Política

Urkullu presiona con la macrorregión para no perder el tren de las ayudas de 2027

Euskadi convocará en noviembre a los secretarios de Estado de los países implicados para que Madrid active el proceso
El lehendakari, Iñigo Urkullu, con la secretaria general para la Unión Europea y Acción Exterior, Marian Elorza, y el embajador francés, Jean Michel Casa.

Pedro Sánchez está a punto de asumir la presidencia del Consejo de la Unión Europea y, cada vez con mayor sensación de apremio, el Gobierno vasco le pide que pise el acelerador, que no pierda el tiempo. Quiere que el Estado español aproveche sus seis meses de mandato para poner en marcha la creación de la macrorregión atlántica. Ese club, que estaría compuesto por territorios de cinco estados, lo impulsa el lehendakari Urkullu para que Euskadi y el oeste europeo no pierdan influencia ni queden relegados al vagón de cola en el diseño de las conexiones ferroviarias y energéticas.

Pero, ¿por qué le parecen tan importantes los tiempos al Gobierno vasco? ¿Hay alguna razón para querer hacerlo en estos seis meses, más allá de aprovechar el turno de un presidente español, que puede ser más sensible a esta demanda porque muchos de los territorios de la macrorregión están en sus fronteras? La respuesta es sí. Hay algo más. Son los plazos para crear una macrorregión, que ya de por sí son largos y se pueden extender casi dos años.

Si se alargaran más por un retraso a la hora de activar el proceso, los territorios del Arco Atlántico quedarían totalmente fuera del diseño del marco financiero de la Unión Europea para el periodo posterior a 2027, un marco que se está abordando ya. Es decir, se quedarían sin apoyo financiero para sus proyectos, tal y como explican fuentes de la Secretaría General de la Unión Europea y Acción Exterior del Gobierno vasco consultadas por este periódico. El objetivo del Gobierno vasco es constituir la macrorregión a la mayor brevedad para poder influir en el diseño de ese marco europeo, que está sometiéndose ya a reflexión.

UN ACTO EN NOVIEMBRE

El lehendakari Urkullu asume el liderazgo de esta demanda como presidente de turno de la Comisión del Arco Atlántico, que agrupa a la Asamblea Regional Norte y Oeste de Irlanda, Gales, Normandía, Bretaña, País del Loira, Nueva Aquitania, Nafarroa, la Comunidad Autónoma Vasca, Cantabria, Asturias, Galicia, Norte de Portugal, Lisboa y Valle del Tajo, Alentejo y Andalucía.

El Estado español asumirá la presidencia europea el 1 de julio, y la Secretaría de Acción Exterior vasca, dirigida por Marian Elorza, ha perfilado un calendario que haría posible llegar a tiempo para encajar la macrorregión en el diseño del marco financiero que se está debatiendo en Bruselas. Las fuentes consultadas por este periódico adelantan que Euskadi va a organizar en noviembre un evento sobre la macrorregión, que tendrá lugar en suelo vasco. “Ya está negociado con la presidencia española”, y puede suponer el espaldarazo final para esta reivindicación.

Tras ese acto, la presidencia española quedaría abocada a elevar un mandato a la Comisión Europea para crear este ente. La intención es invitar al evento de noviembre a los secretarios de Estado de los países que tienen que respaldar esta demanda (los estados español y francés, Irlanda y Portugal son los que deben respaldarlo aunque, por otro lado, también juega un papel Reino Unido, que no forma parte de la Unión Europea, pero uno de sus territorios, Gales, estará en la macrorregión).

Teniendo en cuenta que este acto tendrá lugar en noviembre, las mismas fuentes creen que el plazo más realista para iniciar el proceso de creación de la macrorregión es diciembre. Creen que será en diciembre cuando la presidencia española del Consejo de la Unión Europea, dirigido por Pedro Sánchez o por Alberto Núñez Feijóo, elevará un mandato a la Comisión Europea. Este hito marcaría el inicio del proceso, el mandato a la Comisión para que presente en un plazo determinado una estrategia al respecto. Ya existe un trabajo previo, la declaración aprobada en Cardiff el 23 de mayo por el Arco Atlántico que ha expuesto con claridad a Sánchez cuáles son las prioridades y el modelo de organización interna de la macrorregión, con una cogobernanza que sigue el modelo de la alpina.

LA COMISIÓN, AÑO Y MEDIO

¿Y cuánto tiempo necesitaría la Comisión Europea para cerrar todo el proceso? En primer lugar, la Comisión llevaría a cabo un proceso interno de consultas que se suele extender un año pero, en este caso, no sirven del todo los precedentes de las cuatro macrorregiones que ya existen (la báltica, la alpina, la del Danubio y la del mar Adriático-Jónico). La diferencia la marca que el próximo año 2024, en junio, tendrán lugar las elecciones europeas. Por tanto, a la altura de noviembre se constituirá una nueva Comisión Europea, con todo lo que implica un traspaso de poderes. Por ello, las fuentes consultadas matizan que sería más realista hablar de un año y medio.

La Dirección General de Política Regional y Urbana de la Comisión, Regio, gestionaría el proceso. Comenzaría con la apertura de un proceso de consultas con los estados miembros, con el propio Arco Atlántico y con otros entes, además de preguntar al Parlamento Europeo y al Comité de las Regiones. Una vez recibido ese feedback, la Comisión aprobaría una comunicación. En segundo lugar, ese pronunciamiento debería completar otra vez el circuito del Parlamento y el Consejo para recibir su apoyo, aunque es un proceso más bien cooperativo, porque en ningún caso se podría tumbar la propuesta de la macrorregión, al no ser un texto legislativo.

EN PLAZO PARA LAS AYUDAS

Con este calendario vasco, la macrorregión entraría en plazo para influir en el diseño del marco financiero europeo. Desde el Gobierno de Urkullu recuerdan que los marcos financieros del continente tienen una vigencia máxima de siete años, y el actual estará operativo hasta 2027. “A partir del año que viene, estaremos a la mitad del periodo. Esto supone que ya se están revisando todas las políticas de la Unión Europea. La propia Comisión acaba de hacer una propuesta de revisión que plantea más dinero para Ucrania, desarrollar el pacto de migración, utilizar de manera diferente el dinero que se destina a apoyar a las grandes empresas… Estamos en un momento clave para definir lo que va a pasar a partir de 2027. La macrorregión tiene que entrar, debemos tener un marco financiero donde la macrorregión tenga cabida. Si entramos más allá de 2027, ya será una entrada extemporánea”, alertan.

Son dos los factores de contexto que impulsan la urgencia del Gobierno vasco. Uno de ellos es el ya mencionado, entrar a tiempo para el marco financiero. El hecho de contar con una macrorregión no implica por sí solo que se vaya a recibir dinero, pero sí ofrece la oportunidad de influir en los programas que se diseñen, porque permite poner en el mapa que se están tejiendo redes con proyectos estratégicos sobre conectividad y especialización energética, y así el radar europeo detecta ese potencial y se multiplican las posibilidades de que la Comisión Europea lo financie. Esta influencia ya la ejercen otras macrorregiones como la alpina. “Se trata de estar en pie de igualdad con otras macrorregiones”, argumentan.

Al margen de esta financiación por proyectos, las macrorregiones cuentan con una asistencia técnica a cargo del presupuesto de cooperación territorial europeo, pero este dato ya es menor. El segundo factor que justifica la premura es que las decisiones sobre el corredor del hidrógeno y las redes transeuropeas de transporte tienen este mismo plazo de 2027 o uno muy similar.

Si decimos que nos estamos quedando relegados y que Europa está poniendo el foco en Ucrania, es importantísimo que haya una atención al atlántico ahora, porque ahora se está preparando el futuro. Hay que identificar las necesidades de tecnología y reforzar el mensaje de que estamos tejiendo estas redes, para que pueda tener reflejo en los programas que va a identificar la Comisión Europea, para que los financie. Lo que es inaudito es que la Península Ibérica no esté cubierta por ninguna macrorregión”, explican.

SIN ESCOLLOS POLÍTICOS

Esta reivindicación tiene el camino expedito a nivel político. El abanico de posiciones de los estados implicados va desde el convencimiento de Portugal, hasta la actitud no obstaculizadora del Estado francés si las autoridades españolas proponen la macrorregión. Sánchez se ha declarado dispuesto a encauzarla (otra cuestión es la rapidez o el nivel de prioridad que le dé), y tampoco debería provocar una ruptura en este planteamiento un cambio de gobierno tras las elecciones generales, porque el PP, desde la propia Galicia de la que proviene Feijóo, forma parte del lobby del lehendakari. La propuesta es transversal y supera las adscripciones políticas de cada cual, porque hay territorios tanto del PP como del PSOE involucrados en esta dinámica.

El único punto de incertidumbre venía de las regiones de Irlanda y de las reservas que parecían albergar ante este proyecto. Pero la asamblea de Cardiff sirvió para clarificar su posición, que puede resumirse en que no tienen tanta motivación como el resto, porque creen que una estrategia exclusivamente marítima también tiene muchas virtudes y tiene recorrido, pero al mismo tiempo no rechazan de plano la macrorregión y admiten las lagunas que hay en materia de conectividad. Además, que no se hayan manifestado claramente tiene que ver con que dejan la decisión en manos de su Estado, porque su sistema territorial es muy poco descentralizado. También quieren caminar con pies de plomo a la hora de incorporarse a otra organización territorial tras los efectos del Brexit.

ALTAVOZ

La macrorregión es un revulsivo para los territorios del oeste. Puede ser un altavoz que amplifique sus propuestas, ahora que el foco de interés y de las inversiones europeas se está desplazando hacia el este por la futura entrada de nuevos países tras la invasión de Ucrania, y por el Brexit de Reino Unido, que ha dejado al oeste sin un contrapeso clave.

MACRORREGIÓN ATLÁNTICA

LA ÚNICA EN EL ESTADO ESPAÑOL

  • Cubrir un vacío. La propuesta para crear una macrorregión atlántica da también la oportunidad al Estado español de cubrir el vacío que tiene en ese terreno, porque no cuenta con ninguna y, por tanto, no dispone de esa percha para optar con mayor fuerza y capacidad de influencia a los fondos que reparte Bruselas. En la actualidad existen cuatro macrorregiones en la Unión Europea: la báltica, la alpina, la del Danubio y la del mar Adriático-Jónico. La Península Ibérica sufre una laguna en ese sentido, y el Arco Atlántico se encuentra en una posición privilegiada para cubrirla porque sus territorios son quienes más madura tienen la reflexión y la búsqueda de apoyos. En los últimos tiempos se ha hablado también de la macrorregión mediterránea, algo más rezagada en este sentido.
  • En manos del Estado. La mano que tiene que pulsar la tecla para iniciar el proceso con los territorios del atlántico es la de Pedro Sánchez a partir del 1 de julio, cuando asuma la presidencia europea, o Alberto Núñez Feijóo, si se produjera un cambio de gobierno.

12% DE POBLACIÓN

Colaboración desde 1989. Los territorios que integran la Comisión del Arco Atlántico y que quieren convertirse en macrorregión colaboran desde 1989. Agrupan a 60 millones de personas, que representan el 12% de la población de la Unión Europea, con la fuerza que puede dar esta suma para influir en las prioridades de la agenda de Bruselas.

LAS VENTAJAS

Mayor perfil político y más socios. La macrorregión atlántica disfrutaría de una dimensión política mayor y un mejor alineamiento con los fondos europeos, una agenda que trascendería lo marítimo, podría ampliar sus socios a terceros (Gales, tras el Brexit, o cooperar con Canadá), y tener una gobernanza multinivel.

26/06/2023