancó la jornada a cinco puntos de los puestos europeos, obligado a ganar al Rayo Vallecano para que la temporada no vaya pareciéndose a las últimas, en las que el Athletic se fue quedando sin opciones de llegar a Europa bastante pronto en el calendario. El técnico introdujo cuatro cambios en el once con respecto al choque copero frente a los navarros, con Iñigo Lekue, Oier Zarraga, Nico Williams y Gorka Guruzeta como novedades, y la imagen fue buena en líneas generales. Aunque como viene siendo costumbre en las últimas fechas, a los leones les costó tener la mente despejada en el área rival. Pese a ello, dispuso de dos ocasiones clarísimas en las botas de Alex Berenguer y el pequeño de los Williams, pero no acertaron a disparar entre los tres palos, el marcador no se movió y la mejoría fue insuficiente.
Enchufado, con un tono distinto al de las últimas derrotas, con otra finura en el juego y una solidez coral a todos los niveles, el Athletic estuvo mucho más cerca de esa versión suya que tan buenos réditos le ha dado en distintos momentos de la temporada. Recuperó de nuevo muchos balones en campo rival, especialmente en zonas altas, con Oihan Sancet ejerciendo de faro del equipo en esas rápidas transiciones, pero todas esas buenas intenciones se quedaron en nada. O en casi nada.
Por tercera salida consecutiva, dos en liga (Celta y Atlético de Madrid) y una en Copa (Osasuna), el conjunto rojiblanco fue incapaz de hacer gol. Eso explica muchos de los problemas que está encontrando el equipo para sumar fuera de casa. Cierto es que ganó al Valencia hace no demasiadas fechas, pero frente al Celta y el Atlético de Madrid se diluyó en los partidos con el paso de los minutos. Ayer domingo, tras el empate a cero con el que llegó el partido al descanso, hubo cierto temor a que esa dinámica fuera a repetirse, pero el equipo se mantuvo bastante sólido y pudo dejar su portería a cero, algo que no lograba fuera de casa desde la visita al Betis en el último partido de 2022.
Ayer domingo, como contrapunto a esas últimas salidas que se saldaron sin goles, el Athletic estuvo más cerca que nunca de marcar. Gorka Guruzeta dispuso de dos remates de cabeza como para haber puesto fin a su sequía, pues no ve puerta desde la décimo cuarta jornada, pero no estuvo nada fino en el remate. Como tampoco lo estuvieron Berenguer y Nico en sus clarísimas ocasiones. Tampoco los cambios, con Raúl García e Iñaki Williams como principales referencias, estuvieron cerca de marcar. Y la racha del mayor de los Williams sin marcar es aún más preocupante que la de Guruzeta, pues anotó su último gol en la jornada doce, en el ya lejano 30 de octubre.
La igualada a cero frente al Rayo Vallecano supone el cuarto empate sin goles del Athletic en lo que va de campaña. Repitió ese resultado en los enfrentamientos con el Mallorca y Osasuna de la primera vuelta en San Mamés, así como contra el Betis en el Benito Villamarín, y el de ayer fue el primero de la segunda vuelta de la liga.