En un contexto de incertidumbre económica y ante el riesgo de que el pesimismo corra como la pólvora entre los vascos, el lehendakari planteó a la oposición aportar algo de sosiego y estabilidad con cinco pactos de país que vayan más allá de la mayoría absoluta que tiene su Gobierno. Lo hizo durante el pleno de política general del Parlamento Vasco pero, dos meses después, ya se ha caído de la lista uno de esos pactos tras una negociación fallida: el acuerdo sobre los Presupuestos de 2023. Las Cuentas para el próximo año se enfrentarán este viernes al debate de las enmiendas a la totalidad que han presentado todos los grupos, pero serán superadas con la mayoría absoluta de la que disponen PNV y PSE, lo que garantiza su entrada en vigor el 1 de enero sin sobresaltos.
Fuentes de Lehendakaritza consultadas por este periódico mantienen la oferta de alcanzar consensos amplios en las leyes y las actuaciones que tienen vocación de perdurar más allá de una generación de vascos, como la educación, el reto demográfico o la salud. Un consenso amplio evitaría que esas leyes se vieran sometidas a vaivenes constantes cuando cambiaran las mayorías parlamentarias. Durante el pleno de política general, Iñigo Urkullu sondeó las opciones de alcanzar un pacto de país sobre los Presupuestos de 2023 y 2024 por tratarse de años excepcionales marcados por la incertidumbre mundial, propuso fortalecer la atención primaria en el plano sanitario, se ratificó en el acuerdo sobre la educación para alumbrar en las próximas semanas una nueva ley, añadió la estrategia de emancipación juvenil, y cerró la lista con el acuerdo sobre la transición energética.
Desde entonces, el Ejecutivo ya ha tenido que tachar uno de los pactos del calendario. El Gobierno atribuyó al clima preelectoral la ruptura de las negociaciones presupuestarias que se han mantenido con todos los grupos salvo Vox. El problema radica en que este bache podría no ser puntual, ya que los próximos dos años van a discurrir en un bucle continuo de citas con las urnas: las municipales y forales de mayo, las generales previstas también para el próximo año, y las autonómicas vascas de 2024. A ello se le suma el ambiente de crispación política por la sanidad, con EH Bildu y PP+C’s pidiendo ya la cabeza de la consejera Gotzone Sagardui por la agitación que se vive en la OSI de Donostialdea. Una sanidad que, además, es otro de los pactos de país que propone Urkullu. A pesar del contexto desfavorable, fuentes de Lehendakaritza insisten en el planteamiento de los acuerdos de país.
Jonan Fernández rescata la idea
El secretario general de la Agenda 2030, Jonan Fernández, volvió a utilizar de manera expresa el término “pactos de país” este miércoles durante la presentación de la estrategia vasca para favorecer la emancipación de los jóvenes, y que incluirá una ayuda para los vascos de entre 25 y 29 años. El objetivo es rebajar hasta los 28 años la edad a la que los jóvenes abandonan el nido. Es la primera vez que se repite esa expresión de los acuerdos de país tras la ruptura de la negociación presupuestaria, lo que demuestra que el plan sigue vigente.
La ruptura fue especialmente sonada con EH Bildu por haber sido el socio en las Cuentas de este año y por el amargo cruce de reproches con el PNV que se desató después. Pero fuentes de Lehendakaritza recalcan que mantienen el rumbo y se muestran especialmente esperanzados con el pacto educativo, donde existe un consenso sólido para poner fin a la segregación del alumnado vulnerable y garantizar un nivel B2 en el conocimiento de euskera cuando acaben la secundaria. El barco puede llegar a puerto con PNV, EH Bildu y PSE, pero no está tan claro que Elkarrekin Podemos-IU vaya a aguantar toda la travesía tras sus amagos de desmarque, ante las presiones sindicales y ante la seductora perspectiva de tener un argumento con el que diferenciarse de la izquierda abertzale, rival directa en las elecciones.
En cuanto a la estrategia de emancipación de los jóvenes, antes de su presentación, EH Bildu protagonizó la semana pasada una intervención muy crítica con el Gobierno vasco por boca de su portavoz Eraitz Saez de Egilaz. Una vez presentado el plan de Lehendakaritza, por ahora solo han trascendido algunos comentarios en las redes sociales donde EH Bildu, de manera genérica, considera que la decisión de incorporar la dirección de Juventud a Lehendakaritza supone reconocer su “fracaso” y señala a la consejera Artolazabal, candidata del PNV al Ayuntamiento de Gasteiz. Este debate es estratégico para EH Bildu y podría ser un terreno propicio para que mantenga un perfil propio como alternativa. Lo mismo podría suceder con la energía, aunque en ese campo se han producido varios cambios de criterio. EH Bildu ha presentado en público su propio plan energético, aunque en él ha tenido que asumir que las eólicas serán necesarias.
Mantener la oferta de pactos de país permite al Gobierno vasco exhibir un perfil dialogante, frente al discurso del rodillo y autoritarismo que agita la oposición. En el caso de que esos pactos cuajaran, le permitiría aislar al Parlamento Vasco de la crispación que se vive en el Estado, y es evidente que el desgaste para su acción de gobierno sería menor, además de que propiciaría una mayor paz social. Numéricamente no necesita más votos, pero no escapa a nadie el valor político de esas alianzas.
Las Cuentas, aprobadas el 23
La negociación de los Presupuestos se rompió sin acuerdo después de que EH Bildu, Elkarrekin Podemos-IU y PP+C’s rechazaran las ofertas del consejero Azpiazu, aunque los populares intentaron estirar el chicle para terminar después filtrando su enmienda a la totalidad a un medio de comunicación. Hubo millones sobre la mesa, pero los grupos los desdeñaron por considerar insuficiente su planteamiento e insistieron en cuestiones como la reforma fiscal, que el Gobierno vasco ofrece analizar a partir de enero en las Juntas Generales. Azpiazu ha tratado de poner en valor las cesiones del Gobierno vasco porque vienen de un gabinete que tiene mayoría absoluta y no necesita apoyos.
La sesión del Parlamento arranca este viernes a las 9.30 horas. Comenzará con la presentación del proyecto por parte del Gobierno en 30 minutos. A continuación, llegarán los turnos de 30 minutos a favor y en contra de cada enmienda a la totalidad de EH Bildu, Elkarrekin Podemos-IU, PP+C’s y Vox, seguidos de 10 minutos de réplica y dúplica. Se votará, y los grupos que no hayan intervenido podrán explicar su voto en 5 minutos. Las Cuentas serán aprobadas el 23 de diciembre.