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Viaje a Moldavia | “Vamos diez aficionados, toca a dos camisetas por cabeza”

La odisea de un hincha de la Real para llegar a tierras moldavas
Óscar Parrondo posa para este periódico en el aeropuerto de El Prat barcelonés. | FOTO: N.G.

Nadie dijo nunca que viajar con la Real Sociedad al margen de la expedición oficial o de los viajes organizados por su agencia fuera sencillo. Que se lo pregunten a Óscar Parrondo, miembro de Maite Taldea, a quien ayer se le torcieron las cosas sobremanera en el ilusionante desplazamiento a Moldavia que había cerrado para apoyar al equipo.

En principio, este hincha tenía todo preparado y con el suficiente margen como para aterrizar a media tarde en Chisinau para una primera toma de contacto con la ciudad donde se disputa el encuentro, al prohibir la UEFA que se celebre en Transnitria por motivos de seguridad. La niebla, el inesperado compañero de viaje que se encontró en la primera etapa, puso contra las cuerdas todo su plan. Al menos, lo que no había perdido era el sentido del humor y las ganas de diversión: “Estos viajes de Conference League me tocan las narices… No podíamos ir directamente hasta Brujas o una ciudad europea a mitad de camino, no”.

Como le cancelaron el vuelo Hondarribia-Barcelona, la tardanza de la compañía en fletar el autobús y otro retraso en Loiu, de donde iba a despegar, provocó que llegara casi sin tiempo a El Prat para enlazar con el avión que le llevaba a Chisinau.Me voy a marcar un Alex Sola por El Prat”, comentaba en pleno esprint por las terminales. Desgraciadamente, al menos por ahora, su carrera no tuvo final feliz: “Ha sido increíble, todavía estaba la azafata y el avión, pero ha llamado al piloto y ha dicho que no. Es una compañía húngara, Wizz Air. Yo en realidad iba a llegar a las 10.00 horas a Barcelona e iba a tener tres horas de margen”.

Para mayor crueldad, el primero de sus dos compañeros de viaje, con el que se iba a encontrar en la Ciudad Condal, alimentó sus esperanzas de llegar a tiempo: “Date prisa, que se ha retrasado un pelín y lo coges. Desde Stoichkov no habían visto correr tanto a alguien como a mí en Barcelona, he ido a toda hostia. Me he saltado la fila del control de pasaportes, me han dejado pasar. Todo para llegar y que me digan en las narices que estaba cerrado. Le he sacado una foto al avión y todo, qué le vamos a hacer. A mí amigo le he dicho que fingiera un ataque epiléptico o algo así. No le ha parecido buena idea...”.

Las emociones fuertes no se acaban ahí, ya que como no tenía ninguna intención de arrojar la toalla, y a la espera de la denuncia que iba a poner y la previsible indemnización que recibiría en un futuro, no tardó en improvisar una nueva hoja de ruta vía Dublín: “Me he tomado una cerveza mientras pensaba a ver qué hacía y he encontrado una alternativa; aunque haya tenido que pagar algo más de dinero, me compensa. Lo peor es que todavía me queda una pequeña aventura. Salgo a las 19.45 horas hacia Dublín y tengo hora y media para embarcar con el otro vuelo. Y no parece sencillo, ya que como es Air Moldova, no sé muy bien por qué, te obligan a salir y a facturar de nuevo. Con mi inglés macarrónico seguro que lo consigo. A mí no me paran. Te aseguro que el jueves estoy en el estadio sí o sí”.

El equipo lo forman tres aficionados. Uno de ellos era el citado con el que se iba a juntar en Barcelona y un tercero de la peña txuri-urdin Alcarreña de Guadalajara, con el que se iban a encontrar ya en Chisinau al partir desde Madrid: “Lo más gracioso de todo es que entre ellos no se conocen. Yo soy el nexo en común. El de Barcelona, que en realidad es de aquí, Yoseba García me dijo que le avisara para ir si algún día le tocaba a la Real un equipo de una vieja república soviética. El otro es Rafa Merino, que se hizo de la Real por Arconada, como tantos otros. Él era árbitro de Segunda B y siempre cuenta que hubo una huelga y le tocó ser linier en todo un Celta-Real Madrid”.

Aunque es un país en zona conflictiva, se van a animar a hacer turismo antes del encuentro: “Nos vamos en autobús a Tiraspol, que es donde debería jugarse el partido. Pasamos todo el miércoles allí y el jueves volvemos a Chisinau para ver el partido. Es hora y media o algo más de viaje. Históricamente, es la zona más interesante de Moldavia. Transnitria es un república autoproclamada independiente y son rusos; el resto de moldavos son rumanos. Incluso hay una frontera artificial en la que te pueden dejar pasar o no. Cuentan con una moneda propia, que son de plástico. Parecen del Monopoly. La zona es un parque temático de la antigua Unión Soviética. Hay tanques por las calles, estatuas de Lenin…”.

Sin miedo

El espíritu aventurero es clave para disfrutar de un viaje a una zona en la que te obliga a estar en guardia: “No nos da miedo. La embajada moldava de Madrid te dice que no vayas, porque no es una zona controlada por ellos. Pero llevan diciéndolo desde hace diez años, no es ahora por la guerra. ¡No creo que caiga ningún cohete justo allí si son todos rusos!”.

Del Sheriff tiene pocas referencias, aunque tampoco parece impresionarle demasiado: “Sé que han cambiado a medio equipo porque mi sobrino me pidió la camiseta del que metió el golazo en el Bernabéu y me he enterado que está jugando en la segunda división alemana. Y era una de sus estrellas. Sheriff es una marca que tiene de todo. No sé mucho más”.

El club no parece tener controlados a los diez valientes que acuden por cuenta propia al país moldavo: “Cuando fui a retirar las entradas me dijeron que solo había 17 peticiones y que se habían recogido trece. Era casi a última hora. Al final me han dicho que solo somos diez. El titular es que nos toca a dos camisetas para cada uno”, dice con gracia entre carcajadas.

“La Real no se ha preocupado demasiado por nosotros, la verdad”. La anécdota que cuenta no tiene desperdicio: “Cuando fui a recoger las entradas, esa tarde me llamaron y me pidieron a ver si podía devolverlas porque se habían equivocado y eran para los patrocinadores. Me imagino que tendrían pinchos y esas cosas. Espero que Aperribay nos haga caso cuando sepa que solo somos diez”.

Parrondo, un auténtico héroe que se merece que le salga todo redondo: “En principio, el avión aterriza a las 4.30 horas, voy a llegar al hotel a despertarles y coger el autobús. Si no llego, me tomaré otra cervecita y pensaré en un Plan C. Lo que es seguro es que voy a ver el partido”. De eso no hay ninguna duda, ya que su prioridad era seguir a la Real por Europa: “Pienso ir a los tres desplazamientos; en Old Trafford lo pasamos impresionante y no me perderé el de Chipre. Ojalá haya más. Mi gran objetivo es hacerme con la camiseta de Silva”. Se la ha ganado.

06/10/2022