El Athletic cerró su portería la pasada campaña con Unai Simón. El meta rojiblanco recuperó un trofeo Zamora que llevaba sin recibir ningún portero del Athletic desde que en 1970 lo alzara José Ángel Iribar. El portero, con un coeficiente de 0,92 goles por encuentro, superó a sus más inmediatos perseguidores en la clasificación, donde apretaban por conseguirlo Ter Stegen con 27 goles en 28 partidos con el Barcelona y Álex Remiro que encajó 36 goles en 36 partidos con la Real Sociedad.
5º Zamora
El de Unai Simón es el quinto trofeo Zamora que viajará a las vitrinas del Athletic. Antes de Simón, Gregorio Blasco en 1930, 1934 y 1936, José María Echevarria en 1941, Raimundo Pérez Lezama en 1947 e Iribar en 1970. Fue precisamente "el Txopo" quien entregó el galardón e insitió en que Simón era mejor que él "en todo".
"Respecto a lo que dice Ángel de que yo soy mejor, el fútbol evoluciona y está claro que los jugadores mejoran, pero muchas veces lo que de verdad importa y la esencia del fútbol es la huella que dejas, por cómo has sido y lo que has sido para el club en el que has jugado. En ese sentido, Iribar es inalcanzable. Todo lo que ha hecho por el Athletic y por el fútbol es inigualable y por eso siempre diré que es el más grande en ese sentido", respondió inmediatamente el actual meta rojiblanco.
A pesar de ser un premio individual, Simón quiso acordarse del resto del equipo porque sin ellos no hubiera sido posible. "Soy la cara que está recibiendo el premio, pero también quiero darle la enhorabuena a todo el equipo. Se vio durante las 38 jornadas y sobre todo en la última lo que significaba para todos dejar la portería a cero. Estoy muy agradecido por estar rodeado de los mejores en el Athletic, el fútbol pasa muy rápido, aunque no nos lo parezca. Cuando era pequeño ni me imaginaba poder estar viviendo lo que estoy viviendo ahora. Vivir todo esto es un sueño y seguirá siéndolo mientras pueda seguir defendiendo la portería de San Mamés", respondió emocionado el cancerbero.
Cerca de volver
Durante las últimas semanas, Simón ha ido progresivamente entrando en la dinámica grupal. Al inicio como un futbolista de campo más, sin guantes ni intención de hacer portería, pero ya en las últimas semanas le hemos visto como un portero más sin aparentes complicaciones en su operada muñeca. A escasos días de recibir el alta médica y tras cumplir los plazos facilitados por el doctor que le operó, Simón sabía que "iba a ser una lesión larga de tres o cuatro meses". En las últimas semanas, el aumento de actividad bajo palos ha sido considerable y las sensaciones son buenas "aunque los compañeros son un poco burros y le pegan muy fuerte".