Cuando uno accede a la página web oficial de la sección femenina del Lucchese, club italiano que milita en la Serie C, la tercera categoría nacional, se encuentra una estampa idílica, un grupo de jugadoras que sonríen con aires de ambiente festivo. Una oda a la felicidad y el bienestar. Cuando se pincha con el cursor sobre el apartado ‘Noticias’, se puede observar cómo la entidad y sus miembros participan en eventos como el recién celebrado ‘Lucca si intreccia’ (“Lucca –que es la ciudad del club– se entrelaza”), organizado por Auser Filo d'Argento Lucca, Croce See y el centro antiviolencia Luna para rechazar la violencia contra la mujer. El Lucchese parece un modelo ejemplar a primera vista, por lo que transmite su suerte de carta de presentación.
Cuando más adelante se cliquea sobre el apartado de la plantilla, un aviso informa de que la web se encuentra en proceso de actualización, quién sabe si propiciado por la noticia que ha saltado a primera plana: el hecho que denuncia la portera Alice Pignagnoli, privada de sueldo y empleo tras anunciar su embarazo.
La guardameta nacida en la Emilia Romagna hace 34 años trasladó al club su estado de encinta el pasado octubre, pero es ahora cuando ha denunciado en las redes sociales su situación, la del sentimiento de un “juguete viejo que había que tirar” debido a la decisión de ser madre. “Han sido meses muy difíciles. Estar lejos del campo es, para mí, siempre un duelo en toda regla. Entonces, en contra de mis expectativas, encontrarme con un club hostil como el Lucchese, que me perjudicaba como mujer, madre y deportista, me creó una herida profunda. Me sentía sola, inútil, incapaz, un juguete viejo que había que tirar”, denuncia Pignagnoli, que posee un profundo conocimiento del fútbol femenino tras haber formado parte de catorce clubes, entre ellos el Milan de la Serie A, la máxima división en Italia, o haber ganado con el Torres, también de la categoría superior, el campeonato y la Supercopa de Italia.
La portera señala a la dirección del club, librando de responsabilidad por su situación a sus compañeras o el técnico. “El entrenador y las chicas fueron fantásticos, pero el club me dijo que ya no me pagarían a pesar de lo que estaba escrito en el contrato y poco a poco me empezaron a excluir del equipo”, comenta en una entrevista publicada hoy por la cabecera La Repubblica.
“Primero me pidieron que devolviera el material deportivo a pesar de mi contrato hasta final de temporada, luego que liberara mi lugar para dormir y me echaron del equipo sin decir una palabra. Si realmente era necesario excluirme, y no entiendo por qué, al menos podrían decir algo, ya que jugué dos meses para ellos y cumplí con mi parte”, relata Pignagnoli, que posee una relación contractual con el club hasta el próximo 30 de junio.
Según la normativa vigente, que dejó obsoleta la ley que recogía la interrupción del contrato de una deportista embarazada, el Lucchese, que no ha dado explicación alguna por el caso, debe hacerse cargo del sueldo hasta enero, cuando pasaría a hacerse responsable del salario de la futbolista el fondo de maternidad de la Federación Italiana de Fútbol.
Pignagnoli asegura que su situación es totalmente distinta a la vivida cuando comunicó su primer embarazo al Cesena para el que jugaba en aquel momento. “Acababa de llegar allí hace dos meses. Descubrí que estaba embarazada. El club me trató como a un ser humano, me dijeron que para ellos yo era una jugadora importante y que si quería podía quedarme cerca del equipo”, recuerda la jugadora, cuyo contrato fue renovado durante el embarazo.
Licenciada en Ciencias de la Comunicación en la Universidad Libre de Lengua y Comunicación de Milán con una nota de 110 sobre 110, Pignagnoli ansía prolongar su carrera deportiva pese al revés que está sufriendo en el Lucchese. “Estoy trabajando duro para estar lo más en forma posible y volver al campo, aunque será mucho más difícil que la primera vez porque tendré una niña de tres años y el recién nacido. Estoy disfrutando de mi embarazo, luego veremos si alguien quiere darle una oportunidad a una mamá. Quién sabe si habrá un club que tenga la fuerza para ofrecerme un contrato”, comenta, mientras aguarda a la comprobación de si la decisión de ser madre seguirá teniendo mayores consecuencias que las brindadas por el Lucchese.