El lehendakari se prepara ya para la reunión que mantendrá, en una fecha por determinar, con el ministro francés de Transportes, Clément Beaune. Este encuentro ha quedado desbloqueado y encarrilado tras la cita entre Urkullu y el embajador de Francia, y permitirá arrojar luz sobre las verdaderas intenciones del gabinete de Emmanuel Macron con el tren de alta velocidad y sobre los plazos que maneja para la conexión en la muga. Hay dos versiones que no cuadran, y el encuentro servirá para clarificar las posiciones.
Por un lado, el Gobierno español de Pedro Sánchez anunció tras la cumbre con Macron, celebrada en enero en Barcelona, que Francia se había comprometido con el plazo de 2030. Pero la otra parte lo niega. Por ello, Francia defiende que no incumple nada y que no ha faltado a su palabra con su informe sobre las infraestructuras ferroviarias, que no pone fecha a esa conexión Hendaia-Irun y que pospone hasta 2042 el tramo Burdeos-Dax. Pero, en realidad, el Tratado de Amistad y Cooperación que firmaron ambas partes en Barcelona sí apuesta por alcanzar los objetivos fijados por la Unión Europea, y en esos objetivos se habla claramente del año 2030, lo que sí respalda la versión de Sánchez. El propio Parlamento Europeo aprobó ayer en comisión el informe sobre las redes, que ratifica los plazos ya establecidos en los reglamentos 1315/2013 y 2021/1153 y fija la posición de esta institución para la negociación con los estados.
El embajador Jean-Michel Casa aseguró en una entrevista concedida a Europa Press que en esa cumbre con Sánchez nunca se habló de terminar el corredor atlántico en 2030, y que únicamente se asumió tal compromiso con el trazado mediterráneo. Añadió que la nota de prensa publicada por el Ministerio de Transportes de Raquel Sánchez fue "unilateral". Insinuó que la solución puede ser que la Unión Europea ponga el dinero necesario sobre la mesa. Eso sí, el embajador mantuvo un perfil discreto el miércoles tras recibir a Urkullu en Madrid y no realizó declaraciones públicas de ningún tipo ni volvió a remover este asunto.
El presidente español, por el contrario, aseguró al PNV en el Congreso de los Diputados que no solo la ministra había obtenido ese compromiso en su conversación con Beaune, sino que él mismo lo abordó con Macron. Insistió en hacer cumplir a Francia "lo que efectivamente dijo", un matiz y una forma de expresarse que parecía anticipar este cruce posterior de desmentidos. El compromiso se llegó a anunciar en la web oficial.
¿Vendió el Gobierno español la piel del oso antes de cazarlo, o es Francia quien intenta escaparse ahora de la palabra dada? Si se lee entre líneas el Tratado de la cumbre, sí puede interpretarse que Francia se comprometió con el plazo de 2030, no de manera directa y expresa, pero sí dando un pequeño rodeo. El artículo 26 del Tratado de Amistad y Cooperación dice que "las partes reafirman su compromiso de seguir desarrollando las interconexiones entre ambos países para alcanzar los objetivos fijados por la Unión Europea". "Dan prioridad al ámbito de la energía, que tiene un papel clave que desempeñar para profundizar y hacer más resiliente el mercado interior europeo. Las interconexiones de transporte y telecomunicaciones, incluidos los corredores 5G, también serán objeto de intercambios prioritarios en el marco de las redes transeuropeas", añade.
El acuerdo se remite, por tanto, a los "objetivos fijados por la Unión Europea". ¿Qué dicen esos objetivos? Los reglamentos 1315/2013 y 2021/1153 y el informe aprobado ayer por la comisión de la Eurocámara establecen que la red básica debe estar finalizada "a más tardar" o "no más tarde" de 2030. El plazo para la red global es más laxo, 2050. ¿Qué líneas forman parte de la red básica y cuáles de la red global? En el reglamento 1315/2013, se adjunta un anexo con mapas, donde aparece con claridad que la conexión en frontera y el corredor atlántico forman parte de la red básica. Ayer mismo, en la web de la comisión del Europarlamento, en el marco de la información sobre el texto aprobado, se podía consultar el mapa de redes Core Network, las redes básicas, en las que siguen apareciendo el corredor atlántico y la unión en muga.
Las redes básicas se recogen también en la web del Ministerio de Transportes español, donde se mencionan el corredor atlántico y el mediterráneo en esa categoría. No se establece ninguna diferencia entre ambos en términos de plazos o nivel de prioridad, al contrario de lo que hace el Gobierno francés en sus declaraciones públicas. El Tratado de Amistad apuesta por "alcanzar" los objetivos europeos, y esos objetivos hablan con nitidez de 2030. Solo existe un plazo intermedio de 2040 para la nueva red básica ampliada.
Con independencia de lo que se tratara en la cumbre de enero entre los ministros del ramo y entre los propios Macron y Sánchez, lo que nadie cuestiona es que hay un reglamento europeo sobre la mesa que apuesta por ese plazo de manera expresa. La duda radica en qué fuerza puede tener Bruselas para presionar al Estado francés, uno de los socios más potentes del club comunitario. El Estado español quiere que cumpla y, según las fuentes consultadas, Portugal está incluso más interesada, porque la atlántica es su única conexión con Europa. Alemania tampoco lo ve con malos ojos e, incluso, durante los primeros compases de la guerra en Ucrania, alentó las reivindicaciones de Sánchez para abrir un canal de suministro de gas o interconexiones energéticas a través de la península ibérica, en previsión de que Rusia pudiera cerrar el grifo del gas.
La capacidad de Bruselas para presionar a Francia es limitada, y el gabinete de Macron parece haber construido ya un argumentario que pasa por exigir más dinero a Europa si quiere que se cumplan los plazos. El lehendakari tiene también que cerrar una fecha para reunirse con la comisaria de Transportes, Adina Valean, que puede contribuir a poner las cartas sobre la mesa.
LOS MOVIMIENTOS DE MONCLOA
Sánchez todavía no ha movido ficha con este asunto en público, y el peso lo está llevando el lehendakari como presidente de la Comisión Arco Atlántico y de la Comunidad de Trabajo de los Pirineos, aunque no sería descabellado que se esté guardando esa baza para cuando asuma la presidencia de turno del Consejo de la Unión Europea, a partir del 1 de julio. Por ahora, sus movimientos previos se han centrado en otras cuestiones, como la gira para sondear un pacto de migración y asilo, con Chipre, Malta e Italia. Ese pacto migratorio se perfila como la gran prioridad de su presidencia de turno. También ha estado ya en Dinamarca e Irlanda, donde centró el foco en la energía y la transición verde; o en Finlandia, donde abordó la guerra en Ucrania y cuestiones sociales como el reto demográfico.
Lo que sí está al alcance de la mano es que los territorios atlánticos consigan el estatus de macrorregión dentro de la Unión Europea, lo que les daría una mayor visibilidad. Sánchez es sensible a esa propuesta, se espera que eleve un mandato en su presidencia europea, y se ha apalabrado que Francia no ponga ninguna pega. Portugal respalda sin fisuras esta propuesta, y no se prevé ninguna objeción por parte de Irlanda. En cualquier caso, desde Lehendakaritza estiman, por los precedentes que existen, que el proceso podría extenderse cerca de dos años.
Cumbre de barcelona
El Tratado
Artículo 26. El Tratado de Amistad y Cooperación de los estados español y francés establece que “las partes reafirman su compromiso de seguir desarrollando las interconexiones entre ambos países para alcanzar los objetivos fijados por la Unión Europea”. Añade que “dan prioridad al ámbito de la energía, que tiene un papel clave que desempeñar para profundizar y hacer más resiliente el mercado interior europeo. Las interconexiones de transporte y telecomunicaciones, incluidos los corredores 5G, también serán objeto de intercambios prioritarios en el marco de las redes transeuropeas”. El Tratado, por lo tanto, no alude de manera directa a la fecha de 2030 para el TAV, pero sí se remite a los objetivos de Bruselas cuando dice que las partes se comprometen a “alcanzar los objetivos fijados por la Unión Europea”. Esos objetivos están detallados en dos reglamentos que hablan de 2030, y ayer mismo el Parlamento Europeo se ratificó en ese plazo.