El Parlamento Vasco arrancará oficialmente el curso este jueves tras el paréntesis veraniego, y lo hará con un pleno de política general que tendrá dos caras. Por un lado, el lehendakari tratará de dotar de contenido y proyectos concretos a este último año de legislatura, que va a estar marcado nuevamente por el debate sobre la calidad de los servicios públicos, la emancipación de los jóvenes, y los grandes pactos de país pendientes, como la Ley de Educación y la de Transición Energética. Por otro lado, en un sentido totalmente opuesto, EH Bildu cree que se está asistiendo a un fin de ciclo, que el Gobierno está “desnortado” y que “se acumulan los problemas”. Teniendo en cuenta que las elecciones autonómicas serán el año que viene, probablemente el 9 de junio, ese escenario preelectoral puede tener su reflejo en los discursos de la oposición, que el PNV ya anticipa que serán catastrofistas.
Exceptuando la subida estacional de agosto, el pleno de política general llega con el viento de cara en lo que se refiere a las cifras del paro, que ha bajado hasta el entorno del 7,4%, unos niveles inéditos en 14 años. Pero también es un momento delicado, en mitad del pulso que mantienen algunas empresas de transporte escolar con la consejería de Educación a cuenta del precio que les debe pagar por cubrir las rutas. El Gobierno vasco ya ha ofrecido una compensación económica a las familias afectadas (las cifras oficiales estiman en un 2% la cantidad de alumnos afectados). También se mantienen las tensiones con los sindicatos de la Ertzaintza y las dificultades en las listas de espera de Osakidetza, que se vieron agravadas por la pandemia. En este contexto, el lehendakari ya anticipó en el primer Consejo de Gobierno tras el verano, el de Miramar, que su equipo asume la tarea de mejorar la calidad de los servicios, aunque volvió a apelar al realismo económico para no hipotecar a generaciones futuras. Se fijó como prioridad los servicios, el empleo y el modelo territorial, y volvió a referirse a los salarios precarios de las personas jóvenes y sus problemas para independizarse, lo que parece sugerir alguna novedad sobre la ayuda para la emancipación, que tendría que entrar en vigor en algún momento a principios del año que viene, que se situará en los 300 euros, y que estará destinada a las personas de entre 25 y 29 años.
Este pleno estuvo sobre la mesa en el debate de los fines de semana en Radio Euskadi, donde el presidente de la Ejecutiva alavesa del PNV, José Antonio Suso, confirmó que Urkullu expondrá sus “proyectos” y “objetivos” para los meses que le quedan a la legislatura. “Todavía quedan meses para hacer muchas cosas, y doy por hecho que el lehendakari trasladará los objetivos a cumplir”, dijo. Por el contrario, anticipó que la oposición asumirá un tono “catastrófico” para tratar de difundir “una imagen que en nada se parece a la realidad”.
Si ya es habitual que el lehendakari comience con un balance de lo realizado, esta vez insistirá especialmente en ello porque esta es la recta final de la legislatura. EH Bildu lo lleva más allá y habla de “un ciclo que termina”. También afronta el pleno con la intención de realizar un “balance general” porque “se viene de un ciclo que termina, los diez años de mandato de Urkullu”, según Mikel Otero. “Se acumulan los problemas estructurales, desde el deterioro de la calidad de los servicios públicos, el encarecimiento de la vida, la vivienda, la crisis climática...”, dijo. Cree que el PNV está “un poco desnortado, buscando culpables más que soluciones”. Los socios del PNV en el Gobierno, el PSE, por su parte, aspiran a que el foco no esté en el modelo territorial.