Si Álava es una tierra generosa en productos de calidad, uno más se viene a sumar a ese largo listado, los tomates. Y aunque la pandemia del covid-19 ha retrasado muchos proyectos e iniciativas en numerosos lugares, en Valdegovía se ha trabajado sin parar para que dentro de unos meses los tomates hidropónicos de Cultivos Araba estén en el mercado.
–Valdegovía ha vivido la pandemia y todo su proceso de dos maneras diferentes. Por una parte, de una forma natural, porque estamos en un entorno especial y de gran calidad medioambiental y eso nos ha permitido disfrutar más o menos de la pandemia. No hemos estado encerrados en pisos, como en la capital.
Habrá habido también algunos problemas.
–Esa es la segunda parte, porque hemos tenido algunas dificultades, ya que al no tener tantos servicios y no poder trasladarnos a otros entornos, a municipios colindantes y a Vitoria, para poder realizar compras o cuando tienes una necesidad, en ese aspecto sí que lo hemos pasado un poco peor.
¿Han tenido que lamentar la pérdida de vecinos a causa de la pandemia?
–No, la pandemia no ha sido tan dura en ese sentido. Ha sido dura en el sentido de no saber lo que estaba ocurriendo, pero no en el caso de fallecimientos. Además, hasta esta sexta ola, que es cuando donde nos hemos desbordado aquí, hemos estado bastante bien de casos de covid. Muy suaves.
Mientras la pandemia ocupaba la actualidad del día a día, en Valdegovía se trabajaba en la puesta en marcha de una planta de tomates hidropónicos.
–Es que para la zona, es el futuro. Es el futuro de Valdegovía. Se van a crear bastantes puestos de trabajo, aproximadamente unos cien, con lo cual vamos a poder retener a la población. Y además a una población joven. Por eso es el futuro para esta zona. Porque gracias a ello tendremos más niños en la escuela, que es algo que necesitábamos. Valdegovía necesitaba de este impulso, de una empresa que se instale, que cree empleo, que traiga riqueza y que la gente pueda trabajar y diseñar su vida. Con la suerte de quedarse en este entorno maravilloso que es Valdegovía.
Además, gracias a las gestiones del Ayuntamiento se ha logrado que los cursos de formación de los futuros trabajadores se impartan en el valle.
–Es verdad. Nosotros hemos hecho un trabajo muy fuerte desde el Ayuntamiento, en el sentido que hemos tenido que homologar todas las instalaciones para que los futuros trabajadores no tengan que desplazarse a Vitoria o a otros sitios para recibir las clases de formación para este empleo. Lo hemos homologado, son unas aulas muy bien preparadas, adecuadas para poder recibir la formación, con baños. Y para poder realizar las prácticas, también hubo que homologar las instalaciones municipales.
Los tomates estarán pronto en la calle, pero previamente ¿se ha tenido que trabajar en la urbanización del polígono de Tuesta?
–Precisamente en estos momentos están en ello. La empresa está en fase de construcción, que es lo que llamamos la fase 1, con la construcción de los invernaderos, que estarán dotados de alta tecnología y a falta de colocación de cristales y otros elementos proyectados por la empresa. Además se han adecuado los accesos y otras necesidades en el polígono, que se han podido realizar gracias a la colaboración de la Diputación de Álava y Álava Agencia de Desarrollo.
Durante este proceso no han faltado las críticas a este sistema de cultivo que se desarrollará en Tuesta.
–Desde nuestro punto de vista esas críticas no tienen ningún sentido. Es falso que no vayan a tener una excelente calidad. El consumo de tomate hidropónico actual en Euskadi, como en España y en el resto de Europa, el 80% procede de este tipo de cultivos. Lo único que hacen las empresas es dar a la planta lo que necesita y eso lo convierte en un cultivo sostenible. Utilizan el agua y productos contrastados y seguros. Y el único reproche es que es un poco extensivo. Pero es saludable 100%.
¿Es una ventaja que la empresa llegue a Valdegovía con la producción vendida ya a grandes superficies, como es el caso de Eroski?
–Esa es una gran ventaja y un valor. Cuando se hace una inversión de esta magnitud tienes que tener ya el comprador. No puedes aventurarte para hacer una inversión millonaria, como es esta, superior a los 36 millones de euros, y no tener un destino. Todo está planificado para que la empresa garantice su pervivencia en Valdegovía gracia a una planificación previa.
Tomates habrá en septiembre, pero otra riqueza de la zona es la patata. No se ha podido mostrar a través de las ferias, ¿culpa de la pandemia?
–Tenemos mucha confianza en celebrarlas porque ya llevamos dos años sin Feria de la Patata, en celebrarlo. Igual que San Isidro, que también es un día muy especial para el valle y que nos reúne a todos en una comida multitudinaria. Tenemos mucha ilusión en recuperar la vida normal y nuestras ferias.
El futuro que prevé Valdegovía cuenta con más población. ¿Esa es la razón de las nuevas viviendas que se van a construir en formato cooperativa?
–Todo lo que sea vivienda, bienvenido sea. Nosotros, municipalmente, estamos apoyando todas las iniciativas, y más si son de cooperativistas. Las que están en marcha son un proyecto muy novedoso, interesante y nunca se había dado en la zona.
¿Es cierto que todo apunta a que ya hay muchas personas que están interesadas en vivir en Valdegovía? –Es verdad. Hay gente interesada, que se han inscrito y desde el Ayuntamiento trataremos a de agilizar los procedimientos todo lo máximo posible para que estas viviendas puedan ser en breve una realidad.
Además, el tema educativo está perfectamente cubierto.
–Sí, perfectamente. Asimismo, hemos planificado un programa de subvenciones muy importantes, de 2.500 euros, para el nacimiento de niños. Es clave para el futuro que la gente tenga niños aquí, que se queden las familias y que la escuela suba. Tenemos un pequeño problema con los niños que terminan la escuela, porque Valdegovía cuenta con el problema de los desplazamientos a los institutos para seguir estudiando. Por eso estamos peleando para buscar una solución y no se tengan que marchar de aquí, algunos a residir a la capital.
Gorka Salazar ha sido partícipe de muchos de los temas importantes. ¿Qué proyectos tiene en estos momentos?
–Espejo es un sitio de reunión de gente joven. El próximo proyecto será un centro intergeneracional, con pista de pádel, otra de skate y elementos gimnásticos para que todo el mundo pueda utilizarlos. También rehabilitaremos dos viviendas municipales, una para los maestros y otra para acción social.
¿La antigua sede de la Cruz Roja será un centro para emprendedores locales?
–No está claro. Haremos será una rehabilitación para tener una especie de centro, pero no solo para productores locales, sino para todo el mundo. No tenemos ningún edificio municipal en Espejo y queremos destinar ese edificio para todos.