Cuando se habla de ayudar a los países en vías de desarrollo, gran parte de las personas centran su atención en las empresas o gobiernos que deciden ceder o mandar material a los países que más lo necesiten. Ahora bien, alguien debe encargarse de mover los objetos, o incluso de arreglarlos, y tal es una de las labores de la ONG del barrio pamplonés de Etxabakoitz, Ayuda Contenedores: encargarse de enviar donaciones o arreglar, por ejemplo, bicicletas y mandarlas a los que las requieran.
“Nuestra principal labor es ayudar a ONGs a hacer envíos de ayuda humanitaria a países en vías de desarrollo”, así lo describe el presidente del grupo, José María Puig Ayestarán. En este sentido, la ONG situada en la capital foral se hace cargo de dos cosas. Por un lado está la logística de los que ya tienen los materiales para enviar, que “nosotros almacenamos aquí y los cargamos en el contenedor para enviarlo después a donde nos pidan. Pero, por otro lado, también recogemos materiales, en buen o mal estado, los arreglamos y enviamos a los países a los que les haga falta”, siendo las bicicletas un producto muy claro de esto.
Los encargados de poner en marcha las bicis son Eduardo Úcar, Jesús Olazarán, Michael Korang y Louise Ramel, aunque dependiendo del día, aparecen más colaboradores a ayudar o no. Y entre ellos son capaces de reparar y mandar al extranjero cerca de 850 bicis al año. “Depende de cómo vengan las bicis, podemos arreglar una al día o incluso 4 o 5”, observa Úcar.
El estado de las bicis varía según quien las haya entregado. En este sentido, Úcar afirma que “Las bicis suelen venir bastante estropeadas. Por ejemplo, las bicicletas que nos dan los ayuntamientos son aquellas que la gente ha abandonado”. Además, algunas pueden llegar en tal estado de decrepitud, que la reparación es imposible y la única salida es el desguace, “aquí no se desaprovecha nada. Las que están muy mal, las desguazamos y vamos formando un almacén de piezas que nos sirven para arreglar otras bicis”, remarca Olazarán. Por ejemplo, las últimas bicis que han recibido provinieron del ayuntamiento de la localidad guipuzcoana de Zarautz. Fueron un total de 127 de bicicletas las que encontraron abandonadas en sus calles y que decidieron entregar después a la ONG.
Aún así, hay bicicletas que sí que llegan en muy buen estado y apenas requieren ser arregladas, estas son las que provienen de particulares. “Son bicis que la gente ha tenido abandonada en sus garajes durante años y no están tan mal. Las suelen dar cuando les falta espacio o, sencillamente, se las quieren quitar”, aprecia el voluntario Úcar.
La reparación estándar suele consistir en hinchar las ruedas, comprobar si las marchas se pueden cambiar bien y si los frenos funcionan. Observan estos parámetros, haciendo los arreglos necesarios para que se cumplan, y la preparan para mandar a continuación. Olazarán expresa cómo “lo demás nos da bastante igual. Con que frene, cambie marchas y las ruedas estén pinchadas, suele bastar. Que sea más bonita o más fea da igual”.
Motivación
A pesar de la diferencia entre los trabajadores de la ONG, donde “la gran mayoría somos jubilados”, como expone Úcar, y hay voluntarios de otros países como es el caso de Louise Ramel, de procedencia francesa y que está realizando un voluntariado de seis meses en el lugar, como integrante del Cuerpo Europeo de Solidaridad, todos comparten una fuerte motivación para trabajar, en este caso en concreto, reparando bicis para mandarlas a los que las necesiten”.