Una pandemia en mínimos relaja el uso de la mascarilla en el transporte

El uso de la mascarilla en el transporte público está decayendo a pasos agigantados a pesar de ser obligatoria. La evidente mejoría de los indicadores de pandemia hace que muchos de los viajeros relajen su utilización y se bajen la protección facial cuando ya están dentro del autobús, el metro, el tranvía o el tren.

Euskadi ha disfrutado de un mes de agosto con una pandemia en mínimos después de varias semanas consecutivas con el virus a la baja. Un retroceso evidente confirmado por la bonanza de los datos. Así, entre el 22 y el 28 de este mes, se han registrado 711 positivos de covid, casi un centenar menos que la semana anterior. Además algunos territorios como Gipuzkoa ya están con el semáforo en verde, por debajo de los sesenta casos, y los enfermos ingresados en hospitales apenas rebasan el centenar, muy lejos de las cifras registradas antes del verano.

Por ello, a pesar de la insistente cantinela por megafonía de portar la mascarilla “cubriendo nariz y boca”, son muy pocos los que la llevan bien puesta. La llegada de turistas de otros países donde ya no es obligatoria, la relajación de los autóctonos y la falta de sanciones provocan que el uso de la mayor protección contra el coronavirus, se haya frenado en seco.

Goteo de víctimas

Y eso que es imposible bajar la guardia porque el goteo de fallecidos continúa incesante. Un total de 15 personas murieron en Euskadi por SARS-Cov 2 durante la última semana, tres menos que la semana anterior. Un balance fatal porque la pandemia ya se ha cobrado la vida de 7.810 vascos.

Pero es innegable que la circulación del virus ha descendido de forma drástica. En la población general, la tasa de incidencia es de 69, frente a los 91 registrada la semana precedente.

Complicado ser riguroso con la mascarilla en el transporte en un verano en el que casi todo ha vuelto a la normalidad. El pasado mes de abril, dejó de ser obligatoria en interiores, pudiendo acudir a cualquier evento multitudinario sin llevarla. Sin embargo, su uso en el transporte o en determinados espacios sanitarios no tiene fecha de caducidad.

Y eso que también ha mejorado sensiblemente la situación en los hospitales y el número de pacientes ingresados ha descendido respecto a los siete días anteriores con 103 enfermos en planta (53 menos) y nueve graves en UCI (dos menos).

Cae la transmisión

La transmisión avanza asimismo en la buena dirección. Según el último boletín, entre el 22 y el 28 se realizaron 9.776 pruebas diagnósticas, con un 7% de positivos. En el caso de la población mayor de 60 años, el porcentaje asciende al 8,5%. Este segmento de edad, que concentra más de la mitad de las pruebas diagnósticas, ha sumado en los últimos siete días 454 casos, de manera que ha bajado la tasa de incidencia de 193 a 147.

Por franjas de edad, la tasa de incidencia más elevada se da en los mayores de 90 años, con 234 casos, seguidos de las personas de 80 a 89 años, con 201. En el colectivo de 70 a 79 años es de 150 y en la franja de 60 a 69 años de 108. Así las cosas, es inminente la inyección de la cuarta dosis. Hay que tener en cuenta que la dosis de refuerzo de la vacuna comienza a perder fuerza en el organismo y se está valorando cuándo aplicar un pinchazo más a toda la población, aunque se empezará con los más mayores.

De hecho, la incidencia baja de los 100 casos en el resto de colectivos, con 46 en la franja de 50 a 59 años, una tasa de 34 en la población de 40 a 49 años y un valor de 47 entre los treintañeros. Entre los veinteañeros es de 27, entre los niños de hasta nueve años de 25 y entre la población de 10 a 19 años, de 5.

Las expectativas son optimistas. Y es que el RO, que mide el número promedio de casos nuevos que se contagian por cada positivo, es de 0,89 para el conjunto de Euskadi. l