El consejero Pedro Azpiazu mantendrá una segunda reunión con los grupos de la oposición el miércoles de la semana que viene en Lakua para abordar los Presupuestos de 2023, unos encuentros que se espera que sean ya bastante esclarecedores. Unas jornadas antes de que se celebre ese encuentro, el lehendakari y Elkarrekin Podemos-IU tuvieron ocasión de tantearse ayer en el debate del Parlamento. El lehendakari pidió a la coalición que sea coherente con el apoyo que sí da a otros proyectos con menor gasto social.
Por un lado, recordó que Podemos pactó las Cuentas vascas de 2020 aunque eran 2.500 millones inferiores a las que ahora se presentan (IU se desmarcó de ese pacto). Por otro lado, argumentó que las Cuentas van a destinar un 76% al gasto social, mientras que los Presupuestos del Gobierno español al que pertenece Unidas Podemos dedican a ese capítulo el 60%, 16 puntos menos. Urkullu siguió apelando a la coherencia y pidió que comparen los datos de estas Cuentas con los Presupuestos de las comunidades en cuyo gobierno participa Unidas Podemos. Se mostró dispuesto a mejorar, pero esgrimió los datos del informe de los directores de los servicios sociales del Estado sobre el año 2021, según el cual el gasto en sanidad y educación en Euskadi fue de 3.265 euros por persona, frente a la media de 2.440 en otras comunidades.
El debate lo suscitó Jon Hernández preguntando al lehendakari hasta dónde está dispuesto a llegar en la negociación, y no admitió que los 511 millones que pide su grupo sean un exceso porque, según dijo, no suponen ni la mitad del dinero que se va a destinar a conciertos con la sanidad y la educación privadas. Dijo que ha habido una recaudación récord y, por tanto, no faltan recursos, e insistió en una revisión de la fiscalidad como compromiso político, al igual que el PNV pide compromisos políticos a Sánchez en las negociaciones presupuestarias de Madrid. Esta última cuestión se la respondió el lehendakari matizando que sí aceptan compromisos políticos, pero dentro de las competencias del Parlamento y el Gobierno, mientras que la fiscalidad es cosa de las Juntas Generales.
Urkullu ofreció su voluntad de acordar, pero en torno a un acuerdo “realista” y “razonable”. Quiso agradecer a Elkarrekin Podemos-IU que no ponga líneas rojas, y el lehendakari añadió que no ve “diferencias insalvables”. El 28 de noviembre termina el plazo para registrar las enmiendas a la totalidad y, para entonces, tendrá que haberse despejado el escenario. La segunda ronda comenzará el miércoles con EH Bildu a las 9.00 horas, seguirá con Elkarrekin Podemos-IU a las 11.00 y terminará con PP+C’s a las 13.00. El Gobierno vasco tiene una mayoría absoluta suficiente, pero quiere intentar un consenso más amplio.
LA OLA DE EH BILDU
Por otro lado, la portavoz de EH Bildu, Maddalen Iriarte, volvió a plantear a Urkullu si está dispuesto a dar pasos para conseguir las herramientas de soberanía necesarias para responder a los retos, y le recordó el choque que se ha producido entre ambos gobiernos por la transferencia de los trenes de cercanías, donde el ministerio, para más señas, pide “realismo” a Euskadi. El lehendakari le respondió que sí está dispuesto a avanzar, pero apostó por una construcción progresiva, puso en valor lo conseguido y un autogobierno que también está dando estos días a Euskadi una presencia creciente en el mundo, y contrapuso esta estrategia al “todo o nada”.
Recurriendo al lema de la ola vasca de EH Bildu en puertas de su manifestación hoy en Bilbao, se preguntó si es una inundación para “arrasar lo existente”, y un “todo o nada que no predican en Madrid”, en alusión a su colaboración con Sánchez.