La ONU y las ONG dedicadas a la infancia han dado la voz de alarma por la posible muerte de unos cien niños en el naufragio de una embarcación con cientos de migrantes y refugiados al sur de Grecia, una "atrocidad" que para el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) evidencia la necesidad de trabajar para evitar tragedias de este tipo.
La poca información que ha trascendido deriva de las declaraciones de los supervivientes. Los servicios de emergencia han recuperado con vida a 104 personas y, aunque mantienen en 78 la cifra oficial de fallecidos, se estima que a bordo viajaban hacinadas varios cientos de migrantes más, lo que anticipa una de los desastres más mortíferos de la historia reciente.
UNICEF ha reaccionado con "profunda tristeza y conmoción" a las informaciones que apuntan a la presencia de hasta cien niños en la bodega del barco hundido. "Podemos suponer que muchos de esos niños habrán perdido la vida, ya que hasta ahora los informes de supervivientes son limitados", ha subrayado el coordinador de la respuesta a refugiados en Europea, Philippe Cori.
Se trata de niños que "han huido del conflicto, la violencia y la pobreza", que "probablemente han soportado explotación y abuso en cada paso de su viaje". En este sentido, la agencia de la ONU ha advertido incluso de que "la mayoría de ellos habrán intentando hacer la peligrosa travesía solos, a manos de traficantes y contrabandistas".
"La muerte evitable de tantos niños en el mar Mediterráneo es una atrocidad que perseguirá a estas costas en los años venideros. Ya basta", ha sentenciado Cori, al reclamar de nuevo la creación de rutas seguras y legales y el despliegue de operaciones de búsqueda y rescate que permita auxiliar a las embarcaciones en peligro.
Una tragedia que para Save the Children no supone una sorpresa
En la misma línea, un asesor de Save the Children, Daniel Gorevan, ha señalado que las víctimas del último naufragio, "trágicamente", no suponen una sorpresa en un contexto en el que los Estados miembro de la UE "han llegado a niveles extraordinarios para cerrar todas las rutas para los niños y las familias que buscan seguridad en Europa".
Esto, ha añadido, se traduce a menudo en que "la única opción es emprender viajes peligrosos por mar". "Tragedias como esta son el resultado inevitable y mortífero" de estas políticas, ha dicho Gorevan en un comunicado.
También el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) han alzado de nuevo la voz en busca de estas rutas seguras, habida cuenta de que cerca de 27.000 personas han fallecido desde el año 2014 en aguas del Mediterráneo, unas 2.300 de ellas en la zona oriental, que conecta con Grecia.
La representante de ACNUR en Grecia, Maria Clara Martín, ha señalado que "cada vida perdida es una tragedia". "Nadie debería verse obligado a recurrir a viajes en los que se pone en riesgo su vida cuando huyen precisamente para salvarla", ha advertido Martín, cuya agencia ya ha enviado personal a la ciudad de Kalamata para brindar una primera asistencia a los supervivientes del último naufragio.
Por su parte, el jefe de misión de la OIM en Grecia, Gianluca Rocco, ha tachado de "devastadoras" las cifras conocidas de esta tragedia y ha insistido en que "esta situación pone de manifiesto lo urgente que es contar con una acción concreta y coordinada por parte de los Estados para salvar vidas en el mar y reducir los viajes peligrosos mediante la ampliación de vías migratorias seguras y regulares".