Xabier Barandika y usted sobrevivieron a la primera fase. Coincidieron en el mismo grupo con los actuales campeones, Aritz Erkiaga-Zabala, a los que ganaron en su primera comparecencia (15-10, 9-15 y 4-5), pero la derrota ante Olharan-Basque (11-15 y 10-15) les puso cuesta arriba la clasificación. Se repusieron y están en la final tras tumbar a los invictos Goikoetxea-Etcheto en la semifinal (15-8, 14-15 y 5-3).
—Nuestra trayectoria ha sido como una montaña rusa. En la apertura del campeonato, ante Erkiaga-Zabala, hicimos un partidazo del copón. Llegamos física y técnicamente muy bien. Después, sí que es cierto que bajamos un poco en el segundo –ante Urrutia-Aimar (15-8 y 15-14)– y, sobre todo, en el tercer partido –la derrota ante Olharan-Basque–. Nos quedó un mes para entrenar e hicimos los deberes. En la semifinal dimos un gran nivel.
Juega con su ‘hermano adoptivo’ en la cesta punta. Fueron pareja en aficionados, debutaron juntos e, incluso, compartieron piso en Dania.
—Llevamos doce años jugando juntos. Mi primer partido con él fue cuando yo tenía 16 años. Hemos jugado Mundiales en México, fuimos juntos a Dania, vivimos allí juntos y al volver de Estados Unidos nos ha tocado de nuevo. Llegar a la final del Winter Series en Gernika con Barandika es un sueño.
Choque generacional en los cuadros largos: joven contra veterano.
—Todos conocemos a Imanol López. Lleva mucho tiempo en la cumbre. Es un pelotari que mete pelota, atrasa con su revés y tiene mucha fuerza. Intentaremos jugar nuestras cartas. Sabemos cómo tenemos que plantear el partido.
López, pese a tener 38 años, está muy en forma.
—Se le ve que se cuida mucho. Está aguantando físicamente muy bien. Eso se lo sumas a la técnica y la potencia que tiene y se crea un pelotari completo.