La evolución tecnológica y la inteligencia artificial (IA) siguen dando saltos bastante notables en los últimos años y no paramos de ver cómo se desarrollan ideas en todos los ámbitos, desde la creación de asistentes virtuales hasta los humanoides domésticos. Los investigadores del Instituto Tecnológico de Pekín se están inspirando en distintos animales como perros, pájaros e incluso en insectos para crear biorrobóticas que ayuden en ciertas tareas engorrosas como en labores de rescate o como la exploración.
Esta vez los investigadores dan un paso más al crear una rata robótica, capaz de interactuar emocionalmente y socialmente con otros roedores vivos. Está preparada para emular típicos comportamientos agresivos de las ratas, y este robot en concreto es una herramienta revolucionaria para estudiar el modo de actuar de los animales en entornos controlables.
El modelo basado en inteligencia artificial (IA) que muestra un notable avance que permite a los científicos simular los movimientos de las ratas en un entorno virtual y observar cómo las señales virtuales se traducen en acción. A su vez, la IA entrenó a la ‘robot-rata’ a través de miles de horas de interacción con ratas reales. Esto permitió ajustar su comportamiento en función de lo observado.
Qué tiene la robot-rata que no tiene los demás
Está diseñado meticulosamente para emular la forma y los movimientos de una rata real y su comportamiento social. Se encuentra equipada con una columna biónica flexible para moverse con fluidez, imitando la torsión y la flexibilidad que caracteriza a los roedores. A diferencia de otras, esta incorpora una serie de ruedas en lugar de patas, lo que permite moverse con gran agilidad, particularmente en espacios cerrados, como en el laboratorio que realiza este estudio.
Lo más destacado de este avance es la capacidad del robot para interactuar con ratas reales, una tarea particular dado el comportamiento impredecible y social de estos animales. Para lograr que ‘robot-rata’ sea aceptado socialmente por las ratas, los científicos recurrieron a un enfoque poco convencional: cubrir el robot con orina de roedor. Este truco imprescindible olfativo permitió enmascarar su olor artificial, lo que hacía que las ratas no lo percibieran como una amenaza.
El resultado fue notable; las ratas reaccionaron de forma diferenciada ante el comportamiento del robot, mostrándose temerosas cuando el robot adoptaba ciertas posturas agresivas, pero respondiendo positivamente cuando el ‘robot-rata’ exhibía comportamientos amistosos, como los juegos de persecución o los toques en la nariz.
Una rata robótica tan ágil para las investigaciones
En cuanto a las capacidades técnicas, el robot del Instituto Tecnológico de Pekín está diseñado para tocar objetos, manipularlos o realizar gestos de agresión. Al mismo tiempo se planea que este tipo de tecnología también podría tener aplicaciones en áreas como la neurociencia, donde se necesitan modelos más precisos para estudiar las características del cerebro. Puede detectar o transportar objetos como cualquier otro tipo de robot en distintos escenarios complicados.
Insectos robots para salvar al planeta
El ser humano es capaz de transformar su entorno para adaptarlo a sus necesidades; sin embargo, hay algunas especies que también lo hacen, pero a menor escala. Los insectos robot surgen de las ventajas de ser capaz de observar todo lo que se tiene alrededor y sacar lo mejor de ello. Uno de los primeros inventos del Instituto Tecnológico de Pekín fue, en 2007, al crear grillos-robot voladores, con una capacidad de movimientos a todo terreno, ya sea en roca o arena. Incluso podían saltar encima del agua gracias a su reducido tamaño, peso y su curiosa forma de moverse para volar muy rápido y transportar tres veces hasta su peso. Similar a los insectos de verdad.
Con estas funciones tan prometedoras se ha podido cultivar, polinizar plantas y más. Hablando de enjambres, también presentaron robots inspirados en hormigas y abejas. Diminutos y con múltiples patas, se pueden mover en cualquier entorno y realizar tareas en grupo.
En definitiva, los insectos o las ratas robots pueden acabar realizando tareas que permiten saber más de nuestro entorno mediante la observación y la exploración. Sin duda es una manera más efectiva de conocer los asuntos de los ambientes que no son perceptibles a simple vista.