Era cuestión de tiempo y era también lógico que pasara. Una vez tomada la decisión de concurrir en solitario a la próxima cita electoral, no tiene mucho sentido seguir actuando en nombre de una coalición que ya no tiene futuro. Mucho menos si sus integrantes van a ser rivales en las urnas de aquí a unas pocas semanas. Así que UPN ha optado por aparcar de facto la marca Navarra Suma, que representa también a PP y Ciudadanos, y actuar públicamente solo bajo sus propias siglas.
Así al menos está siendo estas dos últimas semanas. Desde el último pleno parlamentario, la última vez que Navarra Suma actuó como tal en el Parlamento, todos los pronunciamientos políticos de UPN lo han sido bajo su propia marca electoral. Sus últimas cuatro notas de prensa, dirigidas a criticar la gestión del Gobierno por el precio de los peajes, por su labor en el departamento de Derechos Sociales, por las políticas de I+D+i o, ayer mismo, por los descuentos en el transporte comarcal, han llevado la única firma de la formación regionalista.
Contrasta igualmente la nutrida presencia pública de la marca de UPN en las redes sociales, muy activa siempre pero también en las últimas fechas, con el silencio de la cuenta oficial de Navarra Suma en Twitter, que desde el pasado 22 de diciembre no ha emitido ni un solo comentario. Incluso, la propia felicitación navideña del presidente de UPN y candidato, pero también portavoz de Navarra Suma, se ha difundido bajo las siglas regionalistas.
Queda por ver qué situación queda una vez retomada la actividad parlamentaria ordinaria a partir del próximo lunes. En el Legislativo UPN no tiene grupo propio, sino que actúa junto a PP y Ciudadanos en Navarra Suma. Una cohabitación que puede generar tensiones en un momento en el que la rivalidad electoral va a ser creciente en la derecha navarra. A estas alturas ya el grupo parlamentario no se va a separar y la propia dinámica legislativa va a mantener viva la marca hasta la disolución de la Cámara el próximo 4 de abril. Pero de facto la ruptura es un hecho y cada partido, como ha empezado a hacer ya UPN, va a actuar en base a sus propios intereses. Curiosamente, la coalición derechista ha acabado fracturada antes que la mayoría que sostiene al Gobierno de María Chivite, y cuya viabilidad política tanto han cuestionado los regionalistas durante toda la legislatura.
El PP también va por libre
La actuación de UPN no es en cualquier caso única. El PP también ha optado por una estrategia similar. En su caso con mayor necesidad todavía dada su menor presencia territorial y tradición histórica en Navarra. Los populares sacaron ayer a la calle su carpa promocional para “escuchar las peticiones” de los ciudadanos y repartir artículos promocionales con el logotipo del partido. También mantienen activa su propia comunicación a través de las redes sociales.
Un escenario previsible pero que no augura una convivencia fácil en el grupo parlamentario entre tres partidos que van a competir por un mismo espacio electoral y que, en el caso de UPN y PP, no va a ser una disputa amable. Los populares aspiran a hacerse con un espacio propio en Navarra a costa de su socio electoral, cuyo liderazgo en la derecha navarra aspiran a arrebatar a medio plazo con las elecciones generales en el horizonte. Y en ese objetivo no dudarán en azuzar las diferencias internas entre las bases regionalistas con Sergio Sayas y Carlos García Adanero como reclamo electoral. Un gesto que no agrada a UPN y que puede aumentar las tensiones en el grupo parlamentario en el tramo final de la legislatura.
El reparto de tiempos en el Parlamento queda en manos de los regionalistas
Más allá de la presencia pública de cada partido queda pendiente de definir también el reparto de tiempos y protagonismo en el día a día parlamentario para los tres últimos meses de la legislatura. Desde la decisión de UPN de concurrir en solitario a principios de diciembre se ha mantenido el funcionamiento rutinario, pero no está claro que vaya a seguir siendo así.
Hasta ahora, Javier Esparza ha ejercido como portavoz, aunque de forma recurrente ha decido espacio a los representantes de PP y de Ciudadanos, por ejemplo, en la ronda de portavoces habitual de los lunes. El reparto de responsabilidades también ha sido sectorial, pero ha habido margen para que los socios de UPN interpelaran directamente a la presidenta en las sesiones de control al Gobierno.
Una dinámica que los socios pequeños querrán seguir manteniendo pero que quizá no interese a los regionalistas en un momento en el que los tres partidos compiten abiertamente y se empiezan a escuchar reproches mutuos. Al fin y al cabo, en el mismo grupo parlamentario van a convivir los líderes de UPN, PP y Ciudadanos, y puede que también quienes vayan a ser sus respectivos candidatos en las próximas elecciones.
La decisión queda en manos de UPN, que tiene 15 votos en el grupo parlamentario de Navarra Suma frente a los tres de Ciudadanos y los dos del PP, y en el que formalmente se toman las decisiones por mayoría. Si los regionalistas quieren, el protagonismo parlamentario de sus socios de coalición será escaso a partir de ahora.