Entre doce y quince jóvenes migrantes llegan a diario al paso fronterizo de Irun, donde se han redoblado los controles migratorios, tanto en Behobia como en el Puente Internacional de Santiago, con refuerzos de gendarmes franceses más jóvenes que los destinados hasta ahora en este enclave estratégico. “Todos los días se lanzan personas al Bidasoa”, alertan a este periódico desde Irungo Harrera Sarea.
Los integrantes de esta ONG son testigos cotidianos de las maneras de hacer de una policía gala que sigue empleándose sin miramientos, con la consigna de no ceder lo más mínimo.
Entre el goteo de migrantes emergen nuevos perfiles. El grueso principal de jóvenes sigue siendo de países como Guinea Conakry, Costa de Marfil y Malí, a los que se suman durante el último mes personas de Senegal y de Sudán, que acostumbran a llegar de manera escalonada, dejando atrás los saltos a las vallas de Ceuta y Melilla.
La tozuda realidad parece imponerse a las previsiones. Si bien se manejaba en un principio la hipótesis de que las elecciones en Francia podrían suponer un punto de inflexión a partir del cual comenzaría a abrirse la mano en la muga, el día a día a ambos lados del Bidasoa refleja que nada ha cambiado tras los comicios.
Un escenario peligroso, “en el que seguimos atendiendo a personas que te relatan que han intentado cruzar la muga hasta cuatro o cinco veces en un mismo día", desvela Josune Mendigutxia, una de las portavoces de Irungo Harrera Sarea. Hacer cálculos en materia de inmigración suele ser con frecuencia una tarea baldía. Así lo demuestra un verano que, a priori, era llamado a soportar una mayor presión de flujos y que ha resultado ser "sorprendentemente" tranquilo, con una afluencia menor de las personas que llegan a Irun, con respecto a comienzos de año.
Ese aspecto, unido al menor caudal del Bidasoa debido a la sequía había propiciado, al menos durante estos dos últimos meses, un escenario más amable y menos complejo para las personas que tratan de pisar la orilla del otro lado del río para continuar con su travesía hacia el norte.
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Desde hace dos semanas, las cosas han vuelto a cambiar. Desde que se despidió el verano para ceder su testigo al otoño, el 23 de septiembre, se ha podido constatar que vuelve a crecer el número de personas migrantes. Además, con las lluvias, el Bidasoa ha vuelto a ser el que fue, un cauce que durante el último año y medio ha dejado un reguero de muertos. Siete en 2021 y dos en lo que va de año, jóvenes con nombres y apellidos: Tessfit Temzide, Abdoulaye Koulibaly, Yaya Karamoko, Sohaibo Billa, Mohamed Kemal, Fayçal Kamadouche, una persona no identificada, Ibrahim Diallo y Abdourramane Bah.
Controles "selectivos y racistas"
Los llamamientos de las instituciones para flexibilizar las condiciones que impone la policía gala han sido una constante. El director de Inmigración del Gobierno Vasco, Xabier Legarreta, ha acusado en reiteradas ocasiones a la policía francesa de practicar "controles selectivos y racistas". Hay también controles en la autopista de peaje (Biriatou) o en la estación del 'topo' en Hendaia.
Irungo Harrera Sarea también insiste en estos controles se llevan a cabo identificaciones por perfil racial, ya que en nada afectan a los guipuzcoanos que cruzan o a los miles de franceses que vienen a este lado de la muga. Sí impiden el paso a extracomunitarios procedentes de la frontera sur de Europa, con devoluciones en caliente que continúan.
Otro de los perfiles que atiende la ONG es el de los llamados dublinados, migrantes que han iniciado los trámites de petición de asilo en el estado Francés y que cuatro o cinco meses después son devueltos a Irun. Este sistema de control de flujos se fundamenta en la idea de que cualquier estado al que pueda retornarse a una persona es un país seguro, ya que tanto el país que solicita el retorno como al que se va a devolver a la persona "comparten unos estándares equivalentes de protección".
Es, al menos, la teoría. La práctica habitual de funcionamiento pone en entredicho este sistema. Principalmente, porque es habitual que los Estados rechacen hacerse cargo de las solicitudes de retorno.
El Pleno del Senado respaldó el mes pasado por mayoría pedir al Gobierno medidas "eficaces" y "a la mayor brevedad", acordadas con las autoridades europeas "y en especial junto a Francia", para impedir "nuevas tragedias" de migrantes en las fronteras internas de la UE, en especial en el río Bidasoa.