La comunidad de vecinos del portal número 46 de la avenida de la Zurriola, con fachada también a la calle Zabaleta, ha anunciado al gimnasio situado en el bajo del inmueble que recurrirá a los tribunales si no “cesan inmediatamente” las actividades que se desarrollan en el centro deportivo y generan molestias. Según su queja, los ruidos continuos tienen efectos en el descanso del vecindario. Los problemas arrancaron hace ocho años, cuando se puso en marcha el centro deportivo, y han pasado por distintas etapas, pero la comunidad ha optado ahora por la amenaza judicial.
El burofax remitido por la vecindad a los titulares del denominado Crossfit Zurriola asegura que desde 2018 se llevan recibiendo quejas de los vecinos por actividades molestas como ruidos, vibraciones, música elevada, etc... que impiden el descanso de los residentes.
El presidente de la comunidad de vecinos señala a NOTICIAS DE GIPUZKOA que el gimnasio, requerido por el Ayuntamiento tras las quejas vecinales, ha tomado algunas medidas para reducir el ruido procedente de su interior y se han notado algunas mejoras. Sin embargo, recalca, los cambios son insuficientes ya que el ruido por el impacto de la pesas al caer el suelo “es continuo y no cesa”.
Explica que mientras las caídas de las pesas pequeñas al suelo generan un impacto fuerte y se oyen en los primeros pisos de la vecindad, en el caso de las pesas de tamaño grande, la fuerte vibración se amplifica hacia los pisos superiores.
En 2021, la Guardia Municipal visitó el edificio tras las llamadas vecinales y comprobó cómo en un dormitorio se oía “muchísimo” la música del gimnasio, según dejaron constancia los agentes en un informe.
La policía local llevó a cabo mediciones de ruido con música y sin ella. En este último caso, “se escuchaban ruidos de impacto en la estructura del edificio y se percibía vibración causada por algo pesado que pega en el suelo del gimnasio”, según apuntaba el informe policial.
Los agentes también comprobaron que la acción de soltar barras metálicas a cierta altura podía coincidir con los golpes que se oían en la vivienda que denunciaba los ruidos.
El pasado año, después de que el Ayuntamiento ordenase aplicar medidas correctoras para reducir las molestias sonoras, el gimnasio presentó alegaciones por considerar “desproporcionada la clausura en horario nocturno de la actividad del sótano”, solicitada por los vecinos.
Un informe jurídico municipal de mayo de 2022, por su parte, asegura que el Ayuntamiento no puede comprobar en todo momento si los usuarios del gimnasio hacen “los ejercicios de halterofilia como es debido” y destaca que el gimnasio no había dado respuesta a las medidas correctoras solicitadas por la sección municipal de Disciplina Medioambiental.
Perjuicios a las personas
Asimismo, sobre el impacto económico que podrían acarrear las medidas solicitadas por el Ayuntamiento, que rechaza el gimnasio, el informe afirma que “la salud de los vecinos está por encima de dicho impacto” y que “está demostrado que la exposición a niveles de ruido y vibraciones excesivas es causante de servicios y perjuicios en la salud de las personas”.
El representante vecinal alude a la “desesperación de los residentes” de encima del gimnasio y recuerda que han contratado dos informes especializados para medir el impacto de las pesas al caer. La comunidad ha optado por encargar análisis profesionales “que cuestan 2.000 euros” porque la Guardia Municipal carece de aparatos especiales para estas mediciones, dice, y cuando acude no siempre se producen los impactos más sonoros. “Pero no podemos estar todo el rato encargando estudios”, señala el presidente de la comunidad.
Numerosos deportistas acuden a sus instalaciones, tanto a las clases como a las dependencias del espacio conocido como “box” en el que llevan a cabo sus entrenamientos de musculación, con pesas de distintas clases, espalderas y otros aparatos.