El Centro de Exposiciones Fundación Vital acoge desde este jueves una exposición a título póstumo de Paz Espada, una de las acuarelistas más importantes del Estado, con importantes premios y reconocimientos.
La obra de Paz Díaz de Espada es muy extensa y abarca todo tipo de facetas dentro de esta técnica, pero lo que mejor la define es su creatividad y su propio estilo, que identifica perfectamente sus creaciones. La muestra es un homenaje de la Agrupación Vasca de Acuarelistas, a la que pertenecía, que busca reconocer no solamente a la artista sino sobre todo a la persona que fue.
La acuarelista, pintora y grabadora (Vitoria-Gasteiz, 1931) murió en 2021, con cerca de 90 años. Muy premiada y “muy humilde” según quienes la conocieron se formó en la prestigiosa Escuela de San Antonio de la Florida de Madrid. Posteriormente continuó sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios de su ciudad natal, en las clases de modelo vivo impartidas por Rafael Lafuente y se familiarizó en las técnicas de estampación gráfica con Alex Van Hoey, conocimientos que amplió con las enseñanzas de Ignacio Chillida y Lauren Aliende.
Residió durante muchos años en Madrid hasta que se estableció definitivamente en su Vitoria-Gasteiz natal a principios de la década de los 80. Aquí tuvo lugar su primera exposición individual, en 1982 en una de las salas expositivas de Fundación Vital. Y aunque expuso con frecuencia en la capital alavesa, su obra pudo verse también en galerías de Madrid, Bilbao, Zaragoza, Burgos, Marbella, Benidorm, Tánger, Mieres o Francia.
Además de la Agrupación Vasca de Acuarelistas, Paz Espada formó parte de los grupos Haitzea y Línea 98.
A pesar de practicar distintas técnicas, Paz Espada destacó especialmente con la pintura al agua, con la que recibió numerosos galardones como la segunda medalla en el Certamen de Bellas Artes de Madrid, la mención honorífica en la Nacional de Acuarela o la Primera Medalla de Acuarela y el primer Premio Ayuntamiento de Madrid en el LXII Salón de Otoño, entre otros.