Unai Laso, en un parpadeo

Un abrir y cerrar de ojos. Un parpadeo. 22-7. 35:48 minutos de juego y apenas 139 pelotazos a buena para colocar un titular: Unai Laso regresa al Cuatro y Medio con el bisturí bien afilado, pasado por la piedra de un verano en el que ha vivido el tembleque de las lesiones. Vistiendo de colorado, con el anagrama de campeón del Manomanista de 2022 en el pecho, la continuidad quedó cercenada por los problemas físicos. ¿Alguna duda? No, no pasa nada. Un fundido a negro y ya. Cortinilla de estrellas. Unai Laso está de vuelta en la jaula. Se deshizo de un Danel Elezkano que entró agresivo y salió trasquilado este sábado en el frontón Labrit de Iruñea. Era el debut del navarro en la presente edición. Emite buenas sensaciones.

El delantero errotarra exhibió buenas piernas y utilizó el saque como principal ariete. Se largó desde el 5-4 con diez tantos consecutivos, tres de ellos llegaron desde el primer disparo. Terminó con ocho cartones conseguidos con un solo pelotazo a buena. Danel tuvo problemas con el resto y su rival buscó el enredo, alternando dirección a diestra y siniestra. Un calvario para Elezkano II, que llegaba a la fase de cuartos de final con la confianza de haber derrotado a Artola en octavos por un apretado 22-19.

Inicio a tumba abierta

En un inicio a tumba abierta, expeditivo Danel, es cuando hubo algo de emoción –lo mejor del envite fue el 8-4–. El vizcaino expuso velocidad y descaro, suficiente para verse con el marcador a favor tras el lanzamiento de la chapa. Era el camino. Tal vez el único. Unai tiene el poso del campeón y el hambre del principiante. Sombra alargada. Fe en sí mismo. Abanico de virtudes.

Danel, entretanto, debe mirarse al espejo. En el reflejo está el pelotari que lleva dentro: violento, travieso, exquisito. Apenas le queda margen si quiere estar en las semifinales. Solamente le duró la mecha en unos destellos iniciales que sorprendieron al finalista de 2021. Se puso 0-2 con un voleón al ancho y un saque-remate eléctrico por la pared.

Unai Laso contra Danel Elezkano, en el Labrit. Iban Aguinaga

Elezkano II, honesto, se sabía la lección: velocidad en el pelotazo y riesgo para construir enigmas. El plan no salió: erró dos pelotas consecutivas (2-2). Laso enlazó dos saques seguidos, en ambos buscando la diestra del vizcaino. Su contrincante, en un tanto disputado a toda velocidad, buscó el gancho y murió en la chapa. 

Con el 5-2, el primer fallo de Laso –solo cometió dos en juego, el segundo fue el 15-5; además de las dos faltas de saque– devolvió el crédito al dos veces campeón del Parejas. Elezkano II mantuvo la idea y cruzó un gancho en el tercer pelotazo. Eso sí, en el 5-4, un regalo dio la alternativa a Unai, que no perdonó la apertura. Laso empezó a ver huecos y trazó un dos paredes.

El hundimiento

Y llegó el 8-4, el mejor tanto del partido por intensidad y alternativas. Se zanjó con una cortada del campeón a los pies de Danel. El de Aspe no contestó. Era el pelotazo número 17. El ritmo frenético despejó el panorama: Laso se asentó, creció, y Elezkano II pagó la factura.