El Ministerio de Igualdad reúne este martes por la tarde al Comité de crisis para analizar los últimos crímenes machistas que han dejado seis víctimas en 24 horas, con los asesinatos de cuatro mujeres y dos niños, hijos de una de ellas. El Ministerio que dirige Ana Redondo ya tenía prevista la convocatoria de este comité, después de que se produjera la confirmación de siete crímenes machistas en el mes de abril, pero los asesinatos de este fin de semana han hecho más urgente aún si cabe esta reunión.
Así, representantes de las comunidades autónomas en los que han tenido lugar los asesinatos, de los Ministerios de Igualdad, Interior y Justicia, así como de la Fiscalía, y del Consejo General del Poder Judicial, además de la responsable de VioGén, Belén Crego, acudirán a esta reunión para analizar qué ha podido fallar en cada uno de estos crímenes.
Sin embargo para algunos expertos no es este el enfoque adecuado. ¿Hay fallos en el sistema o es el sistema entero tal y como está planteado el que falla? Hemos analizado esta cuestión con el médico forense y experto en violencia machista Miguel Lorente. Profesor en la Universidad de Granada y ex delegado de violencia de género del Gobierno español, es una de las voces más autorizadas y reconocidas respecto a lo que realmente las instituciones deben hacer.
"Falla la manera de entender la violencia de género y lo que significa", subraya este experto que considera que no nos estamos haciendo la pregunta adecuada. "Lo de este fin de semana no es diferente a lo que hay otros días. La violencia de género es continuada y extendida desde el primer momento. Es lo habitual", señala. No se trata por lo tanto de que haya más asesinatos en un fin de semana y que por eso pensemos que algo está fallando sino que falla el enfoque y dónde estamos actuando.
En este sentido critica que se haya puesto todo el empeño en la denuncia. "La clave no está en la denuncia. Llevamos 20 años con denuncias. Estas mujeres llevan años siendo maltratadas por la construcción cultural de la sociedad. La denuncia, por supuesto, pero hay que fijarse en la prevención y a la detección. Actuar en los servicios sanitarios", explica y pone como ejemplo que las mujeres víctimas de la violencia machista tienen problemas de estrés o problemas cardiovasculares y metabólicos que pueden ser detectados en el ámbito de la salud.
Y es que en este sentido entiende que hay que tomar una decisión sobre el objetivo de la actuación de las diferentes administraciones. "Tenemos que decidir si castigar a unos pocos maltratadores denunciados o actuar sobre el 100% de las víctimas. Son compatibles pero decidamos. Si solo actuamos sobre ellos permitiremos que el 85% de las mujeres sigan en las mismas circunstancias", denuncia Miguel Lorente.
Pero el sistema no sólo presenta grietas en cuanto al enfoque sino también en las medidas que se adoptan ante una denuncia por violencia machista. "En el 15% de las víctimas que denuncia el enfoque es insuficiente. Ponemos medidas como en el caso de Cuenca en el que la medida de protección de la víctima se basa en la voluntad del agresor. Tenemos que actuar sobre el 100% de las mujeres, las que denuncian y las que no", reclama.
Problema estructural
Junto a esto, considera que la sociedad no ve igual unas muertes que otras y destaca ningún grupo específico sufre tantos homicidios al año. "No tenemos ningún grupo terrorista que asesine a 60 personas. Para la sociedad sería inadmisible si fueran 60 periodistas, taxistas o médicos. La sociedad no lo permitiría. Llevamos muchos años desde 2003 con esas 60 mujeres asesinadas de media y ni la sociedad ni las instituciones responde. Es el problema más grave que tenemos", insiste.
Considera que es un error, por ejemplo, hablar de violencia de género y violencia vicaria como dos realidades separadas. "La violencia de género incluye a otras personas, no sólo a la mujer. Se usa a los hijos, familia o amigos, cualquiera para producirle daño", explica. "Si no entendemos que tiene esas características cuando se produce un homicidio de los hijos, y decimos que son hombres que matan y no lo vemos como violencia de género lo desvirtuamos", añade.
Insiste en que la misión del Estado debe ser adelantarse a las intenciones de los agresores que van "rumiando" qué hacer contra sus víctimas y que viendo que otros llevan a cabo los asesinatos se sienten reforzados e identificados. En este sentido advierte sobre los mensajes que están recibiendo los hombres más jóvenes reforzando la masculinidad de tiempos pasados porque, resume, "es lo más fácil" para ellos y calan mensajes como "siempre ha sido así". "Están cuajando, no son casualidad, refuerzan sus privilegios. Vemos como hay chicos de 15 a 24 años que dicen que si la violencia es de poca intensidad no es un problema. Utilizan la trampa de la cantidad", remarca.
"En mi trabajo como médico forense me lo decían las víctimas. Me pega lo normal pero hoy se ha pasado", explica respecto a la visión de las víctimas que también, subraya, caen en la trampa de la intensidad. A esto hay que sumar, añade, que hay muchos chicos que viven en hogares donde hay maltrato. "El 20% de los menores de 18 años de toda la población. No solo es el porno, las canciones sino que interiorizan lo que es la violencia y normalizan esa circunstancia", señala.