Álava está viviendo una Semana Santa muy distinta a las dos anteriores, sin apenas restricciones a la actividad.
Las calles del territorio, animadas también por el buen tiempo que acompaña estos días, han sido tomadas durante toda la semana por centenares de visitantes deseosos de recuperar el tiempo perdido durante la pandemia, mientras no menos alaveses han optado por salir de casa, al menos por unas pocas jornadas, para tomar aire y escapar de sus rutinas. Un intercambio inédito desde 2019, cuando tuvo lugar el último ciclo festivo de primavera sin covid, y que ha devuelto también la alegría a los sectores hostelero y hotelero.
Hace dos años, el confinamiento estricto frustró la Semana Santa por completo. Hace uno, el cierre perimetral vigente en Euskadi, donde comercios, bares y restaurantes tenían que cerrar sus puertas a las 20.00 horas y seguía en vigor el toque de queda, frustró los planes de miles de vecinos. Ahora, con la crisis sanitaria bajo control –al menos en este momento– y apenas unas pocas restricciones a la actividad, por fin se respira de otra manera.
Por si esto fuera poco, este próximo miércoles 20 decaerá también la obligatoriedad de usar la mascarilla en la mayoría de espacios interiores, como ya sucede en prácticamente todos los países de Europa.
El coronavirus no se ha ido todavía, pero la buena evolución de la pandemia está permitiendo poco a poco olvidar lo peor de esta larga pesadilla, que suma ya dos años y un mes desde aquel primer encierro forzoso. Los datos así lo avalan.
La incidencia acumulada del patógeno se encontraba este pasado lunes en Álava en los 335,26 contagios por cada 100.000 habitantes a 14 días, en una tendencia decreciente que se extiende ya varias semanas, y la presión asistencial sigue hoy en cifras muy asumibles en el conjunto de la red sanitaria púbica, que por fin ha podido recuperar toda su actividad no urgente.
Ingresos anecdóticos en UCI
En lo que respecta al Hospital Universitario Araba (HUA), los ingresos por covid han crecido levemente esta semana en comparación con la anterior, según confirman fuentes de la OSI Araba, pero las hospitalizaciones en UCI son ya prácticamente anecdóticas. En Euskadi, apenas una decena de pacientes se encuentran a día de hoy en cuidados intensivos.
La inmunidad híbrida generada por la amplísima cobertura vacunal y, en gran medida, la explosión de contagios de este pasado invierno está permitiendo por fin avanzar hacia una progresiva gripalización de la enfermedad. Una patología que, nunca está de más recordarlo, ha provocado hasta la fecha más de 6.500 fallecimientos en Euskadi, según los registros del Departamento vasco de Salud.
Hace justo hoy un año, en plena cuarta ola y tras la Semana Santa, la movilidad se encontraba limitada al interior de los principales municipios alaveses y 75 pacientes con covid se encontraban hospitalizados en el HUA, de ellos 21 en la UCI. La campaña de inmunización avanzaba todavía, además, con menos velocidad de la deseada debido a la escasez de vacunas y poco más del 20% de la población había recibido al menos una dosis por aquel entonces.
Faltaban apenas tres semanas para el fin del segundo estado de alarma, pero habría que esperar hasta octubre para ver decaer la mayoría de restricciones en vigor. Hubo un último paso atrás después, en diciembre, con la irrupción de una sexta ola que dejó cifras récord en Euskadi y Álava –el territorio tocó techo el pasado 15 de enero con 6.157,31 casos de incidencia–, hasta que el 11 de febrero el lehendakari Urkullu desactivó la tercera y –por ahora– última emergencia sanitaria.
Por fortuna, la progresiva mejoría de la pandemia y la posterior –y actual– estabilidad han marcado la situación desde entonces.
Noticias esperanzadoras
El último diagnóstico del viceconsejero vasco de Salud, José Luis Quintas, también trajo este pasado martes noticias esperanzadoras al respecto. De hecho, Quintas reconoció en una entrevista a Radio Euskadi que en la actualidad "no hay nada" que haga pensar a las autoridades sanitarias que la CAV se encuentre "a las puertas de una nueva ola" de la pandemia.
Además, el número dos del Departamento de Salud subrayó que de no llegar al territorio otra variante "más agresiva" que omicrom, la que sigue siendo dominante a nivel local, se podría "empezar a pensar" en una vigilancia del patógeno "del estilo" de la que hay de la gripe. Quintas afirmó que, a día de hoy, prácticamente todos los contagios son por omicron o por una subvariante de esta (B.2), de manera que ya se ha hecho totalmente mayoritaria: representa más del 98%.
Esto ha hecho, según remarcó el viceconsejero, que el paradigma de lo que se entendía hasta hace poco por pico epidémico o pandemia ha cambiado, dado que el virus es ahora "mucho más transmisible que los anteriores pero mucho menos letal", y está provocando "menos enfermedad grave que requiere hospitalización".
En ello está incidiendo también el estado vacunal de la ciudadanía, según recordó Quintas. Nada menos que el 92,9% de la población vasca mayor de 12 años tiene la pauta completa de vacunación y un 69,3% de la mayor de 18 ha recibido además la dosis de refuerzo.
Mascarillas fuera
Y mientras los autóctonos que han optado por quedarse en casa estos días y los turistas que han venido a Álava siguen disfrutando de las oportunidades que ofrece el territorio, la cuenta atrás para decir por fin adiós a la mascarilla en buena parte de los espacios interiores está ya en marcha.
La medida será aprobada por el Consejo de Ministros este martes 19, una vez concluidas las fiestas, y entrará en vigor 24 horas después, situando al territorio todavía –si cabe– más cerca de la vieja normalidad.
Cabe recordar, con todo, que el uso del cubrebocas seguirá siendo obligatorio en tres espacios muy concretos. Los centros sanitarios, donde lógicamente se incluyen los ambulatorios, los hospitales u otros recursos como el PAC; los recursos sociosanitarios, como unas residencias de mayores que han sido uno de los ámbitos más golpeados a lo largo de toda la pandemia; y el transporte público. En este último caso, la mascarilla seguirá siendo de obligada utilización tanto en los autobuses urbanos e interurbanos como en el tranvía.
Habrá que esperar, eso sí, a la letra pequeña del Real Decreto para saber cuál será la regulación en otros espacios como las embarcaciones o los aviones. No en vano, algunas compañías aéreas como EasyJet, Jet2, British Arways –si lo contempla el país de destino– o Virgin Atlantic, entre otras, ya permiten viajar a bordo sin la mascarilla.