Elegida como la mejor atracción del mundo el pasado año, Cazadores de tornados se ha convertido en el plato fuerte de Futuroscope, el parque temático donde siempre es mañana.
Ubicado en Poitiers (Nouvelle Aquitaine), la espectacular atracción sumerge a los visitantes en el corazón de un tornado gracias a la ayuda de la pantalla led cilíndrica de interior más grande del mundo (470 metros cuadrados) y un torbellino de aire que alcanza los 27 kilómetros por hora y una aventura que cuenta además con numerosos efectos especiales y escenas de los actores en directo que le han hecho ser merecedor del codiciado Premio Thea a la Excelencia, concedido por la Asociación de Entretenimiento Temático (TEA).
La espectacular atracción no es una rara avis en un parque temático acostumbrado a los galardones, como es el caso de El viaje extraordinario, inspirado en La vuelta al mundo en 80 días de Julio Verne, premio a la mejor atracción europea la montaña rusa de Objetivo Marte, que te hace flotar en el espacio (elegido mejor roller coaster de Europa) o La máquina del tiempo de los Rabbids, otra atracción con reconocimiento mundial, en la que viajaremos por la historia con los conocidos y traviesos conejillos de los videojuegos, que también se pasean por el parque para animar a los visitantes.
Para quienes buscan más movimiento, nada mejor que Bailar con los Robots, una atracción con música de DJ Martin Solveig muy similar a la pista de una discoteca en la que unos brazos gigantes articulados de 7 metros de altura agitan una especie de maracas y sobra decir que tú eres las maracas que pondrán a dar vueltas, boca arriba, abajo y de medio lado al ritmo de la música en la atracción en la que se suelta más adrenalina sin levantarse del sillón.
Hay tres niveles de intensidad: uno para los más peques, otro para los animados y el más alto solo apto para valientes. Prueba de su intensidad, se trata de la única atracción que se puede entrar de miranda para después decidir si uno se atreve, o no, a subir. Spoiler: muchos se atreven.
La última atracción en llegar ha sido la de Étincelle y la maldición del ópalo negro, la aventura de una superheroína rescatada del pasado (junto a otros superhéroes del cómic francés que se exponen en la galería de acceso) pero siguen funcionando muy bien clásicos como Arthur, en el que te reducen al tamaño de una mariquita para vivir una aventura gigantesca en cuatro dimensiones o La casa al revés, donde puedes explorar una casa que literalmente está patas arriba.
Todas las experiencias de Futuroscope te llevan a otra dimensión, como la Gyrotour, que asciende a 45 metros y permite disfrutar de una vista insólita del parque, o el Aerobar que se eleva a los 35 metros de altura, con los pies colgando, para sentirte en las nubes mientras tomas un refresco, y así hasta casi medio centenar de atracciones diferentes por tierra, mar y aire.
Una de las atracciones que pasa más desapercibida pero no deberíamos dejar de experimentar es Ojos que no ven, donde todo ocurre prácticamente en nuestra imaginación ya que se nos invita a realizar un circuito por distintas partes del mundo (desde el polo norte a una céntrica calle de Nueva York) caminando absolutamente a oscuras.
Al comienzo de esta atracción, impulsada por la ONCE francesa, nos pedirán que apaguemos el teléfono móvil, el reloj digital y cualquier otro dispositivo que pueda emitir una luz, por tenue que sea, para que, guiados por una persona invidente y apoyando la mano en el hombro de nuestro acompañante, la experiencia sea absolutamente a ciegas. Descubriremos cómo en la única atracción sin piruetas, giros inesperados ni grandes efectos especiales es en la que más inseguros nos podemos sentir.
DORMIR EN MARTE
La sensación de vivir en el futuro no acaba al terminar la visita del parque. Hotel Station Cosmos, el nuevo y lujoso hotel de cuatro estrellas construido a las puertas del parque, parece situarse en el planeta rojo. En su interior, los pasillos son como los de una nave espacial intergaláctica (a muchos les recordará a la nave nodriza de la serie V) y sus 76 habitaciones, a las que no les falta detalle, se asemejan a amplias cabinas espaciales para que la experiencia sea totalmente inmersiva.
La sorpresa final llega a la hora del desayuno, la comida o la cena gracias al Space Loop, un restaurante (abierto también a clientes que no se hospedan en el hotel) donde el idioma no es un problema ya que podemos elegir el menú gracias a una pantalla táctil, y que llegará calentito haciendo loopings por un curioso sistema de raíles desde la cocina a nuestra mesa.
Para quienes buscan un aire más reposado, el parque abrió el pasado verano Ecolodgee, un hotel ecorresponsable comprometido con la energía renovable y la reducción de residuos, donde las 120 habitaciones (todas sin pantalla de televisor y con zona diferenciada para padres e hijos) son como pequeñas cabañas de 27 metros cuadrados en contacto con la naturaleza dotadas de grandes ventanales y una terraza que da al lago o a la zona verde. El desayuno llega igualmente a la puerta en forma de cesto de productos ecológicos y de proximidad.
No es la última incorporación a Futuroscope, que ultima ya la construcción, a su vera, de Aquascope, un gran parque acuático que abrirá sus puertas en 2024 e irá más allá para proponer una experiencia complementaria de grandes piscinas y toboganes para ofrecer la misma espectacularidad que nos tiene acostumbrados y donde la tecnología digital y el agua convivirán ofreciendo una inmersión inédita y sin parangón transformando los espacios con un mundo acuático virtual en constante evolución, y que tendrá en su gran cine acuático uno de sus platos fuertes.