La escalada de los últimos días entre el colectivo Ertzainas en lucha y los sindicatos de la Policía vasca por un lado, y el Gobierno vasco por otro, se libra en gran medida en el ámbito discursivo, ya que los cauces de negociación siguen abiertos, al menos por parte del Departamento de Seguridad. La advertencia del lehendakari Iñigo Urkullu, el pasado domingo en Arkaute, de que “la Ertzaintza no puede perder el respeto de la sociedad vasca” fue recibida por las centrales en unidad de acción como una “declaración de guerra”, expresión que fue calificada de “dislate absoluto” por el vicelehendakari y consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, que pidió por ello que la retiraran.
Erkoreka afirmó a su vez que ErNE, ESAN, Euspel y Sipe están “atemorizados” por el “movimiento llamado asindical”, lo que ha acabado afectando a las negociaciones en curso ya que las centrales se han visto “forzadas” a levantarse de la mesa. Este extremo fue rechazado ayer miércoles por los sindicatos, que en una nota conjunta le reprocharon que “intenta tutelarnos” y trata de “colocar a los ertzainas a los pies de los caballos”. El propio Urkullu se refirió ayer miércoles de nuevo a esta situación y aseguró, sin citar a las centrales, que en sus intervenciones trata de decir “cosas sensatas, sin la intención de declarar la guerra a nadie”.
Fue durante el homenaje el domingo a los ertzainas fallecidos en acto de servicio, así como de entrega de condecoraciones y felicitaciones al mérito policial, cuando afirmó que “ninguna institución, tampoco la Ertzaintza, puede permitirse el lujo de perder el respeto de la sociedad”, después de que el movimiento asindical haya amenazado con dejar sin cobertura el dispositivo del Tour a su paso por Euskadi.
El jueves de la semana pasada se cruzó además una línea roja durante su protesta frente al Parlamento Vasco. Los concentrados invadieron las vías del tranvía e interrumpieron el servicio ante la pasividad de los ertzainas que estaban de servicio, lo que ha provocado la apertura de una investigación interna por parte del Departamento de Seguridad.
Referéndum en el cuerpo
Mientras, el cauce de negociación entre el Departamento de Seguridad y, según ha reiterado, su único interlocutor válido, los sindicatos, sigue abierto. Las centrales reclamaron ayer miércoles un encuentro con Josu Erkoreka para trasladarle “de primera mano nuestras apreciaciones e impresiones” y llegar a “acercar posturas”. Pero las vías de comunicación son permanentes, por lo que, tras el encuentro del pasado 30 de mayo que se prolongó durante cuatro horas, se celebrará una nueva reunión de la Mesa 125, que tiene un carácter más institucional, cuando las partes fijen una fecha.
“No hemos cortado la comunicación en ningún momento, siempre estamos dispuestos a sentarnos”, reiteraron ayer fuentes de la consejería consultadas. “La interlocución está abierta, contacto permanente y mano tendida al diálogo por los cauces existentes”, insistieron respecto a un proceso que sigue en marcha. Hasta ahora, se han celebrado más de 40 reuniones con la negociación del nuevo convenio sobre la mesa. “Por nosotros no será”, añaden desde Seguridad, que alega que en los últimos años ha habido mejoras sustanciales, también en los salarios.
El elemento distorsionador en este diálogo, Ertzainas en lucha, reclama en cambio un incremento salarial considerable, de 1.100 euros más al mes. Mañana viernes tiene prevista una reunión con los sindicatos en la que, según avanzó ayer miércoles, aspira a alcanzar un “acuerdo histórico”. El mismo pasaría por arrancar a las centrales el compromiso de acudir “hombro con hombro” a todas las movilizaciones, portando juntos la pancarta. También por consensuar el planteamiento a trasladar al Departamento. En el caso de que hubiera dos propuestas, una de los sindicatos y otra del colectivo asindical, plantea someterlas a votación entre los ertzainas. Una vez alcanzado un acuerdo con la consejería, aboga por someterlo de nuevo al visto bueno de todo el colectivo “antes de firmarlo”.