La Real visita hoy al Valladolid dispuesta a seguir rompiendo estadísticas. El equipo de Imanol se encuentra en estado de gracia, como acreditan sus ocho victorias consecutivas. Y esta tarde encara en el Nuevo Zorrilla la oportunidad de conseguir un triunfo liguero en la capital pucelana 20 años después del último éxito allí. Este data de mayo de 2002, y sus circunstancias hablan bien a las claras sobre todo lo que ha llovido desde entonces. Roberto Olabe era el entrenador txuri-urdin. Eusebio Sacristán colgó las botas aquel día. Y marcaron Mikel Aranburu, Iñigo Idiakez y Kovacevic para remontar la diana inicial de Fernando Sales (1-3).
Otros tiempos
No queda ahí la cosa. Si los protagonistas de aquel encuentro ya suponen un indicativo acerca del tiempo transcurrido, hay otro, la situación de la propia Real, que también dice mucho. El club txuri-urdin se hallaba inmerso en una etapa compleja, sufriendo durante tres temporadas consecutivas para lograr la salvación. Aquella fue la tercera, certificándose la permanencia precisamente en el Nuevo Zorrilla. Una semana antes se había dado un paso decisivo ganando al Real Madrid en Anoeta (3-0). La tranquilidad definitiva, mientras, llegó en tierras pucelanas en la penúltima jornada. Sobró la última, en casa contra Las Palmas (1-1). Después, el subcampeonato de 2003 y la participación en la Champions supusieron un oasis dentro de un desierto de problemas.
Recordado varapalo
Precisamente la famosa campaña de la segunda plaza, la del aterrizaje de Denoueix en el banquillo, significaría el comienzo de la mala racha en la capital castellana. La Real viajó allí en el quinto partido de la segunda vuelta, habiendo conocido la derrota en sus dos salidas anteriores: a San Mamés (3-0) y al Benito Villamarín (3-2). Los txuri-urdin dieron continuidad en Valladolid a su negativa trayectoria como visitantes, firmando el que resultó, muy posiblemente, su peor partido del curso: no es que perdieran, es que lo hicieron con estrépito y además encajando goles muy tempraneros. En el minuto 21, el marcador ya reflejaba el contundente 3-0 con el que después finalizó el encuentro.
Seis intentos fallidos
Cabe reconocer que lo llamativo de la estadística global, 20 años sin victorias ligueras en Valladolid, se ve matizado por la escasez de coincidencias entre txuri-urdin y blanquivioletas. Solo han compartido la máxima categoría (no lo hicieron con la Segunda) en seis ocasiones desde el citado 3-0 del subcampeonato. Y el balance de dichos partidos en clave blanquiazul es de seis empates, sin derrotas ni triunfos. Los tres precedentes más inmediatos apuntan a encuentros sin historia, apenas recordados, pero los tres inmediatamente anteriores tienen su aquel. En 2004, una Real que terminó jugando contra ocho no fue capaz de lograr el triunfo que sellara su salvación (2-2). En 2012, con Montanier, se produjo un nuevo 2-2 en cuyo tiempo de descuento José Ángel estuvo a punto de hacer un gol estratosférico desde 60 metros. Y en 2013, ya ejerciendo Jagoba Arrasate de técnico, Claudio Bravo detuvo un penalti postrero que habría significado regresar a casa de vacío.
La excepción copera
Al menos, la Copa del Rey sí ha proporcionado alegrías a la Real en el Nuevo Zorrilla, durante la sequía liguera. El equipo guipuzcoano, dirigido precisamente por un vallisoletano como Eusebio Sacristán, tuvo que medirse a los blanquivioletas en los dieciseisavos de final del torneo del K.O. 2016-17. La eliminatoria, disputada bajo el formato de doble partido, vivió la ida en tierras castellanas, ya que el propio Valladolid militaba entonces en Segunda División. La ida concluyó con triunfo 1-3 de los txuri-urdin, en un duelo que fue noticia por la alineación titularísima que dispuso el de La Seca: Rulli; Carlos Martínez, Raúl Navas, Iñigo Martínez, Yuri; Illarramendi, Zurutuza, Canales; Vela, Juanmi, Willian José. El técnico solo reservó a Mikel Oyarzabal, pues Xabi Prieto tuvo que cumplir un partido de sanción. En la vuelta de Anoeta, la Real solventó el trámite y se clasificó para octavos mediante un empate (1-1).