Un abrazo y unas sonoras palmadas en la espalda han certificado este miércoles el feeling que sigue existiendo entre el lehendakari Urkullu y los verificadores del desarme de ETA, con quienes ha mantenido un encuentro en el edificio La Bolsa de Bilbao a petición de este grupo a modo de despedida, ya que no repetirá como candidato del PNV. Urkullu recibió a Ram Manikkalingam y Juan Garrigues, del Dialogue Advisory Group, que jugó un papel clave para que el desarme de ETA de 2017 se cerrara de manera verificable, legal y sin contrapartidas.
Según fuentes de Lehendakaritza consultadas por este periódico, el lehendakari, “después de escuchar sus palabras de despedida y reconocimiento”, les expresó igualmente su “reconocimiento y agradecimiento” a la aportación que realizaron. Tras este reconocimiento mutuo, ambas partes coincidieron en considerar que “el logro del final del terrorismo y los pasos a una sociedad en paz y de compromiso por la convivencia en Euskadi fue el resultado de una obra coral, desde un posicionamiento individual a un gran auzolana social, colectivo”. El propio Urkullu, acompañado por el entonces secretario de Convivencia, Jonan Fernández, también presente en el encuentro, se decantó en aquel momento histórico por dar legitimidad a este grupo, pidió al Gobierno español de Rajoy que no obstaculizara el desarme, e incluso acompañó a los verificadores cuando fueron citados por sorpresa en la Audiencia Nacional.
La escalada mundial
Como segunda conclusión, las fuentes consultadas añaden que “el fin del terrorismo y la violencia se ha consolidado en nuestro país de manera irreversible desde 2018”. Esta imagen contrasta con la preocupación que mostraron ambas partes por el contexto mundial, con la invasión de Ucrania y la crisis humanitaria en Gaza. Ambas partes compartieron su “inquietud y máxima preocupación por la escalada de guerras y conflictos en el mundo y la convicción de que es necesaria una reacción internacional por la defensa de los derechos humanos”. “Por la paz, clara, unida y resolutiva”, sentenciaron tras el encuentro, que escenificó el cierre de toda una etapa donde se puso toda la carne en el asador a favor de la paz.