El mundo del toro, del clarín y del redondel no es ajeno para Victoria Federica. Tampoco el del pasodoble, el capote o las monteras. ¡Todo lo contrario! Heredera de la gran afición taurina y de esa defensa pro-tauromaquia que siempre han ejercido en público (y en privado) su madre y su abuelo, la nieta del emérito Juan Carlos I ha presenciado más corridas en directo que discotecas ha pisado el díscolo de su hermano, el conocido Froilán. Es más, muy sonado fue su romance hace ya años con uno de los jóvenes (y más atractivos) toreros del momento: Gonzalo Caballero. Pijo, guapo, de derechas y excepcionalmente repeinado (y con casi 100.000 followers en Instagram), ambos se dieron al cariño y al amor hasta que apareció DJ Jorge Bárcenas en la vida de Vic. Porque además de la tauromaquia, a la hija de la infanta Elena siempre le ha gustado más un sarao que comer con las manos.
Y aunque el amor con DJ Bárcenas, que nada tiene que ver con el extesorero del PP, superó los obstáculos de toda una pandemia y parecía convertirse en perenne, lo cierto es que hace meses se desinfló y cada uno tomó caminos diferentes. Él pinchando en discos cayetanas todo el verano, y Victoria apostando por esa profesión cómoda que desea ejercer: la de influencer. Por ello, se le ha podido ver muy cariñosa en Valladolid con el torero peruano Roca Rey, que incluso le dedicó el segundo morlaco de la tarde. Un gesto bruto de amor al que ella le correspondió con “miradas cómplices y más de una caricia”, destacó la crónica taurina de Vanitatis.
Porque todo parece indicar que además de amistad, entre ambos jóvenes ya existe tonteo del bueno. Esos momentos de calor y sofoco en los que a cualquiera se le suelta la coleta. Es más, fue tal la intensidad del momento que, según recogen varios confidenciales, Vic tuvo que ser ingresada de urgencia horas después. Y no por mal de amores. ¡Para nada! La joven fue intervenida por apendicitis. Un posible principio de peritonitis del que ya se recupera estupendamente.