Unas 325.000 personas y más de 75.000 viviendas se hallan en la 'zona cero' de la DANA que ha asolado la provincia de València, en l'Horta Sud, con más de 200 víctimas mortales y centenares de desaparecidos.
Así se deduce de los datos difundidos este sábado por el programa europeo de satélites Copernicus y que ha analizado el equipo de la catedrática de Geografía Humana de la Universitat de València (UV), María Dolores Pitarch.
Pitarch ha explicado a EFE que tres días después de este episodio climático extremo se desconocen con exactitud los límites de la inundación ocurrida este martes, 29 de octubre, aunque en las imágenes facilitadas por Copernicus muestran la extensión con lodos y fango.
Los datos apuntan que las personas afectadas en las zonas que han "sufrido mucho" (no las que han registrado una mínima lámina de agua) y que se pueden considerar 'zona cero' podrían ser unas 325.000, la suma de los habitantes de Alaquàs, Aldaia, Alfafar, Benetússer, Beniparrell, Catarroja, Lloc Nou de la Corona, Massanassa, Paiporta, Pincanya, Sedaví, Torrent, Xirivella y el distrito Poblats del Sur de la ciudad de València, especialmente La Torre y Castellar.
La Universitat de València calcula que allí hay unas 75.000 viviendas afectadas, que alcanzan un total de unas 1.600 hectáreas y numerosos polígonos industriales, que suponen más de 2.200 hectáreas en una zona que forma parte de la primera corona del área metropolitana de Valencia.
Pitarch ha advertido de que en este área geográfica se dan varias particularidades que han agravado las consecuencias del gran caudal del agua, entre ellas que se estima que el 75 por ciento de las personas viven y trabajan "en lugares diferentes, por lo cual se mueven cada día".
Más de 125.000 vehículos diarios en la 'zona cero'
Las carreteras principales de la zona presentan una intensidad media diaria de más de 125.000 vehículos, de los que el 7 por ciento son pesados. Esto evidencia un tráfico muy denso, más aún en horas punta lo que ha podido ser determinante a la hora de explicar el altísimo número de fallecimientos.
A este factor se suma que hay transporte público "en todos los sentidos" y que los municipios de ese área metropolitana son "un continuo urbano" y sin delimitación física entre ellos, de manera que "el suelo está artificializado por todas partes".
Esto provoca, a su vez, que "el agua no drene y, por el contrario, incluso coja una velocidad aún mayor de lo normal al discurrir por un asfalto que acelera", según la catedrática de la UV.
Una zona superocupada para vivir, trabajar y consumir
Además, hay una gran cantidad de polígonos de ocio que están unidos a las poblaciones afectadas dentro de una masa urbanística "bestial", al ser una "zona superocupada por el ser humano para vivir, trabajar y consumir".
A toda la "urbanización compacta" se suman numerosos polígonos industriales con más movimiento de personas y también un tipo de construcción "difusa" de casas sueltas del tipo alquería y de segundas residencias, algunas de las cuales habrían estado vacías en el momento de la inundación.
Sin embargo, a raíz de la pandemia sanitaria de la covid-19 otra parte de estas casas de campo habitualmente utilizadas en fines de semana y vacaciones en los últimos años han pasado a ser primeras residencias, lo que también contribuye a elevar la movilidad de la zona.
Por todas estas razones, a las que se suma una intensidad extrema de las lluvias y una falta de información respecto al riesgo de inundación, para Pitarch la 'zona cero' experimenta una elevada peligrosidad que ha terminado en catástrofe y, lo peor de todo, en la pérdida de vidas humanas.