María Jesús Montero compareció el viernes sonriente ante los medios de comunicación para presentar el nuevo cálculo de la aportación de Navarra al Estado. La cifra que la Comunidad Foral aporta a las arcas generales y que se mantiene, a falta de mayor explicación, en líneas similares a como estaba hasta ahora.
Todo eran sonrisas el viernes en la planta noble del Palacio de Navarra. Y no era para menos. El acuerdo es importante para la Comunidad Foral porque le garantiza la estabilidad financiera al menos hasta 2024, fecha en la que habrá que revisar los términos cerrados ayer. Lo es también para el Gobierno de María Chivite, que recupera fondos de cara al tramo final de la legislatura. 137 millones que ahora deberá decidir a dónde destina –Geroa Bai ya ha pedido dirigirlos a financiar las listas de espera–. Y por supuesto para el PSN, que exhibe un buen acuerdo con Madrid con el respaldo expreso de la ministra de Hacienda.
Era la primera vez en 25 años que un ministro del Gobierno de España venía a Pamplona a firmar la actualización del Convenio, y Montero lo hizo gustosa. Ensalzó la gestión del Ejecutivo foral, y en especial la de su presidenta, sin cuyo “empuje” no hubiera sido posible cerrar un acuerdo como el de ayer. Puso a Navarra como ejemplo en materia fiscal y lamentó no poder quedarse a celebrar este sábado el día de la comunidad. También llamó “Concierto” al “Convenio” navarro, pero eso no iba a enturbiar una jornada de celebración como la de ayer.
De Montoro a Montero
Desgraciadamente la ministra no pudo avanzar los detalles del acuerdo, lo que hubiera venido bien para aclarar algunos elementos un tanto confusos todavía. No era correcto hacerlo antes de la reunión formal Navarra-Estado y para hacerlo después no tenía tiempo. Sí lo tuvo en cambio para participar en un acto preelectoral del PSN porque, al final, todo es cuestión de prioridades.
Y éstas no son las mismas cuando estás al frente de Hacienda en una comunidad como Andalucia o cuando lo estas en el Gobierno de España. Menos todavía si la Hacienda Foral la gestiona tu propio partido. Así que el viernes todo eran loas al régimen foral. Un sistema “que tiene todo el sentido”, que “es constitucional” y que, por su puesto, es “transparente” y “adecuado”. Quizá en algún momento “fue menos transparente”, pero eso es algo ya olvidado.
Montero incluso se molestó cuando le preguntaron por sus críticas al régimen foral en el pasado. “Yo nunca lo he criticado”, zanjó de raíz. Porque quién se acuerda ya de aquella propuesta de financiación autonómica que como consejera andaluza remitió en 2017 al entonces ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, a cuenta del nuevo modelo de financiación. Y en la que pedía “un recálculo del cupo vasco y de la aportación navarra a fin de que el reconocimiento de sus derechos forales no se traduzca en privilegios financieros injustificados”. Montero quería entonces “metodologías más robustas” para calcular la aportación; “afinar con más precisión” las liquidaciones tributarias; y “proceder a una correcta imputación del déficit público estatal”. Que Navarra y la CAV pagaran más, en definitiva.
Pero ahora las cosas son diferentes. El modelo de financiación es el mismo y el régimen foral sigue donde estaba. Pero la ministra de Hacienda es ella, así que donde había opacidad surge la transparencia. Y donde había “privilegios financieros injustificados” ha resultado haber “un sistema transparente y adecuado”. Tanto es así, que Navarra puede acabar pagando menos con Montero con que Montoro. Cosas de la política.