Política

“Uno de los errores del ‘procés’ fue echarnos la soga al cuello marcándonos plazos”

Aunque ya no está en la primera línea política, Joan Tardá (Cornellà de Llobregat, 1953) sigue participando activamente en la vida de ERC
Joan Tardá, en segunda línea, pero muy en forma
Joan Tardá, en segunda línea, pero muy en forma / EFE

De cara a la segunda fase del congreso, el próximo mes, ha impulsado junto a otros compañeros una corriente interna llamada ‘Ágora republicana’, que pretende trabajar por un nuevo rumbo en el partido.

En sus planteamientos ven la necesidad de un refuerzo ideológico.

Esquerra tiene que hacer un giro a la izquierda. Hay que reaccionar frente a la ofensiva conservadora

En primer lugar, hay que tener presente que Esquerra Republicana tiene que hacer un cierto giro hacia la izquierda. Tenemos que reaccionar ante esta ofensiva tan extraordinaria del pensamiento conservador, del pensamiento reaccionario, que corresponde al ámbito internacional, pero también al ámbito español y al ámbito catalán. Entendemos que el republicanismo debe tener un matiz más izquierdista que el que ha tenido hasta ahora.

También plantean un cambio en la búsqueda de alianzas.

Entendemos que hay que dejar atrás alguna cierta cultura que ha habido de frente patriótico. Ahora de lo que se trata es de acumular fuerzas a fin de poder ejercer el derecho a la autodeterminación. Entendemos que hay que construir una solución que interpele a la mayoría del catalanismo político, pero desde la izquierda, y como quiera que hoy existe ya un partido independentista por primera vez de centroderecha, que es Junts, ya no tenemos que hacer todos los papeles del repertorio y podemos especializarnos en trabajar con las clases populares.

Unas clases populares que, en Catalunya, como en todo nuestro entorno, están cambiando.

Es fundamental atraer a los migrantes a nuestra causa trabajando por la mejora de sus condiciones de vida

Exacto. Cada vez tenemos un porcentaje mayor de personas migrantes. Tenemos que hacer un esfuerzo para ganarlos para nuestra causa. Por eso, una de nuestras propuestas es que en el próximo ciclo electoral haya listas-cremallera con la participación igualitaria de personas migrantes. Ahora puede sonar a utopía, pero también lo pareció cuando se planteó lo mismo para aumentar la participación de mujeres, y ahora todos lo tienen asumido.

Sostiene que este planteamiento parte de la reflexión sobre lo que se hizo mal en el procés.

Sí, y una de las cosas que hicimos no mal sino fatal fue confundir el silencio de nuestros compatriotas no independentistas con la aceptación del unilateralismo. Creíamos que cuando lográramos los objetivos, se sumarían al carro. Y eso fue un error. Provocó un sinfín de vetos cruzados y un atrincheramiento que en esta fase deberíamos superar.

¿A qué se refiere, concretamente?

Pues a la necesidad de trabajar con las fuerzas de izquierda no independentistas. Así, el PSC tiene que asumir que su proyecto es imposible sin el independentismo, del mismo modo que los independentistas tenemos que asumir que nuestro proyecto de ejercer el derecho a decidir no es posible sin el concurso del catalanismo no independentista que representa el PSC.

Pero usted va más allá del PSC. Propone, incluso, un pacto con los Comuns.

Pertenezco a una corriente de opinión de ERC que defiende dejar atrás los frentes patrióticos, como en algunos casos se denominó a los acuerdos con Junts per Catalunya porque eran propios de un contexto en el que se pretendía acumular la mayor cantidad de fuerza para la confrontación democrática del 1-O y sus consecuencias. En el nuevo contexto prevalece la necesidad de incorporar a buena parte de las clases populares catalanas ajenas al soberanismo e incluso al catalanismo. Eso incluye a los Comuns, pero no excluye a otra fuerza independentista como la CUP. No tiene ningún sentido no acelerar los procesos de convergencia entre todos los partidarios del derecho a decidir.

Volviendo al PSC. ¿Está satisfecho del pacto que hizo posible la investidura del socialista Salvador Illa?

Con el PSC llegamos a un pacto de investidura, no de legislatura. Debemos trabajar para que lo sea

Estoy muy satisfecho del trabajo que hizo Marta Rovira para que fuera posible. Los socialistas aceptaron enterrar proyectos que daban miedo y también mostraron que estaban dispuestos en avanzar en una financiación singular. Hay que dejar claro que fue un pacto de investidura y no de legislatura. Deberíamos tratar de que lo fuera. Para eso, el PSC debe cumplir lo acordado. Y hasta que no lo veamos, es lógico que ERC no dé el paso, por ejemplo, de apoyar los presupuestos.

¿Y a Esquerra le merece la pena haber propiciado que Illa sea president? Desde la otra fuerza importante del soberanismo, Junts, les acusan de traidores.

Pero esto no es nuevo. Ya hace años que nos acusan de ser traidores. Lo hicieron por los indultos. Siguieron haciéndolo por la amnistía. Hemos tenido manifestaciones delante de nuestra sede en las que se nos gritaba que habíamos traicionado el procés y de ser españolistas. Pero eso no nos desvía de nuestro camino. Tenemos muy claro el objetivo. Y aunque el coste personal y emocional haya sido alto, no nos doblegaremos ante los insultos. Mucho menos, ahora que el sentimiento nacional parece en retroceso, mientras que avanza el estatismo.

¿Volverá a haber un frente entre ERC y Junts?

Soy de los convencidos de que ahora no se debe seguir la vía de los ya convencidos del soberanismo. Ahora hay que apelar a los indiferentes, a los que no están con nosotros. Hay que hacer una lectura real de la actual sociedad catalana en la que, como ya he dicho en esta entrevista, cada vez es más pujante la inmigración. Debemos incorporarlos tratando de que asuman naturalmente su catalanismo. Pero el banderín de enganche no es el identitario sino la defensa de los derechos democráticos y sociales de las personas.

¿Apuesta más por el eje de izquierdas que por el soberanista?

O el republicanismo y el independentismo se ponen al día, y esto creo que vale para otras naciones sin Estado como Euskal Herria, o corremos el peligro de que nos ocurra lo mismo que ha ocurrido en Quebec. Es decir, que el independentismo esté representado por personas cada vez de mayor edad. Las nuevas generaciones, al menos en lo que uno ve, no se han sentido ligadas a la generación que protagonizó el segundo referéndum, el 2017.

Hablaba antes de la necesidad de reconocer los errores que se cometieron en el procés. ¿Cuál fue el peor de todos?

No sé si fue el peor, pero uno de los más graves fue echarnos la soga al cuello marcándonos plazos. Durante unos años vivimos como si cabalgáramos en un caballo desbocado. Todo fue muy deprisa. Tuvimos a centenares de miles de personas en la calle. Nunca había habido una movilización igual. Entonces, en esa vorágine, cometimos el error de asumir que todo se podía llevar a cabo en 18 meses.

¿Ha habido tiempo de hacer una autocrítica?

Por nuestra parte, lo hemos intentado, hemos actuado con sinceridad y honradez. Pero las circunstancias han sido muy difíciles. Vivimos un proceso congresual con los dirigentes en la cárcel o en el exilio, como Marta Rovira. En este, que culmina en marzo, podremos completar ese ejercicio, aunque no somos los únicos que debemos hacerlo.

¿Quiénes más deben hacerlo?

Todos. La izquierda española tampoco ha reflexionado sobre su papel. No digo ya la derecha, que ni se lo plantea. La izquierda tiene que hacer su examen de conciencia. Es verdad que este Pedro Sánchez no es el que quería pactar con Albert Rivera, pero el PSOE debe preguntarse por su papel. De alguna manera, nuestro unilateralismo fue la respuesta a su cerrazón absoluta a querer hablar de nada. Tienen que hacerlo pronto, antes de que la socialdemocracia se vaya al garete.

¿Está queriendo decir que ve inevitable un inmente gobierno del PP y Vox?

–Habría que hacer todo lo posible para que este escenario no se produzca. Tal y como están nuestras sociedades hoy en día, resquebrajadas, descohesionadas y atendiendo a influencias reaccionarias que nos vienen de todas partes -no hay más que ver lo que está pasando en el mundo-, creo que el peligro es muy grande.

Las consecuencias serían graves para todos y especialmente graves para el catalanismo.

Ahora lo que menos nos interesa es que en Madrid haya un gobierno compuesto por fuerzas catalanófobas

También hay quien piensa que cuanto más fuerte es la opresión más fuertes seremos. Creo que esto no es cierto en el contexto actual. Ahora lo que menos nos interesa es un gobierno de fuerzas políticas que hacen de la catalanofobia sus fuentes de verdad. Con la izquierda española es muy difícil entenderse, pero es que parte de la derecha quiere aniquilarnos culturalmente.

¿Cómo ve la actuación de Junts en este escenario? Se diría que no le importaría propiciar ese gobierno de las derechas.

Veo a Junts irreconocible. Diría que una parte de su electorado tampoco entiende su forma de actuar. Y es verdad que se ha querido humillar a Carles Puigdemont, que lo que han hecho con él no tiene nombre. Pero la respuesta no puede ser la actual. Y tampoco se puede forzar la máquina desde el punto de vista patriótico hasta el extremo de negar la catalanidad o el compromiso de Esquerra. Eso, mientras por otro lado se permite el lujo de flirtear con fuerzas políticas que se han postulado como enemigas de Catalunya. También entiendo que Junts no ha podido normalizarse porque sigue sujeto a un proceso injusto de represión. Cuando eso termine, las cosas podrán ser diferentes.

Personalizando, ¿qué le parece la actuación de Puigdemont?

A Carles Puigdemont le reprocho que haya musculado Junts a base de parasitar a Esquerra

Lo primero, respeto su figura y denuncio la persecución que está sufriendo por parte de determinadas instancias judiciales del Estado español. Pero, respecto a Esquerra, le reprocho que haya querido muscular Junts parasitándonos a nosotros, en lugar de ir a buscar un nuevo electorado. Y lo hizo mientras nosotros también estábamos sufriendo la represión, con nuestros dirigentes principales en la cárcel o en el exilio, como Marta Rovira.

¿Qué le pareció que Junts no se sumara a la moción de censura en Ripoll contra la alcaldesa ultraderechista Silvia Orriols?

Un enorme error político. No se puede favorecer a una fuerza que contamina al catalanismo, que hasta ahora ha sido de izquierdas, de centro o de derecha, pero nunca fascistoide ni xenófobo. Junts ha entrado en pánico por una fuga de votos y ha blanqueado a esta fuerza. l

2025-02-24T18:44:08+01:00
En directo
Onda Vasca En Directo