Nada como el crono para radiografiar las entrañas. No existe parapeto ni saco terrero para taparse bajo la mirada inquisitiva de las manecillas, tan incisivas. Todo queda a la vista. También las lágrimas de felicidad que bañaron a Mikkel Bjerg, al fin victorioso en la crono, una modalidad que dominó en sus años mozos.
El danés fue tres veces campeón del mundo de contrarreloj en sub’23. No pudo trasladar esa supremacía al profesionalismo. Siempre se le adelantaba alguien. Por eso, cuando certificó la victoria en la crono del Dauphiné, su bautismo entre los mayores, la emoción le acarició y los ojos, claros, le brillaron, acuosos.
El rostro se le iluminó de dicha. Venció en la crono, de 31,1 kilómetros y logró el amarillo de Laporte. Además de la imbatible sensación de la primera vez, el triunfo del danés se edificó sobre el andamiaje de Jonas Vingegaard, segundo en el examen del reloj.
El campeón del Tour, que lo dio todo y necesitó tiempo para recuperar el resuello, obtuvo un buen ramillete de segundos respecto a sus oponentes a la victoria final en el Dauphiné, que se decidirá en la montaña del fin de semana.
Los engranajes de la maquinaria son imparables, insobornable el reloj. Es un retrato exacto. Vingegaard, campeón del Tour, posó mejor que nadie. Aspecto inmejorable el suyo, brillantísimo el pálido danés, una factoría de vatios. Aunque liviano, Vingegaard es extremadamente potente.
Dejó constancia de ello en un trazado exigente, 31,1 kilómetros, que se presentaba con un repecho y finalizaba elevando el mentón. El danés miró al resto de candidatos al Dauphiné desde las alturas, por encima del hombro. No con desdén. Con superioridad. La realidad del reloj no miente. No hay lugar para el síndrome del impostor.
Landa, penalizado
Nunca lo ha sido Mikel Landa, refractario a la crono. Se le nota demasiado el desapego con la especialidad, incómodo. Landa prefiere las montañas, sentirse libre de las ataduras que exige la modalidad: guardar la postura, la cadencia, resultar aerodinámico, mantener el ritmo, manejarse en la agonía...
Nunca fueron vasos comunicantes. Agua y aceite. Imposible la mezcla. El escalador de Murgia concedió 2:37 respecto al danés, que se testó sin disimulo de cara al Tour. Colocó 45 segundos a Adam Yates, 1:48 a Carlos Rodríguez, 2:20 a David Gaudu, 2:28 a Enric Mas y a Giulio Ciccone.
En un rango similar al de Landa, que pierde 3:00 minutos en la general, se manejó Mas, a 2:43 del danés. Egan Bernal, que se busca después del terrible accidente que padeció en enero de 2022, también perdió mucho tiempo en la crono.
El reloj tampoco se apiadó de Carapaz, penalizado. El ecuatoriano perdió pie frente al reloj. Lo mismo que Gaudu. Todos ellos trataron de minimizar pérdidas. Se defendieron como pudieron. No les fue demasiado bien ante Vingegaard.
Finalizada la crono, al danés le merodeó O’Connor, por debajo del medio minuto, el mejor de los escaladores. Por encima de los 45 segundos se postularon Adam Yates, Daniel Martínez o Jai Hindley.
“Puede que me lo tome con calma en las primeras etapas. Luego, intentaré sacar todo el partido a la contrarreloj, antes de dirigirnos a las montañas”, estableció el danés antes de dar cuerda al reloj del Dauphiné. Vingegaard cobra ventaja.
Critérium Dauphiné
Cuarta etapa
1. Mikkel Bjerg (UAE) 37:28
2. Jonas Vingegaard (Jumbo) a 12’’
3. Rémi Cavagna (Soudal) a 27’’
10. Jonathan Castroviejo (Ineos) a 1:05
49. Mikel Landa (Bahrain) a 2:49
General
1. Mikkel Bjerg (UAE) 12h59:19
2. Jonas Vingegaard (Jumbo) a 12’’
3. Fred Wright (Bahrain) a 34’’
4. Ben O’Connor (Ag2r) a 41’’
37. Mikel Landa (Bahrain) a 3:11