Unai Laso y Ander Imaz se acercan a la final del Campeonato de Parejas

Unai Laso es puro nervio, un animal salvaje desencadenado. Tiene más esquinas que un saco de leña y por dentro le recorre un amasijo de cables pelados. Pura electricidad. Energía a raudales. Eso se tiene o no se tiene. Debate a mordiscos, como un boxeador rabioso al que una manada de pitbull le mordisquea el estómago. Unai Laso es una bestia competitiva, un extraterrestre. Suceda lo que suceda. Y es honesto. Es el campeón y además ejerce. Es decir, asume la responsabilidad. Este sábado dio un clínic en el Labrit de Iruñea en una actuación de matrícula de honor por vibrante, ambiciosa y acertada, mas también por su compromiso y sacrificio. Ojo de artista, alma de estibador. Fue su mejor partido del Parejas. Actuación de gigante. Cubrió a Ander Imaz ante un poder como el de José Javier Zabaleta, que pegó una barbaridad. El errotarra desmontó el gran partido del de Sakana con una versión indomable, atado a un Imaz que creció con el paso del trajín. Entre el amasijo de voltios, al que se le fundieron los plomos fue a Aitor Elordi, agarrotado y romo en el remate.

Los de Baiko se acercan a la final del Parejas del 2 de abril en el Navarra Arena, aunque al haber ganado por 22-21 y 22-19 sus anteriores compromisos, su tercer choque puede estar comprometido por el tanteo. Aun así, si este domingo vencen Altuna III-Tolosa serán finalistas de forma matemática.

El marcador comenzó sonriendo a los colorados. 5-1. Papeles cambiados en un partido en el que se cantó doble a sencillo a favor de azules.

Las alarmas se encendieron en el bando favorito. Laso llegó a defender muchas pelotas con los pies en el cinco. Se la jugó con una cortada que murió en la chapa. Los de Aspe volvieron a la raíz; es decir, a la senda de Zabaleta. El de Etxarren calentó y exigió su parte. Martillo pilón. Metió a Imaz en un bombardeo. Igualaron en el quinto cartón. Un error del etxarrendarra devolvió la fe a los colorados, que alimentaron sus opciones con una apertura de Laso. Unai trabajó como nadie en la ayuda a su zaguero. Es encomiable. Se desfonda siempre. Sin embargo, dos derechazos tremendos de Zabaleta, que hace fácil lo difícil, colocaron el siete iguales. La tacada se frenó con un fallo de Elordi, el tercero en su cuenta.

El campeón del Manomanista siguió a lo suyo. Carácter indomable. La pelota se encabritó –la de los colorados era más rápida con el único objetivo de incomodar a José Javier– y Unai clavó un derechazo en el rebote. El errotarra, fiel a sí mismo, tiró del carro. Para lo bueno y para lo malo. Se le fue un gancho, pero puso en pie al Labrit con un dos paredes. Zabaleta hizo el 11-9 en una escapada. Al primer descanso largo se llegó con el 12-9 tras un fallo de Elordi. 

Unai Laso y Ander Imaz, en el Labrit de Iruñea. Oskar Montero

Los remates de Elordi

En el 15-10, Laso llevaba ocho tantos en juego y Aitor ninguno. Su primera caza fue una escapada en el 15-11. El segundo de su cuenta fue el 15-14, su primer remate favorable, una parada al txoko. Terminó con cuatro. 

Pero Laso, desbocado, e Imaz, poseedores de una defensa estratosférica, metieron una marcha más. El delantero siguió con el recital. Respiraron con un dos paredes y un derechazo atrás brillantísimo. Perdió el 17-15, pero el quinto fallo del vizcaino en el gancho llevó a las dos parejas al segundo descanso largo. El de Mallabia no aprovechó las oportunidades. Mal negocio. El campeón siguió la fiesta con una dejadita en el txoko. 

Unai Laso y Ander Imaz. Josu Chávarri