El pecio que fue hallado por un paseante en la playa de Ondarreta, en Donostia, a comienzos del mes de septiembre corresponde a un velero de mediados del siglo XV que trasportaba mineral de hierro. Así lo ha confirmado esta mañana la arqueóloga de la Diputación de Gipuzkoa, Mertxe Urteaga, quien, además, ha explicado el proceso de investigación que se ha llevado a cabo desde el hallazgo.
Un proceso muy complicado y a contrarreloj. Urteaga ha explicado que tuvieron que aprovechar 6 días de mareas extraordinariamente bajas, entre el 17 y el 22 de septiembre, para poder acceder a los restos y usar tecnología combinada con artes tradicionales. "Todos los días tuvimos que pelear contra las soluciones de drenaje, terrible", destaca Urteaga quien afirma que tuvieron que utilizar motobombas para drenar el agua y desenterrar el pecio. "6 motobombas y el domingo tuvieron que venir los Bomberos del Bidasoa a echarnos una mano porque ya no había un lugar abierto para alquilar una más".
Testimonio del sector naval vasco
Una vez conseguían acceder a los restos, algo que ocurría solo durante 3 o 4 horas cada marea baja, "se realizaba la documentación mediante fotogrametría" y se volvía a rellenar la zona abierta con sacos de arena "para evitar que la fuerza del mar se llevara por delante los restos arqueológicos". Un equipo de 8 personas trabajaron intensamente en la documentación del pecio hallado.
Estos trabajos les permitieron comprobar que se trataba de una embarcación de 14 metros de eslora, un velero de madera de roble, con casco a tingladillo y forro interior, que transportaba carga mineral de hierro y que navegaba tanto a vela como a remo. Lo han datado hacia mediados del siglo XV. Creen que era una de las últimas naves de estas características antes de ser sustituidas por los galeones y testimonio del peso del sector naval vasco. Según Urteaga "era el último episodio de una construcción naval medieval tan característica de lo que fue el producto de los astilleros vascos durante esa Baja Edad Media, tan rica y tan esplendorosa para los puertos guipuzcoanos!.
En principio, si las corrientes marinas no lo ponen en peligro, el pecio no será extraído. Tras realizarle un tratamiento de protección permanecerá enterrado en el arenal donostiarra de Ondarreta.