La reciente Semana Santa, la más normal de los últimos tiempos, ha animado al sector hotelero y hostelero de Plentzia. En especial, ha sido este último el que ha notado la pasión de estas fechas. Tanto la Casa de Marinos Uribe Kosta como el Kaian –que son hoteles y restaurantes– realizan una buena valoración de la actividad en las pasadas vacaciones. En el caso del Hotel Boutique Bahía de Plentzia, el balance es aún más positivo, ya que tanto las habitaciones como las mesas del comedor han estado completas de jueves a domingo. "Estamos muy contentos", constata la gerente, Inma Allende.
La villa plentziarra abrió sus brazos para recibir a turistas y, sobre todo, a personas de Bizkaia que decidieron ir a pasar algún día allí. "Hay ganas de salir, de comer y de beber", considera la responsable del Bahía de Plentzia. Eso sí, tanta subida de precios, tantas malas noticias y tantos augurios pesimistas hacen mella en la clientela, en su bolsillo y en sus previsiones, tal y como lo perciben los directores de la Casa de Marinos, Miren Jauregi; y del Kaian, Juan Antonio Zaldua. "Sí se nota que la gente no es tan espléndida, que tiene un poco de cuidado, porque con la subida de precios de todo, la inflación... Y tanta noticia negativa se nota; la gente mira más el dinero. Antes igual era: ya que salgo, pues venga, sin tantos miramientos... Ahora hay que hacer más cálculos. En vez de tomarme el pescado de tanto, me decanto por este otro", señala Jauregi. "Todas estas noticias negativas frenan a la gente, el bolsillo está tocado y también hay determinadas noticias que crean dudas y la gente piensa en guardar los ahorros un poquito", coincide Zaldua. Pese a ello, ambos están satisfechos con los resultados cosechados en Semana Santa. "Ha ido bien, no nos podemos quejar. Teníamos todo reservado en el restaurante desde el lunes, todo ocupado para los días festivos, salvo para el lunes. En el hotel, no hemos llegado a niveles de antes de la pandemia, porque ha habido cancelaciones. Pero la gente sí se ha animado", describe la directora de la Casa de Marinos.
La hora del marianito y de las rabas, con la lluvia ausente, fue muy potente. Y ese muro que mira a la ría desde el paseo donde está la Casa de Marinos y también, desde hace poco, el Hondartzape –el asador de Astondo, en Gorliz, que tuvo que ser derribado– se llenó de vida. Hubo menos movimiento, en general, en la zona del puerto, donde se asienta el Kaian. "Ha sido una Semana Santa que ha estado bien, pero el año pasado, que se quedó más gente aquí, se sintió más regularidad a lo largo de todos los días, se vio más actividad diaria. Esta vez, creo que la salida de gente ha sido más fuerte que la entrada. Hablo a nivel de restauración porque nuestro hotel es chiquitín y las habitaciones se cubren fácil. En ese sentido, la ocupación ha sido prácticamente igual y la restauración ha sido más irregular", resume Zaldua.
Mejor impresión ha tenido Allende desde el céntrico Bahía de Plentzia. "Tenemos un restaurante para 120 comensales y todos los días, salvo el lunes, ha estado completo, incluso, hemos tenido que decir a la gente que no. Y durante, todas las noches, el hotel ha estado completo. Creo que si tuviéramos más habitaciones, las habríamos ocupado. Ahora, esta semana, también tenemos una ocupación de un 75%. Así que no me voy a quejar", comenta Allende, que también baraja "muy buenas previsiones" para mayo y junio "entre las comuniones y celebraciones familiares".
Desde la oficina de turismo de Plentzia aún están recopilando los datos, pero, en principio, hablan de una buena Semana Santa. "Ha habido movimiento, pero aún no se ha recuperado del todo", indica Ainhoa Claro, que eso sí, se muestra "optimista" de cara a la temporada de verano.