Cuando llegan los títulos de crédito, es el momento de valorar una película, de tener en cuenta cómo ha sido la historia y qué ha transmitido. En el caso de José López, ha llegado el momento de que pasen los títulos de crédito de sus 38 años de historia en el videoclub Films del barrio de Arteagabeitia de Barakaldo.
Hace cerca de una semana, José de 65 años, decidió poner el cartel de Liquidación por jubilación. Películas y juegos. "Es una decisión que he pensado mucho, pero creo que es el momento de descansar, de estar con mi familia y darles toda mi atención. Me da pena dejar el videoclub, pero es un momento que tenía que llegar", explica José, quien montó el videoclub en 1984 para tratar de generar unos ingresos extra a su labor como transportista. "Puse el videoclub por cuestión de supervivencia. Había que llegar a final de mes y pensé que sería una buena idea. Hasta 1988, tras trabajar en Mercabilbao, venía y metía aquí horas. Mientras yo trabajaba, mi mujer atendía el negocio", indica José.
NEGOCIO EN AUGE
La razón por la que José apostó por poner un videoclub a mediados los 80 es clara; era un negocio en auge. "En 1982, a cuenta del Mundial de fútbol, muchas familias compraron vídeos y era un negocio que estaba creciendo, por eso decidí abrir el videoclub", reconoce José, quien ha tenido que adaptarse rápidamente a los cambios que ha ido marcando el negocio a lo largo de estas casi cuatro décadas. Cuando abrió el videoclub Films era la época del Beta, el VHS y el vídeo 2000 y ahora, por el contrario, esos tres soportes han pasado a la historia y el mayoritario es el Blu-Ray. "Ha habido muchos cambios y hay que adaptarse a ellos, pero siempre con el objetivo de ofrecer lo mejor a la gente", asegura este hombre cuyos días libres son Nochebuena, Año Nuevo y Reyes. "Este es un negocio de entretenimiento y no te puedes permitir cerrar cuando los demás tienen más tiempo libre", apunta.
Por ello, para él la palabra vacaciones es algo que va a conocer ahora, cuando le llegue la hora de jubilarse. "Hay que meter muchas horas en este negocio, pero me voy con la satisfacción de haber hecho mi propio proyecto y haber trabajado para tratar de dar lo mejor a mi familia y también a la clientela que tanto ha confiado en mí estos años. A todos ellos les estoy agradecidísimo. Tú puedes trabajar muchísimo, pero si la gente no te apoya y no entra a comprar, no hay nada que hacer. Ellos son los responsables de que este negocio haya durado 38 años", señala emocionado.
En este tiempo ha hecho amistades, ha conocido a mucha gente y ha visto cómo los niños que hace tres décadas entraban a la tienda, hoy son padres y madres que también compran con sus hijos. "Eso es muy bonito", subraya José, quien espera que en un plazo de un par de meses cierre para siempre la persiana de su videoclub, un negocio que ha cambiado mucho su fisonomía desde que abriese. "Como cada vez se alquilan menos películas, ha habido que ir metiendo cada vez más chucherías, patatas fritas... Si siguiese, tendría que reducir aún más el espacio para las películas porque cada vez es menos rentable", indica José, quien entra a su negocio pasadas las 10.00 horas y tras un parón para comer no acaba su jornada hasta cerca de las 23.00 horas. De lunes a domingo.
Tanto trabajo y sacrificio tiene una cara mucho menos amable; el no poder disfrutar apenas de su familia. Una asignatura pendiente que espera poder cumplir ahora que llega el momento de jubilarse. "Apenas he tenido tiempo de disfrutar de mi mujer, mis hijos... En general no he podido disfrutar de toda mi familia y es lo que quiero hacer ahora. Por ponerte un ejemplo, tengo dos nietos que viven a 80 kilómetros y, de momento, no estoy pudiendo disfrutar con ellos", apunta con lágrimas en los ojos.
Ahora, una vez logre dar salida a gran parte de las películas y videojuegos que tiene en stock, llegará el momento de bajar la persiana para siempre y comenzar una nueva etapa tras pasarse 38 años, toda una vida, entre chuches y cintas de vídeo.