Matija Strlic, un profesor de Ciencias del Patrimonio del University College de Londres, creó un marco de referencia para la identificación, el análisis y el archivo de olores que pertenecen a nuestra identidad profunda. Strlic determinó que los libros, sobre todo los viejos, huelen a “una combinación de notas herbáceas, con puntas ácidas y un toque de vainilla sobre un olor a moho subyacente”. La degradación de la lignina, presente en el papel, provoca este resultado.
Sin embargo, detrás de ese olor a papel, hay mucha más información. Una subjetiva, la que se vincula a los recuerdos y los gustos, y otra más objetiva, la de los datos. En España, en 2019, se editaron 90.000 libros, 65.303 de ellos en papel y el resto en otros soportes. 1.660 de ellos se editaron en Euskadi. Desde este año en Álava hay una nueva editorial dispuesta a aumentar la cifra de libros editados. Es Uzanza y María Santórum es la mujer que se ha lanzado a la piscina de este proyecto mientras sigue escribiendo. Con Sans Solei y Fulgencio Pimentel, forman el trío de editoriales alavesas.
Esperando que les lleguen esos tomos que sacan las empresas editoras están las librerías. Según el Mapa de librerías 2021 elaborado por la Universidad de Zaragoza, en España hay 3.208 librerías independientes, con una media de 6,8 establecimientos por cada 100.000 habitantes. El Mapa de Librerías se encarga de actualizar el censo de librerías operativas y hace una definición muy clara sobre qué es una librería: establecimientos físicos especializados, cuya actividad principal es la venta de libros nuevos al por menor y que no pertenecen a grandes cadenas (más de 25 establecimientos). El último informe señala que un 47,1% de las 3.208 existentes, suman más de cuatro décadas de actividad, frente a un 16,1% que abrieron a partir de 2010, se sitúan mayoritariamente en ciudades de más de 100.000 habitantes (50,5%), aunque un 24,6% de ellas se encuentran en municipios de menos de 25.000 habitantes. En Euskadi hay 144 librerías. Una de ellas es Mara Mara, situada en la Calle San Francisco de Vitoria-Gasteiz donde Marta Martínez ejerce como librera.
María y Marta, dos mujeres con una pasión común, los libros, que cuando inhalan ese olor a lignina degradada que emanan las hojas de papel de los libros viejos recuerdan también el esfuerzo por seguir construyendo sus vidas alrededor de ellos por mucho tiempo.