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Cultura

“Usamos la realidad para poder contar mejor nuestras historias”

En ‘Cementerio de secretos’, el autor introduce un protagonista atípico para un thriller, un lingüista que se sumerge en uno de los episodios más desconocidos de nuestra historia reciente y sin cuya aportación a la investigación nada sería posible
José Antonio Pérez Ledo.
José Antonio Pérez Ledo.

El telón de fondo de esta novela es el Proyecto Islero, aunque por el camino ocurren otras muchísimas cosas. ¿Qué nos vamos a encontrar en Cementerio de secretos?

Cementerio de secretos es la historia de un lingüista, lo cual ya es muy relevante, que es lingüista forense, asesor de la Policía, que es algo que la gente no sabe que existe pero existe. Hay lingüistas que trabajan colaborando con la Policía por ejemplo para el análisis de notas de secuestro, el análisis de llamadas e incluso el análisis de interrogatorios, como el equivalente a pruebas de reconocimiento físico, pero en términos de lenguaje. Este personaje lleva cinco años alejado de ese mundo, se ha ido a vivir a Menorca como un medio hippie cuando le llama un policía de la Udef, de la unidad de delitos violentos, para decirle que le necesitan de nuevo, porque hay un caso que no saben cómo afrontar. Una chica, que desapareció hace 33 años en Madrid, cuando tenía cinco, ha reaparecido ahora en mitad del Sáhara y no habla. Necesitan su talento lingüístico para ver si puede romper esa barrera comunicativa. Y Tirso acepta ese encargo, pero muy pronto va a descubrir que esa chica es hija de una persona que formó parte del proyecto atómico español. Y eso, como el lector intuirá, va a ser muy relevante en la trama. Eso es el punto de partida. 

Y la idea para construir esta novela, ¿cómo surgió? Especialmente la de crear un protagonista atípico para un thriller.

Digamos que hay como dos respuestas a eso. Contar un thriller ambientado en el Proyecto Islero nace porque yo también trabajo en televisión, soy guionista y director, y Canal Historia hace unos años me pidió un proyecto documental para hacer una producción propia española que no fuera la Guerra Civil. Yo les propuse dos historias; una, la participación española en la misión Apolo 11; y la otra, era la de la bomba atómica, la del Proyecto Islero. Optaron por hacer la de la Luna, pero para entonces yo ya me había documentado un montón sobre el Proyecto Islero y para mí era muy evidente que allí había un thriller, que aquello era lo suficientemente extravagante y tenso como para ambientar un thriller. Eso ocurrió en paralelo a que yo conocí a una lingüista forense. Y así se cruzaron estas dos historias. Hay un tipo de thriller de los años setenta que a mí me atrae mucho, que no son policías sino que es gente corriente que se ve metida en un problema que les supera porque no son personas de acción -como no lo es Tirso-. 

A Tirso lo podríamos describir como un Sherlock Holmes de la lengua.

Sí. Tirso no solo es un lingüista forense. Es probablemente el mejor lingüista forense del mundo. Tiene un talento descomunal.

Hablaba del trabajo de documentación. ¿Cómo ha sido llegar a las fuentes, además teniendo una Ley de Secretos Oficiales detrás que impide ver un poco más allá del telón de fondo?

Bueno, la obra es ficción, por lo que a la documentación como escritor de ficción hay que ponerle un tope, porque no somos historiadores ni periodistas. Usamos la realidad para poder contar mejor nuestras historias. En este caso no te creas que fue tan difícil, porque hay poquísimo. Oficial hay mucho, pero no lo conocemos precisamente porque está en el cementerio de secretos, en los archivos de secretos oficiales a los que nadie puede acceder. Y lo poco que hay público está escrito y dicho por el militar y físico que estaba al mando del Proyecto Islero, Guillermo Velarde. Él publicó un libro siendo ya muy mayor, donde contó lo que podía contar del Proyecto, y luego concedió unas pocas entrevistas. Y eso es todo lo que tenemos. 

En esta novela entran en juego también las cloacas del Estado. Su presencia era algo esencial para el transcurso de la novela, ¿no?

Claro. Al final es un thriller de conspiración donde un tipo normal que en su vida ha tenido grandes jaleos se ve perseguido por el Estado para que no saque un gran pastel que el Estado intenta ocultar. Y gracias precisamente al Periodismo sabemos que eso no es ficción, que realmente el Estado cuando tiene que hacer trabajos sucios tiene mecanismos. Y el malo de la novela, que es un personaje que a mí me gusta mucho, no es nadie pero tiene componentes de muchos titulares que hemos leído en los últimos años. 

2023-04-09T16:04:02+02:00
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