“Vingegaard es la gran estrella, es el gran favorito”. Así despeja la presión Tadej Pogacar, que muestra un perfil bajo, humilde. “Lo mejor sería vestirse el amarillo en la etapa 20, como hice hace tres años, para no tener esa presión durante toda la carrera”. Asegura el esloveno, bicampeón del Tour de Francia, que llega a la gran cita de la temporada apurado, falto de puesta a punto. “No estoy al 100%. No he competido previamente al Tour. Me ha faltado entrenamiento, preparación para estar al 100%”, confiesa. Por ello, considera que compartir el rol de líder del equipo UAE con Adam Yates es positivo: “Hay que tener un plan B”.
Y es que Pogacar arrastra aún secuelas de su fractura de muñeca ocurrida el pasado abril durante la disputa de la Lieja-Bastogne-Lieja. “No está tan bien. Me siento bien sobre la bicicleta, no siento dolor, pero sólo tengo una movilidad del 60 o el 70%. El lunes me hicieron un TAC y sólo dos de cada tres huesos se han curado bien”, explica. No obstante, espera poder apelar a la mente para tratar de suplir las carencias físicas. “No he podido entrenar bien, pero de mentalidad me siento fantástico, muy bien, y espero estar listo”, comenta sobre sus opciones de recuperar el trono de París, de arrebatárselo a un Vingegaard que estará arropado por el poderoso Jumbo-Visma, un equipo que por otra parte no desvía la atención de Pogacar: “No tengo su rendimiento en mente; sólo me centro en mi rendimiento. Además, no sólo se debe hablar del Jumbo, hay muchas más escuadras”.
La decepción de no poder sumar su tercer título del Tour en 2022 espera que le sirva como una experiencia positiva de cara a poder gestionar mejor cada situación de carrera. “Aprendo mucho de una carrera a otra. En el Tour se aprende muchísimo a lo largo de las tres semanas. Este año intentaré hacerlo mejor para poder imponerme. El año pasado podía haber ganado, pero Jonas demostró estar más fuerte en algunos puntos. Este año tendré que estar más concentrado para poder ganar”, manifiesta.
En cuanto al recorrido, revela que en su momento celebró la elección. “Nunca se sabe lo que ocurrirá, porque la carrera la hacen difícil los corredores, no el recorrido, pero conozco bastante bien las dos primeras etapas y también la contrarreloj”, analiza el esloveno, que augura un arranque de la carrera “muy interesante”. “La primera semana es muy dura. Lo tiene todo. Al ver el recorrido estaba emocionado. La lesión me dio preocupación, pero siento bien las piernas”, añade, alegre además por su guardia pretoriana, “un equipo súper fuerte, robusto”, antes de celebrar que “lo hemos pasado muy bien entrenando”, como prueba de la buena sintonía que existe con sus compañeros. Pogacar no esconde que mañana mismo, en Bilbao, se le presentará una etapa “súper explosiva”, “una ocasión para ir abriendo hueco”, “una oportunidad para los que quieren imponerse en la general”, por lo que adelanta que un grupo de diez o quince corredores luchará sin cuartel por vestirse de amarillo.