Víctor Esteban (Ezcaray, 1993) se incorpora a la disciplina de Aspe a partir del 1 de julio con un "contrato puente" que durará hasta el 30 de septiembre. Después, la empresa le ofrecerá un "acuerdo de futuro". El riojano fue uno de los manistas no renovados el verano de 2020 por Baiko, junto a Eskiroz, Laso y Mariezkurrena. Este hecho fue uno de los puntos que provocó la huelga de la plantilla bilbaina, que se zanjó con un acuerdo de la Liga de Empresas para ofrecer a los cuatro una propuesta.
Vuelve al profesionalismo.
—Estoy con ilusión y muchas ganas. Agradezco mucho tanto a Fernando Vidarte como a Aspe la opción de regresar. Mi intención es ayudar a la empresa y devolverles esta oportunidad que me han brindado.
También le da las gracias a los compañeros de Baiko, que iniciaron una huelga en octubre para reivindicar su recontratación.
—Por supuesto. Estoy contento de regresar por dos razones: la primera, por empezar una nueva etapa en Aspe con nuevos compañeros y nuevos técnicos, a los que ya conozco de haber entrenado con ellos; y la segunda, por reencontrarme con los pelotaris de Baiko, que son los principales partícipes de que hayamos podido volver. Estoy muy agradecido a ello. Espero disfrutarlo y valorarlo tal y como se merece; sobre todo, después del tiempo que he estado fuera.
¿Qué ha aprendido en los ocho meses que ha estado fuera del campo profesional?
—Este año me ha servido para reflexionar. Cuando no me renovaron no fue solo el salir del profesionalismo, porque estaba siendo un año raro debido a la pandemia y no había casi partidos ni torneos. Me sentí muy arropado por la Federación de La Rioja, ya que me dieron la oportunidad de tener la rutina de entrenamientos. Volví a la base, a los inicios, a estar con gente que vive la pelota con otra filosofía. Es una buena experiencia. En profesionales se vive todo con mucha intensidad, pero la realidad es que somos privilegiados, porque en aficionados hay pelotaris que juegan por pasión y todos los gastos corren de su cuenta. Disfrutan tanto o más que los profesionales.
Continúe.
—Cuando vuelva, lo principal será eso: no tanto pensar en el aprendizaje o en la evolución que creo que puedo tener, sino aprender a disfrutar más de las cosas, saborear cada día, cada entrenamiento y cada situación.
¿Ha recuperado la pasión por la pelota al regresar a la base?
—Nunca la he perdido. A pesar de llevarme grandes chascos y grandes alegrías, siempre he vivido la pelota con intensidad. De hecho, tenía claro que quería seguir disfrutando de este deporte. Al volver al campo aficionado, he intentado ser un ejemplo para todos los que están empezando. Hay vida más allá del profesionalismo.
Quizás no se trate de recuperar la pasión, sino de revitalizarla, ¿no?
—Valoras ese tipo de cosas que quizás desde dentro no se valoran. Me va a servir para ver las cosas desde diferentes prismas. Intentaré analizar mejor y disfrutarlo más.
Cambia de empresa: de Baiko a Aspe. ¿Cómo lo lleva?
—Desde el primer momento, los pelotaris se han portado muy bien conmigo. Respecto a los técnicos, con Jon Apezetxea y Jokin Etxaniz he estado muy a gusto. En cada entrenamiento con Etxaniz me voy encontrando mejor. Me está enseñando muchas cosas y tengo capacidad de aprender. Cuando cambias de aires, tienes que sacar lo mejor de cada entrenador.
Tiene mucha competencia en Aspe.
—Voy con la idea de ser un gran trabajador. Intentaré, como en Baiko, dar lo mejor de mí, cuidarme al máximo y sacar el máximo de mí tanto en los partidos como en los entrenamientos.
"Voy con la idea de ser un gran trabajador, cuidarme al máximo y dar lo mejor de mí tanto en los partidos como en los entrenamientos"