No son muy comunes, pero cuando toca… La mayoría son incidentes que se arreglan dando parte al seguro y una visita al taller, pero siempre acarrean un trastorno indebido. Tampoco es que sean muchos ni aparatosos los desperfectos que los vándalos -en solitario o en grupo- provocan en coches que duermen en calles y zonas de aparcamiento habilitadas. Calculan en la Policía Municipal de Bilbao que al mes podrían ser “entre 30 y 35” vehículos; el año pasado serían “unos cuatrocientos”, indicaban a este periódico las fuentes consultadas.
Aunque también es verdad que pueden ser más porque los expedientes policiales asociados a las denuncias que presentan las personas afectadas pueden ser incorporados en otras carpetas (daños, robos…) en función de la gravedad del suceso y quedar, de este modo, integrado en otras tablas estadísticas delictivas. En todo caso, pueden pasar temporadas largas sin que se registren episodios de estas características o que, como ocurrió hace una semana, una persona destroce de golpe y porrazo una docena de retrovisores y alguna que otra ventanilla de coches y furgonetas.
Los hechos ocurrieron en Uribarri, en la calle Batalla Roncesvalles, y el gamberro que hizo ese estropicio -un hombre de 38 años con antecedentes- pudo ser detenido gracias a las imágenes captadas por las cámaras de videovigilancia existentes en la zona. Lo hizo a plena luz del día, algo poco habitual en la comisión de este tipo de fechorías, y pudo ser arrestado horas después por una unidad policial que patrullaba por el Casco Viejo. Sus manos presentaban los cortes típicos asociados a la rotura de cristales.
Este fue un caso de vandalismo de manual porque los agentes de la Policía Municipal pudieron comprobar que el detenido no había sustraído ningún objeto del interior de los vehículos a los que descuajeringó los espejos retrovisores que le pillaban más a mano en su caminata.
A principio de este año hubo un suceso parecido en esa misma área de influencia, aunque en aquella ocasión sí que hubo robo. Olabeaga, Ametzola y las zonas de aparcamiento en Artxanda suelen ser también puntos calientes del vandalismo sobre coches.
En algunos incidentes la gravedad es mayor por las pertenencias que roban, pero también porque el elemento del coche afectado es más costoso. Los más numerosos son las rayaduras sobre la superficie con un objeto metálico; y ahí la gravedad del hecho delictivo depende de la motivación del autor, de su tiempo y de su estado.
Los estudios que comparten con las compañías de seguros indican que estos arañazos en la chapa representan el 36% de los partes tramitados; seguidos por los daños en retrovisores (21%) y lunas (15%). Las roturas de focos y los pinchazos de ruedas no llegan al 10% de los expedientes abiertos. Y las abolladuras en la carrocería del coche -con objeto contundente o debido a conductas incívicas- son contadas: el 6%. Quizás porque su ejecución sea más aparatosa, como mostraban las imágenes virales de hace unos meses en el exterior de una discoteca del centro de Bilbao, con unos jóvenes saltando encima de varios coches aparcados en las inmediaciones.
Portugalete, Santurtzi...
Los pinchazos de ruedas también son de ese tipo de actos delictivos difíciles de perpetrar. Entre otras cosas porque hacerlo lleva su tiempo y requiere de técnica, algo que no siempre tiene el gamberro en cuestión. Aunque como ocurre con la rotura de retrovisores, faros -y con todos los episodios vandálicos- el estado mental de la persona ejecutora influye y mucho en la gravedad de la ilegalidad. En febrero de este mismo año una persona fue identificada en Portugalete después de haber grabado el momento en que agujereaba varios vehículos.
Previamente había subido vídeos a una red social consumiendo sustancias estupefacientes y alcohol en compañía de otro sujeto. Y días antes, también en la villa jarrillera, otro hombre fue puesto a disposición judicial acusado de provocar daños en los retrovisores de más de una docena de coches. Esta vez, el arrestado -de 42 años- había repartido su ira en las localidades de Portugalete y Santurtzi. De hecho, casi el 10% de este tipo de conductas son cometidas por diversión, por el simple hecho de destruir algo.
El factor humano
Venganza y fraude, las razones
Aseguradoras. Las compañías aseguradoras, que tienen informes y estadísticas de casi cualquier acción -humana o no- que repercuta en su negocio, estiman que la principal motivación para cometer un acto de vandalismo sobre un coche tiene que ver con lo personal: la venganza está presente en casi la mitad de los expedientes analizados. Un 44% de los autores confesaron que conocían al dueño y “querían resolver un tema personal”. El fraude es otra de las razones para ejecutar un acto de esta naturaleza: “alrededor de 900.000 conductores (3,2%) reconocen haber rayado su propio coche para poder pintarlo, una conducta mucho más habitual en jóvenes de 18 a 29 años”.
Incivismo vial
40%
Las dos clases más habituales de incivismo vial suelen ser el vandalismo, es decir, provocar daños en un coche de forma intencionada y darse a la fuga del lugar de un accidente, dos comportamientos que ya suponen el 40% de los partes sin contrario que se dan en el Estado (22% por vandalismo y el 18% por conductores a la fuga).
La cifra
49%
Según las conclusiones incluidas en un informe elaborado por Línea Directa, las comunidades que sufren más actos vandálicos son la Comunidad Valenciana (51%), Murcia (49%) y la CAV (49%). En el lado opuesto, La Rioja (34%), Cantabria (34%) y Asturias (38%).
La cifra
62%
La gran mayoría de los desperfectos ocasionados son daños de hasta 500 euros (62%).