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Polideportivo

Van Vleuten se regala un arcoíris

La neerlandesa, con el codo fracturado, sobrevive al castigo y sorprende en un final repleto de emoción en Wollongong, donde conquista el Mundial por delante de Kopecky y Persico
La neerlandesa, Annemiek Van Vleuten, celebra su victoria en el podio.
La neerlandesa, Annemiek Van Vleuten, celebra su victoria en el podio.

En medio de la lluvia, para Annemiek van Vleuten brilló el sol en todo su esplendor. En un día que no se aclaraba, que discutía entre el azul tenue y el gris, que no quería desaparecer del cielo, la neerlandesa encontró el arcoíris. Nada se le resiste a Van Vleuten, una ciclista de oro. Todo lo puede. Campeona del Giro, el Tour y la Vuelta, se coronó en el Mundial, una conquista extraordinaria. Sin parangón. Van Vleuten pudo con el dolor y una fractura en el codo derecho para imponerse sobre Kopecky Persico.

Sobrevivió a todo Van Vleuten. Resistió y venció. Lloró de alegría, sorprendida por su logro, una gesta descomunal, mundial. Padeció en cada subida, pero se agarró a la carrera. Le sostuvo el alma. Siguió en pie. Orgullo. Piel de campeona. Eso le concedió la corona. La neerlandesa conocía la senda hacia el arcoíris. La recorrió en 2019. Aquello fue distinto. Su victoria en Wollongong tiene más huella. Emergió desde el tuétano.

Era la gran favorita en Australia, pero una dura caída en el relevo mixto que le fracturó el codo derecho a punto estuvo de dejarle sin dorsal para la prueba reina. Van Vleuten, resiliente, esquivó la fatalidad y se personó en la carrera colgando de la percha de la incertidumbre. A la neerlandesa, campeona de todo, se le desprendía una sonrisa. Estar, resistir, era vencer.

Para sus rivales no era la mejor noticia que un animal competitivo de esa magnitud merodeara en las tripas del pelotón. Depredadora. Su presencia intimidaba, más si cabe en una selección que había monopolizado el Mundial. Cuatro de sus últimas ediciones eran arcoíris naranjas. La pena mordió a Demi Vollering, otra de las estrellas de Países Bajos. Un test reveló positivo por covid. Se quedó sin carrera.

LA ESPERA

La dictadura de los Países Bajos la prolongó Van Vleuten, magnífica de punta a punta. La monarca del ciclismo gestionó la carrera como una grandiosa competidora. Cuando parecía descartada, trabajó para Vos, en el relieve de Mount Pleasant, se hizo gigante. Logró cicatrizar el costurón que provocaron sus rivales. Herida, con el dolor a cuestas, se abonó al sufrimiento. Así logró situarse en el lugar exacto, en el momento decisivo. Inteligente, se arrulló en el retrovisor del grupo de favoritas. “Esperando, esperando para poder atacar”, dijo la campeona. Se detonó. Bala de oro. Francotiradora. Directa al corazón del Mundial.

Para cuando sus rivales lograron entender lo ocurrido, probablemente la descartaron cuando vieron cómo le costaba subir Mount Pleasant, el dolor indisimulable pintado en su rostro, Van Vleuten festejaba una victoria inopinada. Se agarró la cabeza. No se lo creía. “Hoy pensaba ser una gregaria. Mi idea era atacar de otra manera, pero cuando me rompí el codo solo pensaba en ser una gregaria. Disfrutaré este Mundial. Ha sido muy especial”, estableció. Tras ella, en el esprint de las elegidas, Kopecky se hizo con la plata y Persico con el bronce. De oro es Van Vleuten.

En el meridiano de los pasos por Mount Pleasant, a Bäckstedt y a Van de Velde, tanto tiempo fugadas, la británica festejó el arcoíris júnior (campeona de ruta y crono) de su hermana pequeña, se les agotó el metraje. La paz regresó al pelotón a la espera de que los repechos alumbraran la acción. Faltaba foco.

Solo se iluminaban las caras del agotamiento en Mount Pleasant, que servía de bisagra. Apenas se agrietaban dorsales anónimos, entrelazadas las mejores en una vigilancia constante en el frente. La lluvia se personó, tímida, chispeante hasta que se desparramó con fuerza, caprichosa, según el tramo del circuito. Era el anuncio para la pelea.

ESTALLIDO

Adelgazó el grupo por el incordio de las termitas del cansancio. Nunca descansa la fatiga, una célula durmiente que castiga sin desmayo, un metrónomo que no concede tregua. Sarah Roy buscó su opción. Italia le quitó la ilusión. En Países Bajos, donde se apilaban las estrellas, todo saltó por los aires, cuando Niewiadoma provocó el estallido.

La polaca arengó a Liane Lippert, que alteró el orden establecido con un contraataque demoledor. A Van Vleuten, con el codo vendado, le dolieron las costuras. Con Lippert se cosió Longo Borghini, explosivas ambas. Ludwig, Moolman y Niewiadoma se tachonaron al dúo. El quinteto entendió de inmediato que debían colaborar porque era un negocio magnífico el suyo.

Diluviaba para los Países Bajos, obligadas sus luminarias, Van Dijk y Van Vleuten, a perseguir para impulsar a Vos. Remaron con fuerza. El mundo al revés. Australia, en las antípodas. La campana fijó un puñado de segundos de renta para la fuga. A unas brazadas del Cabo de Hornos que suponía Mount Pleasant en la última aparición, se empastaron las mejores, otra vez juntas.

El thriller del Mundial elevó el pulso. Marlen Reusser, bronce en la crono, se activó. Reloj suizo. Las grandes favoritas hombreaban en la desconfianza. Nadie se fiaba. Miradas torvas. Se repitió la escena en el repecho. Cedió Reusser, el engranaje atascado.

VAN VLEUTEN NO PERDONA

Tomaron vuelo Lippert, Borghini Ludwig, Moolman y Niewiadoma. Déjà vu. Después del ensayo del anterior giro, se fotocopió el modelo. El quinteto habló por los codos. Se desgañitaban. Por detrás, el grupo de Van Vleuten y el resto de candidatas alcanzó la fuga en los estertores del Mundial. Un repecho separaba a todas ellas de vestirse de arcoíris antes del mecano del esprint.

Van Vleuten, magnífica su lectura de carrera, se acomodó en la parte trasera, como si aquello no fuera con ella. El resto cayó en el engaño. Olvidó que la emperatriz del ciclismo aún respiraba ambición. No lo sabían. Jugó al despiste. Adormeció al resto, hipnótica su presencia. Surgió, de repente, desde el centro del dolor, con un cambio de ritmo brutal. Así se subió a la cima del mundo. Desde allí, Van Vleuten se regaló un arcoíris.

2022-09-25T08:05:02+02:00
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