La Vuelta´23 ya forma parte de la historia. Ha entrado en ella con brillantez, gracias al espectáculo proporcionado por los ciclistas, que hasta el último metro se han dejado la piel tras un dar cuenta de un extenuante recorrido. Jumbo-Visma ha sabido dominar de principio a fin las tres semanas de una carrera trepidante que ha deparado algo hasta ahora insólito: que tres integrantes de un mismo equipo hayan ocupado el podio al completo en una grande de tres semanas.
Tal honor ha recaído en Sepp Kuss, Jonas Vingegaard y Primoz Roglic, primero, segundo y tercero. El bloque neerlandés acabó por imponerse, pero no el orden jerárquico que tenía prestablecido. Sí en cambio el respeto a un gregario como pocos que ha completado las tres grandes del año y ocupado un protagonismo que le hacía merecedor del último maillot rojo. Además, el norteamericano, que ya se había granjeado por su simpatía el cariño de parte de la afición, ha acabado por ganarse a todo el mundo.
Puede que los egos del danés y el esloveno no hayan estado a tope por haber vencido, respectivamente, en el Tour y el Giro, pero es que además habría resultado injusto que el norteamericano no se hubiera llevado esta Vuelta si se tiene en cuenta los innumerables e innegables sacrificios que le han sido encomendados por el bien del colectivo y con el único propósito de que sus compañeros se llevasen todos los laureles y también los titulares.
Ver a los tres ganadores de las tres rondas por etapas en los tres cajones que conducen a la gloria no ha sido, sin embargo, la primera vez que se ha dado a lo largo de la historia. En El Tour de 1989 Bernard Hinault vistió de amarillo en los parisinos Campos Elíseos flanqueado por el malogrado Laurent Fignon y Pedro Delgado, respectivos ganadores de Giro y Vuelta en aquel año.
El show de Evenepoel
A tan apabullante y, por momentos, insultante dominio de una sola escuadra únicamente le ha podido seguir el talento de Remco Evenepoel, también es verdad que ya una vez se vio lejos de reeditar su triunfo del año pasado. Tras la etapa del Tourmalet, el belga se propuso ganar todas las etapas, lo que era humanamente imposible.
Pero no hizo lo que cualquier otro habría sido capaz de hacer: abandonarse y abandonar la carretera pensando en retos futuros. Ganó en Larra-Belagua, peleó en Lekunberri y en el Angliru, volvió a ganar en La Cruz de Linares, segundo en Guadarrama y dinamitó una última etapa en Madrid que cerca estuvo de ganar. Casi nada. Remco es de otra pasta, está claro.
Los nuestros
Por lo que a los vascos concierne, los siete que comenzaron en Barcelona han logrado acabar. Hasta han conseguido esquivar cualquier clase de desgracias. Protagonismo especial para Mikel Landa, al que por fin se le ha podido ver luchar por algo grande tras varios intentos frustrados. Javalambre y las jornadas asturianas dejaron entrever su indiscutible calidad, aunque Jumbo no estaba por la labor de dejar ni las migajas para otros, salvo Evenepoel. En la pugna por ser el mejor estatal, ha cerrado sus cuatro años de periplo en el Bahrain Victorious terminando quinto, solo por detrás de Juan Ayuso, del que ha quedado a 19 segundos, y ha aventajado en 37 a Enric Mas. Ahora le aguarda el cambio de equipo y también de rol. Ficha por Soudal-Quickstep por dos temporadas para, entre otras tareas, ser fiel escudero de Evenepoel en el próximo Tour.
Del resto, todos se han dejado ver en carrera, y todos con el mismo éxito, el de aparecer con escaso brillo sobre el asfalto mientras veían cómo ganaban los demás, pero nadie podrá reprocharles nada. Jonathan Castroviejo (Ineos Grenadiers) ha sido 60º, Ander Okamika (Burgos-BH) 62º y Jon Barrenetxea (Caja Rural-Seguros RGA) 74º. Imanol Erviti, que entró a última hora en el 'ocho' de Movistar debido al Herpes Zoster que contrajo Carlos Verona y sopesa la retirada a dos meses de llegar a los 40, ha acabado el 78º. Su compañero Oier Lazkano, a quien tras adjudicarse el Campeonato de España de ruta se le ha hecho larga la carrera, el 81º, y Omar Fraile (Ineos) el 115º.